lunes, 28 de diciembre de 2015

Principios y estrategia de la guerra que viene (I)

Principios y estrategia de la guerra que viene (I)
 
 
28/12/2015 2:00:49 a.m. 
EL NUEVO ORDEN MUNDIAL ESTA MAS CERCA DE LO QUE PARECE a
por Alexander Dugin – A decir verdad, ha estallado la guerra. La guerra ha sido “estallada”. Esa guerra, la más importante ahora, es la confrontación de dos civilizaciones: la civilización de la Tierra, representada por Rusia, y la civilización del Mar, representada por los EEUU. Se trata de un enfrentamiento entre un sistema basado en el comercio y una civilización heroica, entre Cartago y Roma, Atenas y Esparta. No obstante, en ciertos momentos se llega a una etapa “caliente”. Estamos en este momento de nuevo. Es decir, estamos al borde de la guerra. Sin embargo, en cualquier momento esta guerra puede convertirse en una importante y, tal vez, en la única batalla de nuestras vidas. Como los principales actores – Estados Unidos y Rusia – son potencias nucleares, la guerra involucra a todas las naciones de la Tierra. Tiene todas las papeletas para convertirse en el fin de la humanidad. Por supuesto, esto no está garantizado, pero no puede excluirse tal giro en la trama.
El plan espiritual de la gran confrontación se conceptualiza en términos concretos y contextos específicos. Ahí, el equilibrio de poder es siempre a favor de la Luz, a pesar de la posición de los fieles. Sin embargo, a nivel estratégico, puede parecer un poco diferente. Los roles en esta guerra no son simétricos. Rusia se encuentra en una posición más débil, pero trata de volver a su posición de actor global. Sólo busca restaurar su potencial poder regional para poder ejercer su influencia libremente en las áreas cercanas a sus fronteras. Sin embargo, esto es inaceptable para los Estados Unidos que, a pesar de todo, siguen siendo la hegemonía mundial y se niegan a perder la unipolaridad por voluntad propia.
Si tenemos en cuenta el fondo espiritual de la guerra, quedará claro que la oscuridad no permite la presencia de la luz en ninguna proporción, se aplacará sólo cuando sea capaz de vencer a la luz en todas partes, no sólo a nivel mundial, sino también a nivel local, ya que después de todo un haz de luz es suficiente para dejar a la oscuridad en las tinieblas, pero sin la luz puede pretender ser cualquier cosa. Por lo tanto, hay una conclusión importante: las ambiciones globales del moderno Occidente tecnocrático materialista, la globalización en sí, no es una contingencia, sino la esencia de la fuerza con la cual tratamos. Es ingenuo suponer que se puede negociar con el diablo, o engañarlo. Sólo se puede ganar. Esta es la ley de la guerra espiritual. Hoy, él ataca y nosotros retrocedemos. Por lo tanto, la guerra es casi en territorio ruso, en el ámbito de sus intereses nacionales directos. Al mismo tiempo, Rusia trata de ir más allá de sus fronteras; la guerra es defensiva. Actualmente, tiene sólo objetivos regionales. Sin embargo, la potencia nuclear mundial le impide alcanzarlos. Esto complica la situación y eleva el conflicto a un nivel global. En cualquier caso, Rusia es atacada, y se defiende. Esto es importante.
Pasemos ahora a los frentes de la guerra.
Primer frente: Siria
Desde el inicio del conflicto sirio, Moscú ha apoyado a Bashar Assad, quien jugó en contra de los intereses de Washington, Europa Occidental y los apoderados estadounidenses en Oriente Medio: Arabia Saudita, Qatar y Turquía. Cada uno de estos países, sin embargo, persigue sus propios intereses. La herramienta para derrocar a Assad fueron grupos islámicos radicales: ISIS, Al-Qaeda (Frente al-Nusra), etc. Sin embargo, Rusia pasó a participar plenamente en las operaciones militares sólo en 2015, cuando un Assad agotado pidió apoyo militar abierto. En este caso, Moscú ha tenido aliados representados por el eje chií: Teherán, el Irak chiíta, y el Hezbollah libanés, cono los que no sólo coopera, sino que incluso lucha codo con codo. El mundo chiíta es estrictamente anti-estadounidense, pero al mismo tiempo, a nivel regional, se opone a los radicales suníes saudíes y qatarís, financiadores de los grupos extremistas salafistas.
En el primer frente, Rusia se enfrenta a los Estados Unidos y a los países de la OTAN, no directamente, sino indirectamente. Los propios países occidentales están en guerra con el ISIS, según dicen, pero en realidad apoyan firmemente a los grupos islámicos radicales para derrocar a Assad. Las mismas tácticas fueron utilizadas para derrocar a Gadafi en Libia.
Además, la presencia de yihadistas salafistas en Irak, así como de los talibanes en Afganistán, parece justificar la presencia permanente de tropas estadounidenses. Por lo tanto, el primer frente es un desafío vital para Rusia: combate indirectamente con los EEUU y la OTAN, y casi abiertamente con Turquía, Arabia Saudita y Qatar. Por lo tanto, la guerra en Siria no puede ser considerada como una operación antiterrorista ordinaria: además, los salafistas controlan ahora la mayor parte de Siria, y tienen un impresionante apoyo directo e indirecto. Pero Rusia es una potencia nuclear. Por lo tanto, su participación en la guerra de Siria cambió radicalmente la situación, pasando de un nivel local a uno global. Con su participación se ha puesto mucho en juego. Ahora no se trata sólo del problema de Assad, sus enemigos se ven obligados a luchar contra Rusia. Sin embargo, lo contrario también es cierto: Rusia desafía no sólo a la red extremista del ISIS y al-Nusra, sino la hegemonía estadounidense y al salafismo de Oriente Medio, con su base importante en las ricas monarquías de los petrodólares de la región del Golfo. Esto es importante: cómo entiende Moscú la gravedad de la situación en el primer frente, y hasta qué punto está dispuesto a entrar en un escenario que ya es el de una verdadera guerra, con una impresionante coalición en el lado opuesto. Después de todo, los EEUU y la OTAN están ahí, no importa lo que digan.
Segundo frente: Turquía
Involucrándose cada vez más en la guerra de Siria, Rusia se enfrenta, como es evidente, a Turquía, la cual esencialmente ha ocupado el norte de Siria, habitado por tribus turcomanas, y ha iniciado un conflicto militar con los kurdos sirios. Erdogan ha establecido una alianza con Qatar desde hace mucho tiempo, financiando grupos salafistas (como la “Hermandad Musulmana” en Egipto) y comenzando una lucha activa contra Assad. Por lo tanto, cuando los militares rusos en Siria comenzaron a bombardear las posiciones de los salafistas en el norte de Siria, Rusia entró en un conflicto directo con Ankara. El derribo del avión militar y el brutal asesinato de los pilotos rusos eran sólo un pretexto para aumentar la tensión. Cuando Rusia comenzó a actuar con decisión y a involucrarse en el conflicto, no había otro camino, la guerra con Turquía se convirtió en una posibilidad muy real. A esto le ha seguido la ruptura de las relaciones comerciales, la prohibición del turismo, y la expulsión de las empresas constructoras turcas, que en el ámbito económico ha supuesto un golpe más fuerte y más doloroso para Turquía, provocando la pérdida de miles de millones de dólares. Ankara amenaza constantemente con cerrar el Bósforo a las embarcaciones rusas, lo que supondría cortar la arteria vital para las tropas rusas en Latakia. Los turcos enviaron, en las últimas semanas, una parte significativa de sus tropas desde la frontera con Grecia a la frontera con Siria, y esto puede ser considerado como la preparación para una invasión militar. Todos estos hechos aumentan considerablemente el riesgo de una nueva guerra ruso-turca. ¿Qué probabilidad hay? Es más probable de lo que lo ha sido nunca durante el siglo XX y las primeras décadas del XXI. El segundo frente ya ha sido abierto. Cuándo estallará un conflicto abierto, nadie puede decirlo con seguridad. Teóricamente, podría ocurrir en cualquier momento. Una vez más, vale la pena recordar que Turquía es un estado miembro de la OTAN, y que coordina sus acciones en Siria con Washington. Esto significa que Rusia deberá enfrentarse de nuevo contra la coalición occidental (con los EEUU a la cabeza) actuando en el bando turco en una potencial nueva guerra, como lo fue en la guerra de Crimea. Así que de nuevo un conflicto regional, obviamente, tiene un impacto global. Esto es especialmente cierto ya que en Turquía hay una base militar nuclear de Estados Unidos. Sería difícil que una guerra abierta con Turquía no suponga el inicio de la Tercera Guerra Mundial.
Tercer frente: Ucrania
La reunificación de Crimea con Rusia no ha sido reconocida por nadie en el mundo. La DPR (República Popular de Donetsk) y la LPR (República Popular de Lugansk) son una herida sangrante en un estado no reconocido. La posición de Poroshenko en Kiev es bastante inestable, y un cambio real en la situación económica y social en Ucrania en general, incluso teóricamente, es imposible. Por lo tanto, en un cierto momento Kiev sólo tendrá una salida: una nueva ronda de escalada de la tensión en el este, e incluso una invasión de Crimea.
Si Ucrania estuviera en una situación de uno contra uno frente a Rusia, eso sería suicida para Kiev.
Sin embargo, debemos tener en cuenta a los EEUU y a la OTAN. Occidente estuvo detrás del golpe de Estado del invierno de 2014. Por otra parte, en algún momento es muy posible un ataque del ejército ucraniano sobre la posición consolidada por los militantes de la Nueva Rusia, e incluso sobre Crimea, más a causa de razones internas de Ucrania, y más aún en el contexto de la lógica de la confrontación global entre Rusia y Estados Unidos.
Vale la pena señalar que los tres frentes están situados cerca de las fronteras rusas, en el área que separa Eurasia y Rusia, el espacio continental del Heartland, de los territorios occidentales. Es el área donde se unen las civilizaciones de Oriente y de Occidente. Por lo general, las disputas sobre estos territorios comienzan guerras mundiales y conflictos mundiales. Los tres frentes están en antiguos territorios del Imperio Otomano. Rusia ganó Nueva Rusia y Crimea a los turcos, y Siria era parte del Imperio también. Anteriormente se trataba de zonas del mundo ortodoxo bizantino. Por lo tanto, los tres frentes tienen un enorme sentido histórico y civilizacional.
Ahora echemos un vistazo a los problemas internos de Rusia. Hay tres frentes también.
Cuarto frente: terrorismo salafista en Rusia
Las estructuras en red del Islam radical, ligadas a Arabia Saudita, Qatar y Turquía han sido desplegadas en Rusia durante mucho tiempo: tanto en el Cáucaso Norte como en las demás regiones. A medida que continúa la afluencia de población musulmana a las grandes ciudades rusas y a la capital, las redes se extienden por todas partes y se enredan por todo el espacio de Rusia. No se limitan a las zonas densamente pobladas por musulmanes, sino que expanden activamente su zona de influencia en otros entornos sociales. Utilizando una variedad de problemas domésticos,el Islam suní radical se está haciendo muy popular como una alternativa a la incoherente y aletargada agenda ideológica oficial de Moscú y de sus representantes en las regiones, puramente conformistas. Se crea así un caldo de cultivo para la preparación y formación de los grupos terroristas y de ramas directas del ISIS.
Si los servicios de seguridad hacen más o menos frente técnicamente a la tarea de disuasión contra estos grupos, brillan por su ausencia un plan estratégico y un programa más ideológico para combatir estos fenómenos, lo que con el tiempo puede hacer el Cuarto frente extremadamente importante. Este frente fue en realidad un punto caliente en la campaña de la Primera y la Segunda Guerra de Chechenia; los avances en la segunda sólo se lograron mediante el uso de una línea dura patriótica en la política interna.
Cualquier nuevo intento de debilitar el discurso nacional refuerza automáticamente las tendencias centrífugas y a los grupos extremistas. El Cuarto frente está abierto y está operativo, pero la magnitud de los problemas que esto causa no la sabemos. Para no sembrar el pánico entre la población, los servicios de seguridad ocultan a la gente común el número de ataques terroristas evitados y otras medidas preventivas, que, de hecho, son impresionantes incluso en la actualidad. Como los Estados Unidos y sus apoderados en Oriente Medio apoyan el Cuarto frente, podemos esperar un serio apoyo financiero y, lo más importante, apoyo logístico para una nueva escalada.
Quinto frente: la Quinta columna
Este frente es básicamente una red de fuerzas de la oposición cuyo núcleo está formado por los liberales pro-estadounidenses que sueñan con volver a la década de 1990, el período del saqueo abierto de Rusia y de la venta de todos sus activos a clientes extranjeros, así como el de la omnipotencia de las élites liberales, cuya carne de cañón son los nacionalistas radicales y los neonazis rusos que no están satisfechos con las autoridades rusas y su política pasiva respecto a la creciente migración, y la inarticulación o ausencia completa de una idea nacional.
Los liberales sólo no son suficientes para organizar protestas de peso a gran escala, por lo que los nacionalistas radicales rusos juegan el papel de apoyo masivo en esta coalición. Sin embargo, los liberales pro-estadounidenses son el principal centro para coordinar esfuerzos y tomar decisiones importantes, y son los responsables del contacto con Washington.
Los EEUU en sí mismos apoyan oficialmente el movimiento “democrático”, asignándole importantes sumas de su presupuesto. Sin embargo, la financiación de otras fuentes menos evidentes de la Quinta Columna de Rusia es mucho mayor de lo que muestran los datos hechos públicos. En la plaza Bolotnaya, en la primavera de 2012, la Quinta Columna demostró lo que puede hacer. En el caso de un agravamiento de las consecuencias de las sanciones y de posibles conflictos militares, la Quinta Columna puede llegar a ser un factor importante en el debilitamiento de Rusia. Se está preparando una puñalada por la espalda que puede ser decisiva si continúa la ineficiencia del sistema administrativo (y nada indica que vaya a ser más eficaz en el futuro cercano). Bajo ciertas circunstancias, segmentos de gente normal disgustada y desilusionada pueden unirse a la Quinta Columna, creando una seria amenaza.
Sexto frente: Los liberales pro-occidentales y los agentes de influencia gubernamentales
Este grupo fue denominado recientemente como la Sexta Columna. Se trata de los liberales y los pro-occidentales que estuvieron en el poder en la década del 2000, o que han permanecido allí desde la década de 1990, adoptando nuevos roles en el juego. En contraste con la Quinta Columna, los representantes de la Sexta Columna son formalmente leales a las autoridades, obedecen ciegamente y actúan con un espíritu de plena conformidad. Sin embargo, la Sexta Columna sigue la ideología occidental, viendo a los Estados Unidos y a la OTAN como la vanguardia de la humanidad progresista, con la economía siendo dirigida exclusivamente con métodos y enfoques liberales. A menudo, las fortunas y las familias de los más altos funcionarios rusos se encuentran en los países occidentales. En esta situación, la lealtad forzada y el patriotismo hipócrita ocultan el sabotaje constante de la soberanía nacional, la disuasión de la ideología estatal y de la aplicación de estrategias económicas, administrativas y de información, lo que lleva, finalmente, a la desmoralización de la sociedad, a un debilitamiento de la economía y, además, a la desideologización de la población. El Sexto frente supone un sabotaje sistemático, deliberado y muy hábil del resurgimiento de Rusia, la contención y la sustitución de verdaderas reformas patrióticas creando simulacros y falsificaciones con eficacia. La Sexta Columna no es diferente de la Quinta en su ideología, ya que también está orientada hacia Occidente, pero lo oculta, prefiriendo atacar al régimen desde dentro, no desde fuera. Por otra parte, al igual que la Quinta columna, la Sexta columna se controla desde un centro externo, desde Washington, aunque es un control más sutil y matizado que el de la Quinta Columna. El Consejo de Relaciones Exteriores (CFR) gestiona la coordinación del Sexto frente cuya estructura está representada casi oficialmente en los niveles más altos del gobierno ruso. En general, consiste en una gran parte del “gobierno liberal”, así como de un segmento significativo de otras instituciones gubernamentales.
(Traducción de Página Transversal)
Fuente: Katehon

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