viernes, 26 de junio de 2015

La política a través de Juego de Tronos

La política a través de Juego de Tronos

Aprovechando una etapa de contención mecánica (1), me he dedicado a estudiar a Gramsci: lo de la hegemonía, lo del intelectual orgánico, lo del bloque histórico, lo de la conciencia de clase… O sea, que he visto Juego de Tronos. Me enteré de que el Rey de aquí tiene esa serie en VHS, así que no me la podía perder. Y aquí, atado a la litera, frente al monitor de la subcontrata, uno se conforma con verla en sus cinco temporadas, a través de páginas extranjeras que hablan en latino, un idioma que domino muy bien, porque, en fin, soy polígrota.

Para quienes no conozcan la serie, les hago un breve resumen: una raza de enanos alienígenas sodomiza a un ángel por error, y da a luz al Elegido, que evitará que los dragones del hielo traigan una nueva era glacial a la Tierra. Un poco de magia, traiciones, puñaladas, batallas, envenenamientos, líderes religiosos y sexo a deshora, amenizan el relato (2).

¿Qué análisis hago yo de la serie? Lo primero que confieso, es que me he saltado las largas parrafadas de los dirigentes políticos cuando reflexionan sobre la estrategia a llevar a cabo para aplastar a sus competidores. Me junto con este, pido ayuda al otro, traiciono al de más allá… Un rollo de realpolitik. Pero hay una cosa que sí me llama la atención: los personajes, no disfrutan mucho con el dinero. Lo que buscan es el poder. Para los protagonistas el dinero no es un fin, si no un medio para conseguir el poder. Tener manejillo, dar órdenes y que la gente obedezca. Eso es lo importante.

Luego, los protagonistas son militares, nobles, caballeros, princesas, burócratas, obispos… Gente de ese tipo, de coronel para arriba, es la que maniobra dando la vara. Salen luego personajes secundarios, representados por lacayos, soldados fieles, y esbirros en general. Y poco más.

En definitiva, la serie muestra que en este mundo, quienes lo dirigen y le dan cuerpo, son los Gobernantes o quienes aspiran a serlo. Porque hay un gran ausente en la serie: el pueblo. El pueblo, no pinta ná. Baila al son de la música que tocan los capitostes. Los guionistas podrían prescindir de las escenas de calle, y se ahorrarían contratar a los extras, porque la historia podría contarse igual, sin salir de siete u ocho mazmorras y de los pasillos que las interconectan. 

Así que, en resumen, esta es la idea que tienen de la política (a través de Juego de Tronos) los líderes que la recomiendan (3): lo importante es mandar, porque ser del pueblo, es ser nada. Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.

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