El
polémico desfile militar propuesto por el presidente de EE.UU. para
este 4 de julio costará a los contribuyentes norteamericanos decenas de
millones de dólares.
Este jueves se celebrará en Washington D.C., la capital de EE.UU., el 243.º aniversario del Día de la Independencia, un festejo civil que en los años anteriores se limitaba tradicionalmente con barbacoas y fuegos artificiales.
Pero el mandatario estadounidense, Donald Trump, anunció el pasado lunes que la celebración de este año será una “ocasión más especial”, ya que contará con sobrevuelos de bombarderos y aviones de combate, un desfile de tanques militares y maquinaria bélica, y un discurso del mismo mandatario desde las gradas del Monumento a Lincoln, en Washington.
“Vamos a tener un gran 4 de julio en Washington. Será como ningún otro. Será especial. Y espero que mucha gente venga, será sobre este país y será un saludo a EE.UU.”, explicó Trump en declaraciones a periodistas en el Despacho Oval, en la Casa Blanca.
Pese a que Trump afirmó que el costo de esta maniobra militar será “muy pequeño”, un informe publicado ayer miércoles por el diario estadounidense The Washington Post detalló que en realidad este podría llegar a varios millones de dólares, tomando en cuenta que el costo de operar una sola de esas aeronaves va de los 10 000 dólares la hora, en el caso de los cazas F/A-18, hasta unos 140 000 dólares por hora para los bombarderos B-2.
La revelación ha causado indignación entre los activistas y ciudadanos estadounidenses, que critican que Trump está politizando y militarizando esta celebración históricamente no partidista, a favor de su campaña de reelección en las presidenciales de 2020.
Esta polémica ceremonia corresponde a la primera participación en décadas de un presidente estadounidense en un evento tradicionalmente apolítico y la primera vez que se realiza un desfile militar en la capital del país desde 1991, cuando se conmemoró el fin de la llamada Operación Tormenta del Desierto.
El febrero de 2018, Trump dio instrucciones para la planificación de un desfile militar de grandes proporciones en la capital, una idea que propuso por primera vez tras asistir en 2017 a las celebraciones por el Día de la Bastilla en París (capital francesa).
myd/lvs/rba
Este jueves se celebrará en Washington D.C., la capital de EE.UU., el 243.º aniversario del Día de la Independencia, un festejo civil que en los años anteriores se limitaba tradicionalmente con barbacoas y fuegos artificiales.
Pero el mandatario estadounidense, Donald Trump, anunció el pasado lunes que la celebración de este año será una “ocasión más especial”, ya que contará con sobrevuelos de bombarderos y aviones de combate, un desfile de tanques militares y maquinaria bélica, y un discurso del mismo mandatario desde las gradas del Monumento a Lincoln, en Washington.
“Vamos a tener un gran 4 de julio en Washington. Será como ningún otro. Será especial. Y espero que mucha gente venga, será sobre este país y será un saludo a EE.UU.”, explicó Trump en declaraciones a periodistas en el Despacho Oval, en la Casa Blanca.
Pese a que Trump afirmó que el costo de esta maniobra militar será “muy pequeño”, un informe publicado ayer miércoles por el diario estadounidense The Washington Post detalló que en realidad este podría llegar a varios millones de dólares, tomando en cuenta que el costo de operar una sola de esas aeronaves va de los 10 000 dólares la hora, en el caso de los cazas F/A-18, hasta unos 140 000 dólares por hora para los bombarderos B-2.
Vamos a tener un gran 4 de julio en Washington. Será como ningún otro. Será especial. Y espero que mucha gente venga, será sobre este país y será un saludo a EEUU”, explicó el presidente de EE.UU., Donald Trump, sobre el previsto desfile militar en Washington.El medio, además, reveló que una agencia gubernamental norteamericana ha desviado unos 2,5 millones de dólares de lo que recibe por tarifas de entrada y recreación destinadas principalmente a mejorar las zonas verdes en todo el país, para efectuar preparativos de este costoso desfile militar.
La revelación ha causado indignación entre los activistas y ciudadanos estadounidenses, que critican que Trump está politizando y militarizando esta celebración históricamente no partidista, a favor de su campaña de reelección en las presidenciales de 2020.
Esta polémica ceremonia corresponde a la primera participación en décadas de un presidente estadounidense en un evento tradicionalmente apolítico y la primera vez que se realiza un desfile militar en la capital del país desde 1991, cuando se conmemoró el fin de la llamada Operación Tormenta del Desierto.
El febrero de 2018, Trump dio instrucciones para la planificación de un desfile militar de grandes proporciones en la capital, una idea que propuso por primera vez tras asistir en 2017 a las celebraciones por el Día de la Bastilla en París (capital francesa).
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