El problema real no es Rusia, sino el intervencionismo estadounidense"
Rusia no quiere una nueva Guerra Fría. El mito de una
'Rusia revanchista' es una espiral conveniente. El problema real es el
intervencionismo estadounidense, advierte el analista Bryan MacDonald.
Rusia no tiene ningún deseo de ser un enemigo
de EE.UU. y no es una amenaza para los intereses estadounidenses
genuinos. En realidad, Rusia no representa tanto peligro como lo
presentan algunas naciones, afirmó el especialista en declaraciones a
RT, y en ese sentido habló sobre los países bálticos o la UE.
"Sin embargo, la propaganda antirrusa se ha vuelto más implacable en los medios de EE.UU. Las élites estadounidenses están ahora más unidas en su desdén hacia Rusia, más de lo que era durante la Guerra Fría", subraya MacDonald.
En este sentido señala que las figuras políticas, los medios que llaman a la confrontación con Rusia, son las mismas personas y entidades que empujaron al conflicto con Irak, Libia y Siria.
"El 'establishment' estadounidense odia al presidente de Rusia, Vladímir Putin. Por haberse atrevido a desafiar a Washington fue designado como un personaje malo. Con la muerte de Bin Laden y Saddam Hussein, muchos pensaban que Kim Jong-un, el líder de Corea del Norte heredaría ese papel. Sin embargo, a diferencia de Al Qaeda, Corea del Norte es demasiado débil e insular para poder amenazar a EE.UU. directamente. Para preservar el presupuesto militar, que aumentó dramáticamente desde 2001, [EE.UU.] necesitaba un peligro existencial. Y Rusia se ajustaba a eso", opina.
"Además, Washington sigue prestando apoyo a todos los países y políticos que se retratan a sí mismos como potenciales víctimas de Rusia. Mientras que Putin estaba tratando de fomentar una nueva era de cooperación, Washington no podía irse lejos de la retórica de la Guerra Fría", cree Bryan MacDonald, que pone de relieve que en el mundo de las autoridades estadounidenses el "Kremlin es malo y los enemigos del Kremlin son buenos".
"Sin embargo, la propaganda antirrusa se ha vuelto más implacable en los medios de EE.UU. Las élites estadounidenses están ahora más unidas en su desdén hacia Rusia, más de lo que era durante la Guerra Fría", subraya MacDonald.
En este sentido señala que las figuras políticas, los medios que llaman a la confrontación con Rusia, son las mismas personas y entidades que empujaron al conflicto con Irak, Libia y Siria.
"El 'establishment' estadounidense odia al presidente de Rusia, Vladímir Putin. Por haberse atrevido a desafiar a Washington fue designado como un personaje malo. Con la muerte de Bin Laden y Saddam Hussein, muchos pensaban que Kim Jong-un, el líder de Corea del Norte heredaría ese papel. Sin embargo, a diferencia de Al Qaeda, Corea del Norte es demasiado débil e insular para poder amenazar a EE.UU. directamente. Para preservar el presupuesto militar, que aumentó dramáticamente desde 2001, [EE.UU.] necesitaba un peligro existencial. Y Rusia se ajustaba a eso", opina.
"Además, Washington sigue prestando apoyo a todos los países y políticos que se retratan a sí mismos como potenciales víctimas de Rusia. Mientras que Putin estaba tratando de fomentar una nueva era de cooperación, Washington no podía irse lejos de la retórica de la Guerra Fría", cree Bryan MacDonald, que pone de relieve que en el mundo de las autoridades estadounidenses el "Kremlin es malo y los enemigos del Kremlin son buenos".
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