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Los perros de la guerra están sueltos una vez más
Por Vijay Prashad
El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas
consiste en quince miembros: cinco de ellos son miembros permanentes con
poder de veto (China, Francia, Rusia, Reino Unido y Estados Unidos) y
los otros diez miembros son elegidos por periodos de dos años. La
presidencia del consejo rota mensualmente. Este mes —mayo— la
presidencia del consejo […]
En consecuencia, hacemos un llamado a Jokowi a usar la semana final de su presidencia del Consejo de Seguridad para ponerse a la altura del legado de Sukarno, denunciar las violaciones del derecho internacional por parte de EE.UU., y comenzar a reconstruir la solidaridad del Sur global.
Khamid Istakhori, secretario general de Federasi SERBUK.
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En junio se publicará nuestro Dossier 17 sobre el ataque a Venezuela y el concepto de guerra híbrida. Este dossier es producido conjuntamente por nuestras oficinas de São Paulo (Brasil) y Buenos Aires (Argentina). Es una evaluación exhaustiva sobre la naturaleza de la Guerra sobre Venezuela, una de las cuatro guerras que John Bolton —el asesor de Seguridad Nacional estadounidense— está ansioso por emprender. Mientras nuestras oficinas preparaban el dossier, nuestro equipo en Buenos Aires organizó un seminario para discutir la traducción al español del libro de Andrew Korybko sobre la guerra híbrida.
El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas consiste en
quince miembros: cinco de ellos son miembros permanentes con poder de
veto (China, Francia, Rusia, Reino Unido y Estados Unidos) y los otros
diez miembros son elegidos por periodos de dos años. La presidencia del
consejo rota mensualmente. Este mes —mayo— la presidencia del consejo la
tiene Indonesia, cuyo representante permanente es el diplomático Dian
Triansyah Djani. El presidente de Indonesia es Joko Widodo, conocido
como Jokowi. Khamid Istakhori, secretario general de la Federasi SERBUK
—una gran federación sindical en Indonesia— escribió una carta abierta
al presidente. Le pide a Jokowi que use la presidencia de Indonesia en
el Consejo de Seguridad para denunciar las violaciones al derecho
internacional contra Venezuela. Khamid nos envió esta carta, que
constituye el núcleo del boletín de esta semana. Por favor lean sus
palabras abajo:
«No se han reunido en un mundo de paz, unidad y cooperación.
Enormes abismos separan naciones y grupos de naciones. Nuestro infeliz
mundo está desgarrado y torturado, y los pueblos de todos los países
caminan temerosos porque, sin que ellos tengan la culpa, los perros de
la guerra están sueltos una vez más.»
Estas fueron las palabras con que el presidente de
Indonesia Sukarno abrió la primera Conferencia Afro-Asiática en Bandung
en 1955, que sentó las bases para la formación del Movimiento de Países
No Alineados (MPNA), la institución política clave que por décadas llamó
a la emancipación del Sur global.
Mientras los tambores de guerra suenan cada vez más fuerte
en Caracas y Washington, hacemos un llamado al presidente de Indonesia
Joko Widodo —presidente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas
en mayo de 2019— a usar su posición para pronunciarse por un mundo de
paz, unidad y cooperación, y denunciar las violaciones al derecho
internacional que ha cometido Estados Unidos en su campaña para
desestabilizar a Venezuela.
El presidente de Indonesia Jokowi en la Conmemoración de la Conferencia Afro-Asiática, 2015 |
En numerosas ocasiones este año la oposición venezolana ha
intentado hacer un golpe de Estado contra el gobierno democráticamente
elegido del presidente Nicolás Maduro, siempre con asistencia de EE.UU.
Por ejemplo, el 28 de enero de 2019 Estados Unidos emitió una Orden
Ejecutiva reconociendo al líder opositor Juan Guaidó como presidente
interino. Simultáneamente, ha intentando usar alimentos y ayuda médica
para aliviar el sufrimiento impuesto por las sanciones de su propio
régimen. Este régimen, diseñado para estrangular a la economía
venezolana, le cuesta a Venezuela USD 30 millones por día. En
comparación, un reciente equipamiento de ayuda que Estados Unidos
intentó enviar llevaba solo USD 20 millones en suministros; menos de los
costos de un solo de día de sanciones.
Las sanciones estadounidenses —que han congelado USD 30 mil
millones de activos venezolanos en EE.UU. y han causado al país
pérdidas por un valor de USD 23 mil millones desde agosto de 2017 hasta
diciembre de 2018— han golpeado directa y principalmente al pueblo
venezolano. En un reporte para el Consejo de Derechos Humanos de la ONU,
Alfred de Zayas sostiene que las sanciones fueron un acto consciente
que debe ser considerado como un crimen contra la humanidad.
En un artículo reciente Weisbrot y Sachs plantean que han
“reducido la ingesta calórica general, aumentado las enfermedades y la
mortalidad (tanto para adultos como niños), y han desplazado a millones
de venezolanos que han huido del país como resultado del empeoramiento
de la depresión económica y la hiperinflación”. Estiman que las
sanciones —ilegales tanto para el derecho estadounidense como para los
estatutos de la Organización de Estados Americanos— han causado un
estimado de 40.000 muertes civiles entre 2017 y 2018 y han alcanzado el
límite de la definición de “castigo colectivo” de la Convención de
Ginebra.
Más recientemente, la policía estadounidense ha forzado la
entrada a la Embajada de Venezuela en Washington —una clara violación
del artículo 22 de la Convención de Viena sobre Relaciones
Diplomáticas—, arrestando a sus ocupantes y entregando el recinto a la
oposición venezolana.
Caracazo, 1989, Francisco ‘Frasso’ Solórzano |
Mientras Estados Unidos ha expresado enfáticamente su
oposición a las violaciones a los derechos humanos, sus acciones han
estado motivadas por el deseo por destruir la Revolución Bolivariana de
Venezuela y el impacto que ha tenido en limitar el acceso estadounidense
a los recursos de la región, particularmente al petróleo venezolano.
Además de mejorar las condiciones de vida de millones de pobres y
desposeídos, la Revolución Bolivariana abrió una nueva dirección para la
solidaridad en el Sur global.
Venezuela se unió al MPNA en septiembre de 1989 solo meses
después del Caracazo, una ola de protestas en respuesta a las reformas
económicas neoliberales. El Caracazo se desencadenó por el alza del
precio del petróleo luego de que el recién electo presidente de centro
Carlos Andrés Pérez retirara los subsidios.
El Caracazo fue un punto de inflexión clave para Venezuela.
Desde la cama de un hospital el futuro presidente Hugo Chávez observaba
la violencia que se desplegaba mientras cientos (quizás miles) eran
asesinados por el aparato de seguridad del estado en lo que Chávez más
tarde llamó un “genocidio”.
Tras ganar las elecciones de 1998, el gobierno de Chávez
utilizó las rentas del petróleo para beneficiar al pueblo de Venezuela
(y a los otros países que luego se unieron al proyecto bolivariano),
reduciendo la pobreza, aumentando los salarios y mejorando el acceso a
alimentación, salud y educación. En 2002 Chávez y sus leales partidarios
militares defendieron exitosamente la Revolución Bolivariana contra un
golpe orquestado por Estados Unidos.
El sucesor de Chávez, Nicolás Maduro, ha buscado continuar su legado.
Ha ganado numerosas elecciones democráticas a pesar del hecho de que su
liderazgo ha sido puesto a prueba duramente por el colapso de los
precios del petróleo, que constituyen aproximadamente un 95% de las
exportaciones venezolanas. Estados Unidos y la oposición venezolana han
aprovechado esta oportunidad para socavar el proyecto ideológico de la
Revolución Bolivariana y acceder a la riqueza petrolera de Venezuela.
Comunistas en Indonesia arrestados por la junta militar, 1965 |
Las acciones perpetradas contra Venezuela despiertan
recuerdos difíciles para muchos indonesios. Documentos desclasificados
el 2017 demuestran que en lugar de solo “quedarse al margen” mientras
aproximadamente medio millones de civiles eran masacrados por el general
Suharto y sus tropas en 1965, Estados Unidos estaba involucrado
activamente en difundir la narrativa que justificó la violencia.
A pesar de que la dictadura militar terminó formalmente en
1998, el legado del control militar todavía pesa sobre Indonesia. Por
años continuó recibiendo ayuda militar estadounidense y siendo un
participante activo en ejercicios de entrenamiento militar de Estados
Unidos. El ex presidente Susilo Bambang Yudhoyono incluso pasó un tiempo
entrenando en la “Escuela de las Américas” de Fort Benning, el infame
campo de entrenamiento donde los golpistas latinoamericanos
perfeccionaron sus habilidades por décadas.
Marsinah Menggugat fue una organizadora de una fábrica en Indonesia,
asesinada hace 26 años este mes por la dictadura de Suharto. “Ellos
juegan con los números”, dijo. “Nunca consideran si un número de números
puede humanizar a un trabajador” – Mereka bermain diantara angka-angka.
Mereka tidak pernah mempertimbangkan apakah sejumlah angka mampu
memanusiakan seorang buruh. Arte por Ivana Kurniawati |
El presidente Jokowi es el primer jefe de Estado separado
de ese legado. Jokowi fue reelegido al derrotar ampliamente el líder de
la oposición Prabowo Subianto (el candidato militar y yerno de
Subianto). Esta victoria demuestra que el pueblo de Indonesia ha
rechazado nuevamente las políticas de la guerra y el conflicto a favor
de una democracia más tolerante.
Hasta el momento Jokowi se ha mostrado reacio a tomar una
postura firme sobre Venezuela, más allá de expresar preocupación y
promover el diálogo político entre las partes. Sin embargo, aunque
Indonesia dice respetar el principio de no interferencia y no interviene
en los asuntos internos (restringiendo sus comentarios a la ayuda
humanitaria para los desplazados), ha fallado en pronunciarse contra la
constante interferencia y violaciones del derecho internacional que
estamos viendo en Venezuela.
Como cuando Sukarno habló en Bandung, los perros de la guerra están
sueltos de nuevo, y tienen sus dientes firmemente adiestrados en
Venezuela. Solidarizamos con las clases trabajadoras de Venezuela, y
apoyamos los pasos tomados por el presidente Maduro para superar la
crisis.En consecuencia, hacemos un llamado a Jokowi a usar la semana final de su presidencia del Consejo de Seguridad para ponerse a la altura del legado de Sukarno, denunciar las violaciones del derecho internacional por parte de EE.UU., y comenzar a reconstruir la solidaridad del Sur global.
Khamid Istakhori, secretario general de Federasi SERBUK.
**
En junio se publicará nuestro Dossier 17 sobre el ataque a Venezuela y el concepto de guerra híbrida. Este dossier es producido conjuntamente por nuestras oficinas de São Paulo (Brasil) y Buenos Aires (Argentina). Es una evaluación exhaustiva sobre la naturaleza de la Guerra sobre Venezuela, una de las cuatro guerras que John Bolton —el asesor de Seguridad Nacional estadounidense— está ansioso por emprender. Mientras nuestras oficinas preparaban el dossier, nuestro equipo en Buenos Aires organizó un seminario para discutir la traducción al español del libro de Andrew Korybko sobre la guerra híbrida.
Tras siete duras semanas, los resultados de la elección
para el 17º Lok Sabha (parlamento) de India ya están publicados. 900
millones de votantes estaban registrados para votar en 542
circunscripciones. El partido de ultra derecha, BJP, ganó la mayoría de
los escaños y formará el gobierno una vez más. Es un hecho aleccionador
que la ultra derecha continúe ganando terreno alrededor del mundo. Esta
no es una historia solamente sobre India, ni una historia que pueda
explicarse mediante una inmersión empírica solo sobre las realidades
indias. Es una historia global, desde Australia hasta Brasil. Requiere
una evaluación detenida de las fuerzas estructurales de la globalización
y la fragmentación social que estas han producido.
La semana pasada estuve en Dublín (Irlanda), donde hablé en
un evento del Partido de los Trabajadores por las elecciones del
Parlamento Europeo. En este evento hablé sobre cómo la ultra derecha no
aborda los graves problemas en nuestro mundo, sino que se apoya en las
tensiones de la sociedad para formar su bloque electoral.
Debemos prestar atención a estas realidades estructurales
tanto como debemos entender el cambio sociológico en nuestras sociedades
como un resultado de los procesos de globalización.
Durante este año haremos un dossier sobre los resultados de
las elecciones indias, así como continuaremos nuestras investigaciones
sobre la idea de “democracia” en nuestros tiempos.
La Tricontinental
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