¿HA EVOLUCIONADO EL CEREBRO PARA RALENTIZAR EL TIEMPO EN PLAN MATRIX?
Keanu Reeves detiene el tiempo en una escena de la película Matrix (Warner Bros)
Saber
cómo percibimos el tiempo es uno de los grandes desafíos. Algunas
personas con daño cerebral tienen una percepción más objetiva del tiempo
en situaciones de estrés, lo que indica que la distorsión que
percibimos los demás puede ser una ventaja evolutiva.
El neurocientífico David Eagleman se
cayó de pequeño desde una gran altura y experimentó durante la caída
que el tiempo se había ‘ralentizado’. Desde entonces, investigar cómo
sentimos el tiempo en nuestro cerebro se ha convertido en una especie de
obsesión que le llevó a realizar una serie de experimentos con gente que se lanzaba en ‘puenting’ y relataba cuánto tiempo pensaba que había transcurrido.
Los
datos de sus experimentos y los de otros investigadores apuntan a que
en situaciones de estrés nuestro cerebro cree percibir el tiempo de
forma ralentizada, como si se tratara de una escena de Matrix, pero aún
no se sabe bien si se trata de un fenómeno de percepción o de la manera en que se registran los recuerdos. La teoría de Eagleman es que nuestro cerebro no percibe la realidad de manera continua sino a través de una serie de “fotogramas” y que las situaciones límite hacen a nuestra memoria registrar el doble de “pantallazos” por segundo.
Las investigaciones en
este campo, sin embargo, parecen avanzar en otra línea gracias al
estudio con personas que han sufrido un daño en una zona concreta del
cerebro, la corteza orbitofrontal,
un área del cerebro fundamental en la toma de decisiones y otras muchas
funciones relacionadas con nuestro nivel consciente y nuestra
personalidad. Esta zona del cerebro fue precisamente la que se dañó uno
de los pacientes más famosos en neurociencia, Phineas Gage,
un trabajador de los ferrocarriles de EEUU que en 1848 sufrió un
accidente y una barra de acero le atravesó la parte delantera del
cerebro.
El caso de Gage es célebre porque sobrevivió al accidente y el daño cerebral conllevó un cambio radical en su personalidad, lo que ayudó a identificar las funciones de la zona dañada. Ahora, tal y como relata Cody Delistraty en un interesante reportaje en The Atlantic, algunos investigadores como John Darrell Van Horn, de la Universidad del Sur de California, están recuperando la documentación que demuestra que Phineas Gage también sufrió alteraciones en la percepción del tiempo y que así lo relató a sus familiares y amigos después del accidente.
Esta información cuadra
con los experimentos realizados con otros pacientes con un daño cerebral
en la misma zona. En concreto, la investigadora de Oxford Heather Berlin realizó una serie de experimentos sobre la percepción del tiempo con personas sanas y pacientes con un daño en la corteza orbitofrontal y para su sorpresa estos últimos eran capaces de determinar con mayor exactitud la duración de un periodo de 90 segundos mientras los distraían que el resto de personas.
[En Neurolab: Jugando con los sentidos: la ilusión de la mano deforme]
A partir de estos datos y
otros similares, algunos científicos empiezan a concebir la idea de que
la percepción distorsionada del tiempo podría ser una adaptación
evolutiva y que el hecho de controlar bien su duración (como le pasaba a
Phineas Gage y a los pacientes con daños) podría ser una desventaja.
¿Por qué? Pues porque tener la sensación de que el tiempo
transcurre más despacio durante una situación extrema podría ayudar a
pensar con más claridad.
En experimentos con marines el investigador Charles A. Morgan ha estudiado la posible relación entre esta percepción del tiempo y neurotransmisores como la adrenalina y el neuropéptido-Y (NPY),
que podría actuar como una especie de regulador de estas situaciones y
afectar a la percepción del tiempo. El factor común en todas estas
pruebas es que en los cerebros sanos, una situación de peligro
hace experimentar al sujeto que el tiempo transcurre ligeramente más
despacio y se actúa con más calma y menos precipitación. Cuando
existe un daño, la persona tiene una percepción bastante objetiva del
tiempo y, como le pasaba a Phineas Gage, aumenta el nivel de estrés.
Conocer cuál es el secreto paraacelerar o ralentizar el tiempo en
nuestro cerebro tal vez no nos abra las puertas de Matrix, pero puede
ser un avance sin precedentes y una vía para ayudar a muchas personas
con daño cerebral.
Referencias: Phineas Gage, Gauging Time (The Atlantic) | Human time perception and its illusions(David Egleman) | Apuntes sobre la velocidad del pensamiento (Libro de Notas)
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