Las otras lunas de la Tierra.
Cruithne es un asteroide que orbita alrededor del Sol y cuyo
nombre oficial es "asteroide (3753) Cruithne". Su órbita comparte
parcialmente la de la Tierra y por eso algunos la han denominado "la
segunda luna de la Tierra", pero no es un auténtico satélite, ya que ambas
no estan gravitacionalmente unidas. Descubierta en 1986, Cruithne tiene un
diámetro de apenas 5 km. y su órbita, vista desde la Tierra, tiene forma de
herradura. En su momento de mayor proximidad, se acerca hasta 12 millones de
kilómetros de nosostros (unas 30 veces la distancia de la Tierra a la Luna). El
asteroide Cruithne se dice que se encuentra en sincronía 1:1 con
la Tierra, describiendo una órbita elíptica con período de un año terrestre:
Wikimedia Commons |
Lo que tiene de particular este tipo de órbitas es que,
vistos desde nuestro planeta, los cuerpos parecen realizar un movimiento
periódico digamos… poco usual. Mejor verlo con esta excelente animación:
La misma animación de antes, pero con la Tierra como punto fijo de observación (Fuente) |
Las órbitas elípticas no son las únicas posibles
cuando se trata de objetos que orbitan gravitacionalmente los unos alrededor de
los otros. De hecho, el problema de calcular de forma exacta las órbitas de
únicamente tres cuerpos es extraordinariamen tecomplejo, y eludió a las capacidades del mismo Newton. El caso más evidente
de este problema se da con la órbita de la Luna, influenciada tanto por la
Tierra como por el Sol, aunque en este caso se puede ignorar el efecto del Sol
y se llega a una aceptable aproximación de órbita elíptica alrededor de nuestro
planeta.
Hasta aquí nada raro: cuerpos que orbitan unos alrededor de
otros en trayectorias circulares o elípticas. Sería Lagrange quien,
a finales del siglo XVIII, encontró las primeras soluciones “más raras” al
profundizar en el estudio de qué ocurríaexactamente en el caso de
los tres cuerpos. Encontró lo que hoy llamamos cinco puntos de Lagrange, lugares donde un
objeto pequeño puede llegar a un equilibrio con respecto a otros dos cuerpos
grandes (p.ej. Tierra-Sol, o Tierra-Luna), manteniendo la posición constante
con respecto a estos dos de manera indefinida.
Puntos de Lagrange (Créditos: Wikimedia Commons) |
Estos puntos hacen de “atractores”, acumulando polvo, asteroides,
etc… pero también se han empleado para colocar numerosas naves espaciales
(ver lista), por la evidente ventaja del poco control necesario
para corregir su posición.
Pero algo aún más extraño se descubrió el 20 de diciembre de
2003: una pequeña piedra, de apenas 10 metros, que viajaba junto a
nuestro planeta como si fuera otra pequeña luna. Es el quasi-satélite 2003 YN107,
y solamente orbitó cerca de nuestro planeta entre 1996 y 2006, año en que entró
en una órbita de “herradura” en sincronización con nuestro planeta: durante unos
siglos parecerá alejarse lentamente, dando una vuelta alrededor del sol (desde
nuestro punto de vista) para aparecer por el otro lado y volver a orbitarnos
unos cuantos años.
Desde entonces, los
investigadores han estado estudiando cómo este sistema gravitacional
“Tierra-Luna” captura cuerpos en su órbita al mismo tiempo que modelaron
su frecuencia y duración. El asteroide RH120, por ejemplo, fue
capturado en septiembre de 2006 y orbitó el planeta hasta junio de 2007.
Pero, ¿cuán a menudo son capturadas estas “lunas temporales”? Bastante a menudo, descubrió el equipo de astrónomos.
“En cualquier
momento dado, debería haber al menos un satélite terrestre natural de un
metro de diámetro orbitando la Tierra”, escribieron Granvik, Jeremie
Vaubaillon y Robert Jedicke en “The Population of Natural Earth
Satellites” (“La población de Satélites Terrestres Naturales”), un
estudio publicado en la revista en línea de física ArXiv.org.
En otras palabras,
en este preciso momento, es probable que nuestro planeta tenga una luna
secreta en órbita. Tales objetos permanecen generalmente por
aproximadamente 10 meses, realizando tres revoluciones alrededor del
planeta.
Dado que estos
pequeños objetos capturados tienen sólo uno o dos metros de diámetro,
puede parecer una exageración llamarlos oficialmente “lunas”, pero las
implicaciones científicas del descubrimiento son extensas. Además de
asistir al vuelo espacial privado y la exploración del espacio profundo,
la otra cosa importante en la lista de objetivos de la NASA es enviar
astronautas a un asteroide o incluso atrapar uno y traerlo a la Tierra.
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