Grecia, Italia, Bélgica: la Europa que se levanta
Grecia, Italia, Bélgica: la Europa que se levanta
- La ortodoxia de Berlín y de Bruselas tiene motivos para estar inquieta.
- ¿Es aún capaz de hacer algo para contrarrestar el empuje de la multiforme protesta que se le ha echado encima?
Una vez más, Grecia amenaza con romper los equilibrios
que sostienen al euro y la precaria estabilidad política de la UE.
Atrapado entre dos fuegos –las presiones de la troika para que
intensifique aún más la austeridad y los recortes, de un lado, y la
protesta ciudadana, de otro- el gobierno derechista ha optado por
jugársela a una carta. Adelantando a enero su elección, Andoni Samaras
pretende evitar que la presidencia de la república caiga en manos de la
oposición. No está dicho que lo logre. Si fracasa, lo que tendría que
adelantar son las elecciones generales. Y éstas, según todos los
indicios, serán ganadas por Siriza, es decir, por una izquierda que
quiere renegociar la deuda externa del país y dejar de pagar una buena
parte de la misma.
Los mercados han reaccionado histéricamente ante esa
precipitación de los acontecimientos. Y la histeria sigue, indicando la
escasa confianza que los centros financieros del continente tienen en el
statu quo sin grandes sobresaltos que esos mercados viven desde hace más de un año.
Además, aun siendo Grecia la que amenaza con romper la
baraja, es de Italia y de Francia de donde proceden las mayores
inquietudes para los patrones de la política de austeridad que, sin
resolver a fondo los problemas financieros, ha llevado a buena parte de
la Europa del euro al borde de la recesión.
Italia sigue estancada económicamente y las reformas del
gobierno centroizquierdista de Matteo Renzi no producen resultados
positivos. Por el contrario, están alimentando una protesta social que
se manifiesta en dos direcciones: por un lado, la movilización de los
dos sindicatos que, en teoría, deberían estar de parte de Renzi y que
acaban de hacer una importante huelga general. Por el otro, en la mejora
en los sondeos del movimiento antisistema de Beppe Grillo y también de
la recuperación de la xenófoba y derechista Liga Norte.
En Francia, mientras el gobierno socialista aprueba
nuevas reformas para satisfacer a Angela Merkel, crece la oposición
popular a esas reformas y el ultraderechista Front National de Marine Le
Pen consolida su posición de primer partido en las encuestas.
Como remate, una seguidísima huelga general, igualmente
contra la política de austeridad, acaba de paralizar Bélgica. En
definitiva, que la ortodoxia de Berlín y de Bruselas tiene motivos para
estar inquieta. ¿Es aún capaz de hacer algo para contrarrestar el empuje
de la multiforme protesta que se le ha echado encima?
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