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No
cabe duda de que la visita de Vladimir Putin a Irán el 23 de noviembre,
la primera realizada a ese país por el presidente ruso a ese país desde
2007, logró ya diversos objetivos incluso antes de iniciarse. Ciertamente, se trata de un acontecimiento estratégico que tiene lugar dentro del marco de las conversaciones de Viena sobre Siria, donde los dos países defienden a la Siria de Bashar al Assad. Esta visita tiene también una clara visión comercial. Rusia espera reforzar sus vínculos comerciales con Irán. El ministro de Energía ruso, Alexander Novak, señaló que ambos países desean incrementar sus relaciones económicas hasta los 10.000 millones de dólares al año frente a los 1.600 millones de la actualidad. Esto preocupa a EEUU cada vez más. Washington no quiere que Moscú restaure completamente sus vínculos económicos con Teherán. Aunque EEUU ya no ocupa un lugar predominante en la política de Oriente Medio, teme una alianza entre Irán y Rusia porque ella transformaría las relaciones internacionales, según el think tank norteamericano Brookings. “EEUU, Rusia e Irán son los tres principales actores extranjeros en Siria. Aunque sus intereses no son los mismos, existe una posibilidad de cooperación y una alianza ruso-iraní es el escenario más probable en este terreno”, afirma el experto de Brookings, Serguei Aleksashenko. Él señaló que “hace falta prestar atención a la convergencia política ruso-iraní y más especialmente a su interés en el mantenimiento del presidente Bashar al Assad en el poder y la restricción de la influencia de EEUU en Oriente Medio”. Putin ha levantado ya la prohibición de exportación de equipos de enriquecimiento de uranio a Irán, y Teherán ha señalado que recibirá el sistema de defensa antiaéreo S-300 de Rusia antes de finales de año. La venta de los misiles fue autorizada por Putin en abril, al estimar que el acuerdo marco de Lausana sobre el programa nuclear iraní entre Irán y el Grupo 5+1 lo permitía. Los diplomáticos rusos mostraron también su oposición a las sanciones impuestas a Irán por el Consejo de Seguridad de la ONU. Durante las negociaciones nucleares Rusia ejerció de intermediario entre los países occidentales e Irán y redactó la mayor parte de los acuerdos sobre el programa nuclear iraní. Rusia aprecia también el papel estabilizador que juega Irán en la región del Cáucaso, en Asia Central y en Oriente Medio, lo cual contribuye a la estabilidad de la frontera sur de Rusia, dijo Vladimir Novikov, analista del Instituto ruso de Estudios Estratégicos, a Alter Info. El viaje de Putin tiene además una indudable vertiente económica. Rusia quiere adelantarse y no esperar a que EEUU y la UE levanten las sanciones iraníes, porque, en tal caso, sus rivales occidentales tratarían de lograr la mayor parte de los jugosos contratos con Teherán. Irán necesita dinero, mercancías y tecnologías y Moscú posee la capacidad de satisfacer sus necesidades. Las compañías de Rusia, un país que no se sumó a las sanciones económicas contra Irán, esperan ahora que ocuparán un papel predominante en la obtención de los contratos económicos y podrán obtener la parte principal de los relativos al petróleo, gas y otros sectores que se esperan para los próximos meses. |
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lunes, 23 de noviembre de 2015
La alianza ruso-iraní transformará las relaciones internacionales
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