El neodesarrollismo se agotó |
Entrevista a João Pedro Stédile, líder del MST (Movimiento de los trabajadores rurales Sin Tierra)
Brasil de Fato
10 de julio 2015.- Brasil de Fato – ¿Cómo estás viendo el escenario político brasilero?
João Pedro Stedile – Brasil está pasando por un periodo
histórico muy difícil y complejo. Lo que hemos discutido en las
plenarias de los movimientos populares es que estamos pasando por tres
graves crisis. Una es la crisis económica, con la economía paralizada,
falta de crecimiento de la industria, señales de desempleo y caída en
los ingresos de la clase trabajadora.
Otra es la crisis social, cuyos problemas, sobretodo en las grandes
ciudades, como falta de vivienda, de transporte público, aumento de la
violencia contra la juventud en las periferias y de millones de jóvenes
que no están consiguiendo entrar en la universidad apenas aumentan. Los 8
millones de jóvenes que se inscribieron en el ENEM (examen nacional de
enseñanza media, requisito obligatorio para entrar en las universidades
públicas brasileras), por ejemplo, disputaron 1,6 millones de lugares. Y
los que no entran, para dónde van?
La última es la grave crisis política e institucional, en que la
población no reconoce la legitimidad y liderazgo en los políticos
electos. Eso se debe al sistema electoral, que permite que las empresas
financien sus candidatos. Para tener una idea, apenas las diez mayores
empresas eligieron 70% del parlamento. O sea, la democracia
representativa fue secuestrada por el capital, y eso generó una
hipocresía de los electos y una distorción política insuperable. Eso se
refleja en las pautas que el parlamento adopta y en las ideas que ellos
defienden, que no tiene nada que ver con los electores. Por ejemplo: en
la sociedad brasilera tenemos 51% de mujeres. Se presentó un proyecto
para garantizar 30% de representación femenina, pero ellos bloquearon.
Y, con eso, vamos a mantener apenas el actual 9%!
¿Cómo evalúa las propuestas que predominan en el debate público para superar este escenario?
Las clases dominantes, aquellas que poseen el poder económico en
nuestra sociedad, son bastante inteligentes. No es en vano que gobiernan
hace 500 años. Percibieron la gravedad de la crisis, y por eso
abandonaron el pacto de alianzas de clase con los trabajadores,
representado por la elección de Lula y Dilma, que resultó en el programa
neodesarrollista.
El neodesarrollismo, como programa de gobierno, se agotó. Los sectores
de la burguesía que hacían parte y se beneficiaban de ese programa
salieron de escena, y apuestan ahora a otro programa. El programa de
este sector para salir de la crisis es básicamente la defensa de Estado
mínimo, utilizando máscaras como la disminución de ministerios, menos
intervención del Estado en la economía, retiro de derechos laborales –
con el objetivo de que el costo de la mano de obra disminuya y se
retomen las altas tasas de ganancia, pudiendo competir mejor en el
mercado mundial con la competencia. El tercer elemento es la
realineación de la economía y de la política externa con Estados Unidos.
Por eso critican las políticas de los Brics, de Unasur, de Mercosur y
defienden abiertamente el regreso del Alca.
Ese es el programa de la clase dominante para salir de la crisis. No
es otra cosa que la vuelta al neoliberalismo. Y para alcanzar estos
objetivos accionan sus operadores políticos en los espacios que detentan
hegemonía completa, como es el caso del Congreso Nacional, del Poder
Judicial y de los medios de comunicación burgueses. Estos tres poderes
están actuando permanentemente y de forma articulada entre si para que
este programa sea implementado. Y el partido ideológico que está
articulando esa unidad entre los tres espacios es la Red Globo.
El gobierno ha tomado diversas iniciativas de política económica,
medidas provisorias y ajuste fiscal. ¿Cómo los movimientos están viendo
estas iniciativas?
Para nosotros, el gobierno de Dilma no entendió la naturaleza de la
crisis instalada, ni lo que está aconteciendo en la sociedad brasilera.
Tampoco la disputa ideológica que se dio en el segundo turno de las
elecciones, una tremenda lucha de clases.
El gobierno erró al montar un ministerio muy dependiente de partidos
conservadores, que inclusive votan contra el gobierno en el parlamento.
Llega a ser ezquizofrénica. Tal vez sea el peor ministerio desde la
nueva república, y está resumiendo la crisis a un problema de déficit en
el presupuesto. Sin embargo, el déficit en el presupuesto es apenas
consecuencia de la crisis, y no adelanta tomar medidas paliativas. Tal
como explicó el profesor Belluzzo, “el motor de la economía pifeó, y el
gobierno está preocupado con la chapa y pintura”. Por increíble que
parezca, todas las medidas paliativas y las iniciativas que el gobierno
tomó no sólo no resuelven la crisis citada, como tienden a agravarlas,
porque quedan en la apariencia de los problemas y no van a las causas.
Peor, muchas de las medidas, en especial las de economía, van en la
dirección del programa de la burguesía, o sea, retiran derechos de los
trabajadores. Aumentar la tasa de interés es todo que el sector
hegemónico de los capitalistas quieren: ganar dinero con rentismo y con
especulación. Si el gobierno no muda de rumbo, no muda su política
económica y no toma iniciativas que coloquen el debate en la sociedad,
de la necesidad de una reforma política profunda, continuará cayendo en
la impopularidad y en la incapacidad de salir de la crisis.
En esa coyuntura compleja, ¿hay posibilidades de golpe?
Las clases dominantes, los capitalistas, los empresarios y la derecha,
como campo ideológico, son muy diversos en una sociedad tan compleja
como la nuestra. Por más que la Globo se esfuerce para darles unidad, no
consiguen tener consenso en la forma de ver los problemas y en las
propuestas para la salida de la crisis.
Es cierto que hay sectores más radicales de la derecha que quieren
golpe, impeachment, hasta por el parlamento. Pero creo que una confusión
institucional no interesa a los sectores empresariales. Lo que ellos
quieren es que el gobierno asuma el programa de ellos. Solo eso. Por
otro lado, los mismos motivos para tener proceso de impeachment para
Dilma podrían ser aplicados a los gobernadores Geraldo Alckmin (PSDB),
Beto Richa (PSBD), etc, lo cual generaría una confusión generalizada.
Infelizmente creo que el gobierno cayó en esa trampa. Y mismo
asumiendo el programa de la clase dominante, las tres crisis no se
resuelven. Por eso estamos en un periodo de confusiones que no se
resolverá a corto plazo.
¿Y cuál es la propuesta de los movimientos populares frente a esta situación?
Por parte de los movimientos populares la situación también es
compleja. Los movimientos y las fuerzas populares, que encuadran todas
las formas organizativas, como partidos, sindicatos, movimientos
sociales, pastorales, etc, no han tenido la capacidad de organizar una
plataforma común, un programa único de salida de la crisis.
Tenemos ideas generales, en teoría, como, por ejemplo, el
entendimiento de que apenas saliremos de la crisis económica si el
gobierno abandona el superávit primario y, en lugar de pagar 280 mil
millones de reales en intereses por año, invirtiera esos recursos
públicos en la industria para generar empleos, en obras públicas de
transporte, vivienda o educación.
Ya en la crisis política, solo iremos a superarla si tenemos una reforma política profunda. Son ideas
generales, en torno de reformas estructurales necesarias. Sin embargo,
es necesario construir un programa que unifique todos los sectores
sociales y de unidad a las acciones de movilización de masas.
Por ahora, apenas los sectores organizados de la clase trabajadora se
están movilizando. El pueblo en general está quieto, mirando por
televisión de forma asustada las noticias de la crisis y de la falta de
alternativas.
De un lado, el pueblo ve todos los días a la burguesía tomando
iniciativas contra el, y un gobierno inerte e incapaz. Y de nuestra
parte, no conseguimos llegar hasta esa masa con nuestras propuestas,
inclusive porque los medios de comunicación están controlados por la
burguesía.
¿Cómo estás viendo el proceso de la operación “Lava-Jato” y las
denuncias de corrupción que envuelven a las empresas y a Petrobras?
Hay muchos aspectos que envuelven este tema. Claro que existen
personas y empresarios que se apropian personalmente de estos recursos e
inclusive los envían para el exterior, y por lo tanto son corruptos.
Pero la corrupción en la sociedad brasilera es mucho más amplia. Está
presente en la gestión de recursos públicos, que envuelven políticos de
todos los partidos y otros sectores sociales.
Cuando un profesor de la USP con dedicación exclusiva abre un
escritorio de consultoría, o tiene un segundo empleo, el también está
siendo corrupto. Pero todo eso lo resolveremos con procesos de
participación popular en la gestión de los recursos públicos y métodos
permanentes de fiscalización por parte de la sociedad.
Pero el caso más patético del “Lava-Jato” es que culpan a este o
aquel. El problema de fondo es el método de las elecciones. Mientras
haya financiamiento de las empresas en las campañas electorales habrá
“Lava-Jato”.
La solución real no es apenas querer arrestar fulan o mengano, es
cambiar el sistema. Precisamos de una reforma política profunda. El
Congreso ya dio varias pruebas, inclusive en las últimas semanas, que no
quiere mudar nada. La única salida sería convocar una asamblea
constituyente exclusiva, que haga la reforma del sistema político
brasilero. Claro que la realización de un plebiscito popular, que
legalice la convocatoria de la asamblea, solamente llegará si las masas
salen a las calles a luchar por la asamblea constituyente. O sea, va a
depender de una nueva correlación de fuerzas. Pero esa es la única
salida política para combatir la corrupción.
También es importante resaltar que todas las entidades de abogados y
jueces han denunciado los abusos de poder del Juez Sérgio Moro,
extrapolando sus funciones y utilizando, junto a los medios de
comunicación, la fuga de informaciones, de denuncias premiadas y
prisiones con claro sesgo partidario.
No se ve la misma divulgación, empeño y ninguna prisión en casos
semejantes de corrupción de los trenes de San Pablo, por ejemplo, o en
el caso del conocido “mensalão mineiro”, o mismo de las estafas
practicadas por el gobierno de Aécio/Anastasia en las empresas estatales
de Furnas y Cemig, en Minas Gerais.
El juez Moro se prestó a alimentar un odio de la clase media contra
los petistas, como si todos estuvieran envueltos con corrupción, todos
fuesen culpables, cuando el verdadero culpable es el sistema electoral,
que ellos no quieren mudar.
¿Y cómo evalúas el proyecto del senador Serra (PSDB), que retira a Petrobras del pré-sal?
El proyecto de Serra, en debate en el Senado, es la prueba más cabal
de como los parlamentares de la derecha aplican el programa de la
burguesía en el Congreso Nacional para salir de la crisis.
El proyecto retira de Petrobras la prioridad de explorar el pré-sal.
Es todo lo que las empresas transncionales precisan, ya que no será más
necesario gastar con investigación, dado que se sabe dónde está el
petróleo. No hay ningún riesgo, basta ir y buscarlo.
En un país continental como el nuestro, el Estado brasilero no tiene
ninguna condición de fiscalizar lo que las empresas harían en alta mar,
ni para dónde y cuánto petróleo llevarían.
Si Petrobras está atravesando dificultades financieras y no puede
operar todos los pozos, es preferible que vaya más suave con la
explotación de reservas, garantizando que todo el pueblo brasilero tenga
el control sobre ellas.
Y claro, es preciso que los trabajadores de Petrobras tengan mayor
participación en la gestión de la empresa, sino acontece lo mismo que
con el mineral de hierro, cuando Fernando Henrique Cardoso privatizó la
Vale do Rio Doce y entregó gratuitamente a los capitalistas
estadounidenses.
Hoy, se exportan miles de millones de toneladas de hierro por año, y
el pueblo brasilero no tienen ningún beneficio con esa riqueza natural,
aunque según la constitución debería ser utilizada en beneficio del
bienestar de toda la población.
Espero que el Senado tenga juicio y rechazar ese proyecto, o mismo que
la presidenta lo vete después, y que los petroleros se mantengan
movilizados y en lucha por la defensa de Petrobras.
¿Cuáles son las iniciativas que los movimientos populares están tomando para posicionarse en esa coyuntura?
Estamos haciendo todos los esfuerzos para construir plenarias
unitarias entre todos los frentes de masa, principalmente en los
estados, y estimular a los sectores organizados que luchen. En algunos
estados esa unidad es más visible, como pasó con la lucha de los
profesores en Paraná y Minas Gerais.
A nivel nacional, las centrales sindicales, en especial la CUT
(Central Única de Trabajadores), ha hecho el esfuerzo de coordinar las
iniciativas de movilización de la clase trabajadora en defensa de sus
derechos. Y existe una disposición, caso avance el proyecto de
tercerización, de realizar una huelga general en todos los sectores de
la economía, para boicotear esa medida que hace parte del proyecto de la
burguesía.
Creo que ya hay una unidad bastante grande y disposición de lucha en
defensa de los derechos de los trabajadores, pero todavía no avanzamos
para construir un programa alternativo para la clase.
Ustedes también están proponiendo un frente político, que está
siendo llamado de Grupo Brasil. El tema de los frentes amplios o frente
de izquierda ha aparecido. ¿Cómo el MST está viendo estas propuestas?
Estamos viendo la necesidad de construir dos espacios complementarios
de frentes, de unidad. Un frente de lucha de masas, que la CUT y los
movimientos populares están halando.
Sin embargo, eso no es suficiente. Es necesario otro frente político,
que consiga aglutinar los movimientos populares, partidos, entidades,
pastorales e intelectuales para debatir un proyecto para Brasil. O sea,
un frente que no es ni partidaria, ni electoral. Es un frente político
para pensar el futuro y tener un proyecto alternativo al de la
burguesía.
Claro que en la construcción de ese frente existen diferentes
opiniones e iniciativas. Es probable que tengamos hasta varios frentes
políticos. Tal vez no sea posible tener unidad en ese campo, ya que las
ideologías, intereses de partidos y vanidades personales a veces se
sobreponen a la necesidad de la unidad. Y hace parte de la lucha de
clases esa diversidad.
Como MST, estamos apostando en un frente político, popular y nacional
que aglutine todas las fuerzas que votaron en Dilma en el segundo turno.
Esa es una referencia ideológica. Probablemente sectores más a la
derecha o más a la izquierda no quieran participar. No porque no
querramos, sino porque tienen un proyecto diferente.
Hay una propuesta de realizar, en setiembre o en torno a la semana de
la patria, una grande plenaria nacional en Minas Gerais, que reúna
representantes, militantes de todas las fuerzas populares (partidos,
sindicatos, movimientos populares, pastorales e intelectuales) para
debatir un programa popular para enfrentar a la derecha y a la crisis.
Y en la Reforma Agraria, ¿cuál es el análisis que el movimiento está haciendo de las medidas del gobierno Dilma?
La Reforma Agraria también está paralizada, como parte de esta crisis,
de falta de un proyecto de país. Felizmente hubo cambios en el
Ministerio de Desarrollo Agrario y en el INCRA (Instituto Nacional de
Colonización y Reforma Agraria), y tenemos compañeros serios y
comprometidos con la Reforma Agraria, lo cual nos ayuda mucho a resolver
problemas pendientes, el pasivo de estos últimos diez años.
Tenemos 120 mil familias acampadas que el gobierno precisa asentar.
Tenemos un déficit de más de 100 mil casas en los asentamientos, falta
de asistencia técnica, y los proyectos de agroindustria están parados.
Si el señor Levy (Ministro de Economía) no molesta, creo que esos
problemas emergenciales serán resueltos por el nuevo equipo.
Sin embargo, lo que está colocado es la necesidad de un nuevo proyecto
de Reforma Agraria, en aquello que llamamos de Reforma Agraria Popular,
que se basa en los nuevos paradigmas que van más allá de la necesaria
democratización de la propiedad de la tierra.
También precisamos organizar una producción que priorice el cultivo de
alimentos saludables a toda la población. La matríz tecnológica debe
volcarse para la agroecología, instalar agroindustrias y cooperativas en
todos los asentamientos como forma de aumentar el empleo y los ingresos
de los asentados.
Precisamos democratizar la educación y ampliar el acceso a la escuela
en todos los niveles. Y para que ese nuevo proyecto de Reforma Agraria
se realice, dependerá del programa y de la movilización de toda la clase
trabajadora. El MST y los sin tierra solos no consiguen avanzar más.
De ahí nuestro esfuerzo de envolvernos con otras articulaciones
políticas y populares, ya que el avance de la Reforma Agraria Popular
depende de los cambios generales, de las reformas estructurales de la
sociedad brasilera.
Usted está yendo para el encuentro de los movimientos populares de
América Latina con el Papa Francisco, en Bolivia. ¿Cómo será ese nuevo
encuentro?
Desde la elección del Papa Francisco, por iniciativa de el, hemos
construido canales y puentes de interlocución. Hicimos seminarios en el
Vaticano para debatir temas de la desigualdad. Elaboramos un documento
sobre el peligro de los transgénicos y agrotóxicos.
Quedamos bastante contentos con la nueva encíclica del Papa, sobre
ecología, en la cual incorpora varios debates que han acontecido en los
movimientos campesinos y entre los científicos comprometidos con la
verdad. En octubre de 2014 realizamos el encuentro en el Vaticano entre
el Papa y 180 líderes populares del mundo entero.
Ahora estamos dando secuencia a ese diálogo, y vamos a reunir 1500
líderes de toda América Latina para debatir con el, en Santa Cruz de la
Sierra, en Bolivia.
Aquí de Brasil estamos yendo con 250 delegados. Nuestra delegación
está dividida siempre entre los tres sectores de los movimientos
populares: tierra (campesinos), techo (lucha por la vivienda) y trabajo
(sectores sindicales y populares que se organizan entorno al trabajo).
Tengo certeza que el encuentro será muy provechoso, y pretendemos
sacar una carta común de compromiso entre los movimientos populares y el
Papa Francisco, como representante máximo de la comunidad de los
millares de católicos de todo el mundo.
Las posiciones del Papa en los diferentes temas en que ya se ha
posicionado ha sido una grata sorpresa para todos, no solo para los
movimientos populares, sino para la sociedad en general. En Roma
defendió tres tesis fundamentales, como un programa mínimo para salvar
la humanidad: “Ningún campesino más sin tierra. Ninguna familia sin una
casa digna, y ningún trabajador sin trabajo y sin derechos”. Creo que
ahora vamos a avanzar hacia nuevos temas.
Traducción1
de la entrevista realizada a João Pedro Stédile, líder del MST
(Movimiento de los trabajadores rurales sin tierra), por Brasil de Fato.
Link entrevista: http://www.brasildefato.com.br/node/32389
1 Traducción del portugués de Angela Garofali Patrón, Economista.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario