Rajoy está dispuesto a que España releve al Ejército francés en África
Un mayor despliegue en el Sahel y República Centroafricana permitiría al Ejército francés concentrar sus recursos en la guerra contra el Estado Islámico, tras los atentados en París
en varios frentes en África, en concreto en la zona del Sahel.
Defensa ya está trabajando en un plan para aportar más tropas en
distintos países africanos, aunque la prioridad de las misiones se
volcará en reforzar la presencia en Malí y República Centroafricana
(RCA), y el apoyo que se da a esas dos misiones desde Senegal y Gabón.
Rajoy aún no ha recibido la petición expresa del presidente francés,
François Hollande, ni se lo ha comunicado a los líderes de los demás
partidos políticos.
España está dispuesta a incrementar su presencia militar en África para liberar de sus actuales tareas a los soldados franceses y permitir que se centren en la campaña de bombardeos contra el Estado Islámico en Siria o la vigilancia antiterrorista en su propio país, según fuentes gubernamentales. A la espera de que llegue una petición concreta de París, esa es la opción que prefiere Rajoy, tanto por su menor coste político, a solo un mes de las elecciones del 20-D, como por considerar que la inestabilidad del Sahel nos afecta más directamente.
La sustitución de tropas francesas se producirá probablemente en
países donde el Ejército español ya está desplegado: en Malí, donde
cuenta con 117 soldados integrados en la operación de la UE; y en la
República Centroafricana, donde 22 españoles participan en la misión
Eumam RCA.
En ambos casos realizan funciones de instrucción y asesoramiento de los ejércitos locales frente a milicias irregulares. Además, el Ejército español tiene dos destacamentos aéreos en Dakar (Senegal) y Libreville (Gabón), con sendos aviones de transporte y medio centenar de militares cada uno, que no solo prestan apoyo a las misiones de la UE en Malí y la RCA. En ambos países hay nutridos destacamentos franceses en dos misiones específicas: las operaciones Sangaris, con 900 soldados, de estabilización de la RCA y Barkhane, que con 3.500 hombres se centra en la lucha contra el yihadismo en Malí pero que afecta también a países vecinos en el Sahel como Mauritania, Níger, Burkina Faso y Chad.
Para España, que cuenta con 132.000 soldados, sería relativamente sencillo incrementar sus unidades en dichos países y, de hecho, ya tuvo una presencia mayor en la República Centroafricana: hasta 85 militares y guardias civiles, durante la anterior misión entre abril de 2014 y marzo pasado. Al tratarse de operaciones que ya han sido aprobadas por el Congreso, la autorización del Parlamento para aumentar el número de soldados no debería presentar problemas. En el periodo ordinario de sesiones, bastaría con el visto bueno de la Comisión de Defensa. Con las Cortes disueltas, corresponde a la Diputación Permanente.
La sensatez de la oposición
Rajoy tampoco cree, por el tono “razonable y sensato” que ha observado durante sus conversaciones con los demás líderes, que la oposición vaya a hacer una causa de polémica con esa futurible iniciativa, aunque aún no les ha trasladado ningún detalle al respecto: “En este tipo de cosas hay que hacer mucho y hablar solo lo justo y necesario”, afirma Rajoy. Ayer admitió que si Francia lo pide, él está dispuesto a asumir esa responsabilidad.
Mucho más delicada resulta una intervención militar directa en Siria. El Gobierno, el PSOE y la mayoría de los partidos no quieren comprometerse
sin contar con una cobertura clara del derecho internacional y nada
mejor para ello que una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU
que autorice el uso de la fuerza contra las bases del Estado Islámico en
ese país. Pero en La Moncloa creen que ahora, tras el acercamiento
entre Rusia y Francia, esa resolución está más cerca que nunca, aunque
no verá la luz antes de las elecciones del 20-D.
Ese plazo coincide con los deseos del Gobierno de no tener que tomar una decisión de tal calado en plena campaña y con las Cortes disueltas.
El embajador francés en Madrid, Yves Saint-Geours, aseguró ayer que su Gobierno todavía no ha hecho ninguna petición concreta de apoyo a España, ya que aún está evaluando necesidades y posibilidades. Agradeció el apoyo de las tropas españolas en Malí y la República Centroafricana, se mostró comprensivo con la situación preelectoral que atraviesa España y garantizó que “de ninguna manera habrá presiones” para forzar una implicación sobre el terreno en Siria. Tras participar en un desayuno informativo organizado por el Foro Diálogo, el diplomático francés fue recibido ayer en La Moncloa.
El
presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se muestra dispuesto a que
España releve y, en caso necesario, tome el mando que ahora asumen las
tropas francesas España está dispuesta a incrementar su presencia militar en África para liberar de sus actuales tareas a los soldados franceses y permitir que se centren en la campaña de bombardeos contra el Estado Islámico en Siria o la vigilancia antiterrorista en su propio país, según fuentes gubernamentales. A la espera de que llegue una petición concreta de París, esa es la opción que prefiere Rajoy, tanto por su menor coste político, a solo un mes de las elecciones del 20-D, como por considerar que la inestabilidad del Sahel nos afecta más directamente.
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En ambos casos realizan funciones de instrucción y asesoramiento de los ejércitos locales frente a milicias irregulares. Además, el Ejército español tiene dos destacamentos aéreos en Dakar (Senegal) y Libreville (Gabón), con sendos aviones de transporte y medio centenar de militares cada uno, que no solo prestan apoyo a las misiones de la UE en Malí y la RCA. En ambos países hay nutridos destacamentos franceses en dos misiones específicas: las operaciones Sangaris, con 900 soldados, de estabilización de la RCA y Barkhane, que con 3.500 hombres se centra en la lucha contra el yihadismo en Malí pero que afecta también a países vecinos en el Sahel como Mauritania, Níger, Burkina Faso y Chad.
Para España, que cuenta con 132.000 soldados, sería relativamente sencillo incrementar sus unidades en dichos países y, de hecho, ya tuvo una presencia mayor en la República Centroafricana: hasta 85 militares y guardias civiles, durante la anterior misión entre abril de 2014 y marzo pasado. Al tratarse de operaciones que ya han sido aprobadas por el Congreso, la autorización del Parlamento para aumentar el número de soldados no debería presentar problemas. En el periodo ordinario de sesiones, bastaría con el visto bueno de la Comisión de Defensa. Con las Cortes disueltas, corresponde a la Diputación Permanente.
La sensatez de la oposición
Rajoy tampoco cree, por el tono “razonable y sensato” que ha observado durante sus conversaciones con los demás líderes, que la oposición vaya a hacer una causa de polémica con esa futurible iniciativa, aunque aún no les ha trasladado ningún detalle al respecto: “En este tipo de cosas hay que hacer mucho y hablar solo lo justo y necesario”, afirma Rajoy. Ayer admitió que si Francia lo pide, él está dispuesto a asumir esa responsabilidad.
Requisitos para misiones exteriores
- La Ley de la Defensa Nacional de 2005 establece dos requisitos para que las Fuerzas Armadas participen en misiones en el exterior:
- Aprobación por el Congreso (o la Diputación Permanente)
- Resolución del Consejo de Seguridad de la ONU o petición del país afectado o acuerdo de la OTAN o la UE.
Ese plazo coincide con los deseos del Gobierno de no tener que tomar una decisión de tal calado en plena campaña y con las Cortes disueltas.
El embajador francés en Madrid, Yves Saint-Geours, aseguró ayer que su Gobierno todavía no ha hecho ninguna petición concreta de apoyo a España, ya que aún está evaluando necesidades y posibilidades. Agradeció el apoyo de las tropas españolas en Malí y la República Centroafricana, se mostró comprensivo con la situación preelectoral que atraviesa España y garantizó que “de ninguna manera habrá presiones” para forzar una implicación sobre el terreno en Siria. Tras participar en un desayuno informativo organizado por el Foro Diálogo, el diplomático francés fue recibido ayer en La Moncloa.
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