La Filosofía del Error
La naturaleza del
hombre por encontrar la verdad, su enajenante insistencia por comprender
el complejo del ser, tanto el propio como el del "otro", no es más que
el juego de una dialéctica de él mismo y el entorno, traducido a
traspolaciones espaciales de intentos fallidos por convencerse de sus
limitantes como hombre desnudo.
La verdad
inalcanzable ha sido sustituida por la realidad, dado que ésta sí puede
ser construida y manipulable, es tomada como un bien sustituto de algo
evidentemente imposible desde una percepción agnóstica y marginalista.
Ante el
enfrentamiento con la realidad, es posible que surja lo imposible, como
la generación de modelos perfectos, como los mercados perfectos, que en
términos constantes existen y forman parte de un complejo real de la
teoría económica; sin embargo, en un contexto pragmático y objetivo no
existen. Se establecen entonces las relaciones entre error, subjetivo y
objetivo.
El error surge como
la necesidad de comenzar a construir la realidad perdida, también puede
ser parte de la complejidad dialéctica de la praxis o la justificación a
no poder explicar el todo, construyendo modelos sumamente específicos
para que la vanidad del análisis florezca, así como florecen los modelos
econométricos.
La evolución del
hombre se debe a las revoluciones del error, del fracaso o de la
protección predecible de las variables estocásticas; el mismo error, ha
permitido avanzar a la propia ciencia. El hombre de Descartes pasa a ser
el Hombre tecnológico (homo faber), cuya artificialidad tiene como fin
disminuir la gama de equivocaciones e incrementar al sistema
capitalista, generando más acumulación; entonces, comienza no siendo él,
sacrificando su realidad finita por una ilimitada en su pérdida. Por
eso, tiene miedo y a veces siente frío.
Todo es resuelto
bajo el esquema del error, se incrementan entonces los éxitos porque
este fenómeno ya es predecible, es integral e innovador. Nótese que en
un marco de existencialismo, todo se presenta como un mal necesario y
esto explica al actual sistema; sírvase pues de la estadística y las
demás herramientas tecno-científicas para continuar con la dominación de
la clase en el poder: "ahora comprendo el fallo, ahora comprendo el
intervalo de confianza y explico el movimiento de las bolsas de valores
por la probabilidad, ahora creo y me sumerjo en la realidad clásica de
la mano invisible para protegerme de la sociedad; ya pienso bien en la
destrucción plena, creo pues en el nihilismo"-cita el sistema-. Una vez
más, el hombre desnudo procura establecerse en un campo errático, pero
"posible", explicándose el error como un campo de la explotación de
clase y la manipulación tecno-científica, es aquí donde comienza lo que
llamamos desarrollo del primer mundo; pero el sistema no se equivoca,
prefiere verse el error como la gama de oportunidades de lograr el
máximo beneficio y la máxima satisfacción, el desarrollo de la cognición
del hombre, que en términos aristotélicos se le conoció como accidente,
y es que del error aprenden todos, inclusive a utilizarlo para explicar
la ciencia y el sistema dominante.
Que la
fenomenología del error nos sirva, no para construir realidades, ni
perdernos en el "exhaustivo análisis" de la especificación de la nada,
como la manipulación de variables para lograr la homocedasticidad, sirva
pues como un instrumento de descubrimiento de "otras realidades". ¿y
sí, ese instrumento puede ser una variable más en la cuántica de la
existencia? ¿Volveríamos al juego de las posibilidades? "posiblemente",
pero, si se mira con otro paradigma, tal vez en otro tiempo nos
encontremos explicando al error en un diferente sistema económico, quizá
se falle en esta percepción. Pero que no se conciba en la inexistencia,
que no pierda lo holístico, que no olvide que estamos limitados a
conocer el universo; somos seres limítrofes de pensamiento, somos
también el "hombre de Job" (hombre de fe), pero contemporáneos, producto
de la historia y de las revoluciones cualitativas y cuantitativas,
producto de la duda, de la sapiencia, y de la dialéctica del error en
tiempos posmodernos.
Fuente: Economía Persuasiva
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