España planea tomar el mando de la misión de la ONU en Líbano
La propuesta aún no se ha presentado formalmente y deberá ser ratificada por el Gobierno que salga de las urnas del 20 de diciembre
A la espera de que se concrete el apoyo español a Francia en la lucha contra el Estado Islámico
(ISIS, por sus siglas en inglés), el Ministerio de Defensa planea ya
tomar el año que viene el mando de la misión de la ONU en el sur de
Líbano (Unifil), donde operan 10.500 cascos azules. Aunque la
candidatura aún no se ha presentado formalmente y deberá ser ratificada
por el Gobierno que salga de las urnas del 20 de diciembre, el Gobierno
ha mostrado su disponibilidad y ha sondeado a varios socios sobre la
posibilidad de que un general español releve al italiano Luciano
Portolano cuando concluya su mandato de dos años, en julio próximo. Será
la segunda vez que un militar español mande Unifil, ya que en 2010 y
2011 lo hizo el general Alberto Asarta.
El ministro de Defensa, Pedro Morenés, visitó el
pasado día 24 al contingente español en Líbano, compuesto por unos 600
militares. La asunción del mando no tendría por qué significar un
incremento sustancial de las tropas, más allá de los apoyos del Estado
Mayor, pero la situación podría cambiar si Francia, que tiene 800
soldados en Unifil, decide reducir su presencia militar en la zona para
liberar efectivos y dedicarlos a la lucha contra el ISIS o la vigilancia
antiterrorista en territorio francés.
Los otros escenarios donde España podría
sustituir a tropas francesas son Malí y República Centroafricana (RCA).
España ya participa en las dos misiones de la Unión Europea: EUTM Mali,
con 117 militares; y EUMAN RCA, con 22. Dado que se trata de misiones de
instrucción, con una plantilla de personal muy reducida, no tienen
capacidad para absorber un refuerzo importante de soldados. Lo lógico,
apuntan las fuentes consultadas, es que España se integrase en las
misiones de la ONU, Minusma (en Mali) o Minusca (RCA), como ha hecho
Alemania con el anunciado envío de 650 soldados. Al ser misiones de Naciones Unidas
cuentan con la máxima cobertura del derecho internacional. Más
complicado sería integrarse en las dos misiones operaciones francesas en
el África subsahariana, la Barkhane en el Sahel y la Sangaris en la
RCA, a las que España ya presta apoyo de transporte aéreo con sus
destacamentos en Dakar (Senegal) y Libreville (Gabón).
Si finalmente España optara por colaborar en la
lucha contra el ISIS en Siria, el menú de opciones iría, según los
expertos, desde prestar una fragata al grupo de combate del portaaviones Charles De Gaulle,
como han hecho Reino Unido y Bélgica, la opción más suave; a participar
directamente en los bombardeos, la más dura. A mitad de camino, y más
probable, es la colaboración con aviones de reabastecimiento en vuelo
KC-130, una capacidad crítica y escasa; o incluso con cazas de
superioridad aérea (F-18 o Eurofighter) para dar protección a los
bombarderos. Tras el derribo de un caza ruso por Turquía esta misión es
más necesaria que nunca, opinan los expertos. Finalmente, España podría
aumentar los 300 instructores que tiene en Bagdad para adiestrar al
Ejército iraquí en su lucha contra el ISIS e incrementar el suministro
de equipos y armamento (y no solo estadounidense como ha hecho hasta
ahora, sino también de fabricación española) a las Fuerzas Armadas
iraquíes y a las milicias kurdas.
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