Guía de supervivencia colectiva para tiempos de destrucción masiva
Enviado por ALB Noticias en Sáb, 07/11/2015 - 12:36
Estamos viviendo tiempos históricos; por lo tanto, vamos a decir un par de cosas sin rodeos. En primer lugar, esta crisis no es un fenómeno exclusivamente griego y no es sólamente una crisis económica. Es una crisis global que afecta a los beneficios de los jefes, así como una crisis de las relaciones sociales capitalistas en general. En segundo lugar, la crisis no es sólo un momento de desorden y un colapso caótico (aunque sí existen tales momentos), sino más bien un proceso histórico para la reestructuración capitalista de las relaciones sociales en favor del capital. Por lo tanto, las llamadas medidas para superar la crisis no son otra cosa que lo que los jefes de este mundo tenían guardado para nosotros en el almacén. En tercer lugar, esta crisis no se va a resolver en nuestro beneficio a través de la alta política; no puede ser superada a nuestro favor en el ámbito estatal. Por lo tanto, no es una cuestión de decisiones gubernamentales como "hacer una quita de la deuda", "derogación de las medidas de austeridad" o "asegurar el crecimiento"; por el contrario, la respuesta a la crisis de los de abajo se encuentra en la lucha de clases y el antagonismo social en contra de la intensificación de la explotación y la opresión.
A partir de 2010, surgió un nuevo ciclo
de luchas contra las políticas de austeridad y la devaluación de nuestra
vida. Las luchas tuvieron lugar en los sectores público y privado, así
como a nivel de la reproducción social (por ejemplo, transporte,
educación, salud, energía, etc). Los momentos más masivos y de mayor
confrontación en este ciclo de luchas tomaron la forma de
manifestaciones militantes, ya fuera en el contexto de una huelga
convocada oficialmente o sin ella. Estas luchas mostraron casi
simultáneamente su potencial y sus límites. Por un lado, hubo una
participación masiva con mucha determinación y un alto nivel de
confrontación; provocaron la inestabilidad política y causaron grietas
en la superficie de los programas de austeridad a través de la creación
de una serie de asambleas autogestionadas abiertas y estructuras de
solidaridad en los barrios de Atenas. Por otro lado, estas luchas
permanecían atadas a una retórica anti-memorándum y, evidentemente,
estaban impulsadas por la expectativa de que llegaría la "gran noche"
que obligaría a aquellos en el poder a suspender todas las medidas de
austeridad (o incluso a abandonar el país). Sin embargo, estas luchas no
lograron traer resultados inmediatos y concretos que mejoraran las
condiciones de vida cotidianas de los explotados.
En este contexto, después de la retirada
gradual del movimiento en los últimos dos años debido a la represión
terrorista de Samaras, se formó el gobierno de coalición de SYRIZA-ANEL
en enero de 2015. El gobierno de coalición apoyó la patriótica retórica
anti-memorándum acogiendo sus variaciones de derecha e izquierda bajo el
mismo techo. Por otra parte, las tácticas de SYRIZA previas a las
elecciones levantaron barreras significativas para las luchas sociales,
ya que pospuso explícita o implícitamente su principal justificación
para el día después de una posible victoria electoral. Esta promesa
persistente de una salida electoral a la lucha de clases, en esencia,
socavó el contenido de clase de muchas de estas luchas, así como las
posibilidades de organización autónoma desde abajo. En el mismo sentido,
la promesa electoral de SYRIZA fue abolir formalmente, nada más
ascender al poder, el memorándum y su posterior implementación
legislativa. El contenido de los votos a favor de SYRIZA tenía
características similares a las de ese ciclo particular de la lucha: fue
tanto un voto de orientación de clase como un voto nacionalista y
populista. El discurso ideológico de los llamadas de SYRIZA a la "unidad
nacional" en el marco del "primer gobierno de izquierda de la historia"
se elaboró para subrayar su victoria electoral, y ocluye su intento de
expresar los intereses de clase y las relaciones sociales que estaban en
profundo conflicto. En esencia, se encargó de reconstruir el Estado
como mediador político en tiempos de crisis, en última instancia, con el
objetivo de lograr una paz social temporal. Para lograr esto, tuvo que
jugar a obtener la adhesión de los trabajadores y los desempleados
(consiguiéndolo a un nivel considerable), así como el apoyo de sectores
del pequeño capital y de fracciones del gran capital. Adicionalmente, se
requiso integrar a una parte de la burocracia estatal del PASOK y la
clase política (junto a su debilitada red de clientelismo), pero también
asegurarse la cooperación de los mecanismos burocráticos y
clientelistas del "estado profundo", aprovechando la buena disposición
de ANEL para formar el gobierno de coalición. De esta manera se apunta a
la continuidad del Estado como mediador de los intereses de clase y
como forma política.
No debe haber más dudas de que la
coalición SYRIZA-ANEL es sólo una continuación de la política de la
reestructuración capitalista. Esto no quiere decir que su enfoque sobre
la administración sea idéntico a la administración de ND y el PASOK. En
primer lugar, SYRIZA estaba dispuesta a hacer algunas concesiones que
garantizasen los derechos civiles y liberar algo de espacio político a
su izquierda, siempre y cuando éste no pusiera en duda el núcleo de la
reestructuración capitalista. En segundo lugar, SYRIZA trató de manejar
la situación, no en términos de un "estado de emergencia" mediante la
represión masiva como lo hicieron sus predecesores, sino apuntando hacia
el consenso social a través de un discurso de "gestión de crisis
humanitaria". Al mismo tiempo, cultivó un perfil público de "negociador
duro" en los órganos de la UE, a pesar de que simultánea y
paulatinamente retrocedía posiciones en las negociaciones; dentro de
Grecia y en el extranjero estaba siguiendo la táctica de "promesas para
todos" jugando con la estabilidad de la UE y de supuestas iniciativas
para la búsqueda de alternativas políticas.
Después de que las negociaciones
encallaran, ha quedado claro que la estrategia política de SYRIZA de
gestionar la crisis a través de un memorándum "suave" ha fallado.
Después del intercambio de borradores de memorándum con las
"instituciones" de Europa (que diferían en objetivos de clase
específicos) la convocatoria de un referéndum parece un esfuerzo por
mantenerse en el poder, en lugar de un movimiento político bien
planificado que tiene en cuenta las repercusiones de todas las opciones.
En otras palabras, SYRIZA fue conducido a un referéndum, ya que no
podía "vender" un nuevo memorándum al pueblo griego sin colapsar y
perder el poder. La espasmódica y altamente contradictoria táctica de
gestión que siguió al anuncio del referéndum, y su incapacidad para
prever el bloqueo de los bancos y sus consecuencias prácticas, muestra
que el papel de SYRIZA como gestor político de la reestructuración del
capital está encallando y allanando el camino para una largamente
esperada quiebra económica estatal.
En lo que respecta a la propia consulta,
hay que aclarar que se trata de un dilema impuesto de arriba a abajo
establecido en un contexto donde los procesos del movimiento están en
retirada. Está más que claro qué significa votar SÍ y qué resultados
políticos producirá: la aceptación de una dura reestructuración
neoliberal y una rápida devaluación de las condiciones laborales y el
nivel de vida; los próximos pasos después de un SÍ serían las
elecciones, la formación de un gobierno de coalición pro-memorándum, de
aplicación de las nuevas medidas de austeridad y, muy probablemente, la
represión extrema. Es evidente también, quienes son sus partidarios: la
gran mayoría de los jefes, que están chantajeando y amenazando a los
trabajadores en sus lugares de trabajo, la multitud los medios de
comunicación, que se propaga el terror en un 24x7, el personal político
de la burguesía, pero también una fracción de los explotados que aún
tienen algo que perder, o que han sido conquistados por el miedo. Por
otro lado, las cosas en los cuarteles por el NO están menos claras, ya
que confluyen negativas a las medidas de austeridad que provienen de
contextos muy diferentes y posiblemente contradictorios: que van desde
el NO de los movimientos populares de clase, al voto NO explícitamente
nacionalista de personas que no están en contra de la mediación
política, sino simplemente que "no quieren que manden los acreedores
(extranjeros)". Lo que está claro, sin embargo, es la forma en que
SYRIZA va a gestionar un NO después del referéndum: como otra tarjeta de
negociación, para alcanzar un acuerdo, es decir, un nuevo memorándum
que no traerá ninguna mejora sustancial para la vida cotidiana de los
explotados. Aunque los acontecimientos son difíciles de predecir, no
podemos atribuir a un referéndum significados que no tiene. Por ejemplo,
suponer que un voto NO conducirá definitivamente a la liberación de un
potencial social a través de "la espontaneidad de masas". En este
momento en que las formas de organización de clase de un ciclo anterior
de las luchas están en profunda crisis, es demasiado optimista creer que
un voto NO va a resolver mágicamente todos los problemas preexistentes.
En cualquier caso, es necesario aclarar
lo siguiente a los efectos de los movimientos sociales de base: en
primer lugar, que el referéndum ha intensificado la polarización de
clases, refractada a través de la política estatal y, en este momento,
desconectada del nivel de base. En segundo lugar, aunque ambas opciones
conducen a un nuevo memorándum, una posible victoria del voto por el SÍ,
después de cinco años de una depredadora reestructuración del capital,
será una victoria simbólica del enemigo de clase que podría dañar la
moral colectiva de los explotados y podría ensombrecer las luchas de
clases de los próximos años. Consideramos que es un grave error
subestimar las consecuencias prácticas de esta victoria simbólica.
Para nosotros, sin embargo, es
igualmente miope decir que el tema político de este período se condensa
exclusivamente en el referéndum. Entendemos el dilema que se nos plantea
como sujetos políticos entre apoyar el NO y la abstención en la
consulta. Pero tanto si los acontecimientos que vengan conducen a unas
nuevas elecciones y la posterior aplicación del duro memorándum de la UE
o, en cambio, a un memorándum 'ligero' impuesto por el gobierno
existente, el juego parece estar perdido para la normalidad capitalista y
la estabilidad social. Las colas delante de los cajeros automáticos, la
falta de liquidez y el pánico generalizado no van a desaparecer como
por arte de magia. La cuestión que se nos plantea es urgente: ¿cómo
logramos sobrevivir y mantenernos cuerdos al mismo tiempo? ¿Cómo
permanecer colectivamente en las calles unos junto a otros? Hay una
serie de cuestiones de clase y sociales a las que debemos responder
inmediatamente, de una forma organizada y colectiva, para que el miedo y
la brutalidad (estatal o difusa) no lo hagan antes en nuestro lugar. En
primer lugar, tenemos que encontrar una manera de asegurarnos de que
nos pagan nuestros salarios laborales, reclamando directamente a
nuestros jefes lo que nos pertenece, sin aceptar ningún pretexto. En
segundo lugar, debemos trabajar para asegurar un impago desde abajo, no
pagando ni un euro (o una dracma o un rublo) de las facturas de
teléfono, electricidad, alquiler, transporte y salud. En tercer lugar,
tenemos que encontrar una manera colectiva para cubrir la falta de
medicamentos y suministros esenciales, imponiendo a los jefes su
distribución gratuita en supermercados y farmacias. Por último, tenemos
que aprovechar la riqueza de nuestras relaciones sociales para crear (o
ampliar) las redes de comunicación y debate, empoderar a las asambleas
en términos espaciales y temporales, con el objetivo de lograr
comunidades reales de participación y lucha. Tenemos que apoyarnos unos a
otros para encontrar formas colectivas directas para satisfacer
nuestras necesidades, antes de que estas necesidades nos aplasten.
http://skya.espiv.net/2015/07/10/guide-for-collective-survival-in-times-of-mass-destruction/
No hay comentarios.:
Publicar un comentario