Un avión F-16 derribó a un bombardero táctico ruso SU-24 que estaba realizando una misión de combate contra los terroristas protegidos por Turquía al norte de la provincia fronteriza de Latakia. El avión fue abatido a un 1 km de la frontera dentro del territorio sirio, lo cual supone no sólo una agresión injustificada contra Rusia sino también la violación de la soberanía siria.
Turquía dijo que el aparato ruso había entrado en el espacio aéreo ruso y lanzado hasta 10 advertencias al avión. Esto, sin duda, hubiera requerido una dilatada permanencia del aparato ruso en el espacio aéreo turco. EEUU, por su parte, respaldó en un primer momento la versión turca para luego echarse atrás y hablar de “unos escasos segundos” de permanencia del avión ruso en el espacio aéreo turco.
En realidad, se trató de una provocación militar sin precedentes que pone de manifiesto la irritación turca hacia la intervención militar rusa en Siria, que amenaza con lograr el desplome de los grupos terroristas a los que Turquía ha venido apoyando durante cinco años. En este sentido, la falsa justificación turca del derribo del aparato no puede ser más hipócrita: la defensa del espacio aéreo y la soberanía turca. Turquía lleva, de hecho, una guerra de agresión encubierta contra Siria mediante el apoyo a grupos terroristas. Esto supone no sólo una violación de la soberanía siria, sino una abierta y total agresión contra el país vecino que viola la Carta de las Naciones Unidas y los principios más básicos del Derecho Internacional.
No cabe duda de que el régimen turco quería también, mediante su agresión, elevar la moral de los terroristas en Siria, que han estado retrocediendo, o mejor huyendo, del avance del Ejército sirio. El derribo del avión no ha sido, en este sentido, la única provocación de Ankara. Recientemente, un vehículo que llevaba a periodistas rusos que querían cubrir los combates en la provincia de Latakia fue objeto de un ataque.
Tras su provocación Turquía buscó refugiarse rápidamente tras el paraguas de la OTAN con el fin de evitar una represalia militar rusa. Algunos socios europeos no mostraron, sin embargo, un especial entusiasmo por defender a Turquía. El presidente checo Milos Zeman, por ejemplo, acusó a Ankara de mantener tratos con el EI y se preguntó sobre la oportunidad de derribar un avión que estaba luchando contra el terrorismo.
La provocación turca ha sido también un error en lo que se refiere al adversario. Rusia es un rival demasiado poderoso para Ankara. Tiene muchas formas de llevar a cabo una represalia contra Turquía sin llevar a cabo una respuesta militar directa.
Rusia suspenderá también previsiblemente varios acuerdos económicos, de tipo energético y nuclear, que iban a beneficiar grandemente a Turquía. Además, este país puede esperar una caída larga y prolongada de visitantes rusos, que componían una parte muy importante de su sector turístico. En este sentido, puede decirse que la defensa del extremismo fundamentalista por parte de Erdogan está dañando gravemente los intereses de Turquía como nación.
Rusia tiene también la opción de apoyar clandestinamente a los rebeldes kurdos del PKK, que luchan contra el gobierno de Ankara, y respaldar a las fuerzas turcas de oposición al régimen de Erdogan.
Por otro lado, cabe señalar que la reacción estadounidense de apoyo a Turquía y la declaración mentirosa de Obama de que Turquía tenía derecho a “actuar en defensa propia”, una expresión que recuerda a las que EEUU expresa habitualmente cuando defiende los crímenes y agresiones de Israel, ponen de manifiesto la falsedad de las afirmaciones de Washington de que lleva a cabo una “guerra contra el terrorismo” en Siria. En realidad, Turquía y EEUU están tratando de proteger a los grupos terroristas en Siria frente al Ejército sirio y los ataques de la aviación rusa y siguen buscando llevar a cabo un “cambio de régimen” en ese país.
Algunos medios norteamericanos han señalado que EEUU podría haber jugado un papel en el incidente del avión y han recordado que el plan de François Hollande, expresado poco después de los atentados de París, para crear una amplia coalición contra el EI, con la participación de EEUU y Rusia, quedó frustrado con el derribo del avión ruso el mismo día de la visita del presidente francés a Washington. Esto, por supuesto, agradó a muchos en EEUU, que rechazan cualquier colaboración con Rusia y pretenden promover una línea belicista y de confrontación con ese país.
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