jueves, 26 de noviembre de 2015

España planea tomar el mando de la misión de la ONU en Líbano

España planea tomar el mando de la misión de la ONU en Líbano

La propuesta aún no se ha presentado formalmente y deberá ser ratificada por el Gobierno que salga de las urnas del 20 de diciembre



Cascos azules de la ONU en Líbano
Foto de archivo de infantes de marina españoles pertenecientes al contingente de cascos azules de la ONU en Líbano. / ULY MARTÍN

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A la espera de que se concrete el apoyo español a Francia en la lucha contra el Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés), el Ministerio de Defensa planea ya tomar el año que viene el mando de la misión de la ONU en el sur de Líbano (Unifil), donde operan 10.500 cascos azules. Aunque la candidatura aún no se ha presentado formalmente y deberá ser ratificada por el Gobierno que salga de las urnas del 20 de diciembre, el Gobierno ha mostrado su disponibilidad y ha sondeado a varios socios sobre la posibilidad de que un general español releve al italiano Luciano Portolano cuando concluya su mandato de dos años, en julio próximo. Será la segunda vez que un militar español mande Unifil, ya que en 2010 y 2011 lo hizo el general Alberto Asarta.

El ministro de Defensa, Pedro Morenés, visitó el pasado día 24 al contingente español en Líbano, compuesto por unos 600 militares. La asunción del mando no tendría por qué significar un incremento sustancial de las tropas, más allá de los apoyos del Estado Mayor, pero la situación podría cambiar si Francia, que tiene 800 soldados en Unifil, decide reducir su presencia militar en la zona para liberar efectivos y dedicarlos a la lucha contra el ISIS o la vigilancia antiterrorista en territorio francés.
Los otros escenarios donde España podría sustituir a tropas francesas son Malí y República Centroafricana (RCA). España ya participa en las dos misiones de la Unión Europea: EUTM Mali, con 117 militares; y EUMAN RCA, con 22. Dado que se trata de misiones de instrucción, con una plantilla de personal muy reducida, no tienen capacidad para absorber un refuerzo importante de soldados. Lo lógico, apuntan las fuentes consultadas, es que España se integrase en las misiones de la ONU, Minusma (en Mali) o Minusca (RCA), como ha hecho Alemania con el anunciado envío de 650 soldados. Al ser misiones de Naciones Unidas cuentan con la máxima cobertura del derecho internacional. Más complicado sería integrarse en las dos misiones operaciones francesas en el África subsahariana, la Barkhane en el Sahel y la Sangaris en la RCA, a las que España ya presta apoyo de transporte aéreo con sus destacamentos en Dakar (Senegal) y Libreville (Gabón).
Si finalmente España optara por colaborar en la lucha contra el ISIS en Siria, el menú de opciones iría, según los expertos, desde prestar una fragata al grupo de combate del portaaviones Charles De Gaulle, como han hecho Reino Unido y Bélgica, la opción más suave; a participar directamente en los bombardeos, la más dura. A mitad de camino, y más probable, es la colaboración con aviones de reabastecimiento en vuelo KC-130, una capacidad crítica y escasa; o incluso con cazas de superioridad aérea (F-18 o Eurofighter) para dar protección a los bombarderos. Tras el derribo de un caza ruso por Turquía esta misión es más necesaria que nunca, opinan los expertos. Finalmente, España podría aumentar los 300 instructores que tiene en Bagdad para adiestrar al Ejército iraquí en su lucha contra el ISIS e incrementar el suministro de equipos y armamento (y no solo estadounidense como ha hecho hasta ahora, sino también de fabricación española) a las Fuerzas Armadas iraquíes y a las milicias kurdas.

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