domingo, 10 de abril de 2016

La geopolítica del terror es una lección mal aprendida


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La geopolítica del terror es una lección mal aprendida

DAESH_ISIS_PATROCINADORESpor Sebastiano Caputo – Ahora que Bruselas ha sido golpeada con acciones terroristas organizadas de forma sangrienta, la historia se repite y barre a la opinión pública en una espiral de emociones. A pesar de los recientes ataques en París, el circo político-mediático comete los mismos errores de apreciación: hay quienes siguen cantando el ritornello belicista del “estamos en guerra”, y quien en su lugar prepara ya marchas – reales o virtuales – de solidaridad. La verdad es que en los últimos cinco meses, la alianza de Occidente en Oriente Medio no se ha redimensionado tanto respecto al pasado. Porque después de una ligera apertura hacia Irán (fin del embargo y acuerdos económicos con Europa), Rusia (las sanciones deben permanecer en vigor hasta 31 de julio de 2016), y Siria (en los acuerdos de paz de Ginebra, a Assad no se le menciona), todavía se mantiene demasiado atada a los intereses de Turquía y Arabia Saudita, dos de los principales patrocinadores del Daesh.
Si el jefe del Elíseo, Francois Hollande, ha entregado hace unas semanas, en completo silencio, la legión de honor al Príncipe Muhammad bin Nayef Al Saud, vicepresidente del Consejo de Ministros y jefe del Interior del Reino, por su compromiso en la lucha contra el terrorismo (sic!); si Angela Merkel ha cedido en repetidas ocasiones a la estrategia del presidente Erdogan, que utiliza el éxodo de refugiados sirios como chantaje y al mismo tiempo como un arma apuntando hacia Europa; si John Kerry viene a la cumbre anti-Daesh en Roma para explicar a sus aliados que Assad es el mal absoluto; si Israel amenaza a los candidatos a la Casa Blanca sobre los acuerdos de cooperación con Teherán, con no dar ningún apoyo electoral; si bajo órdenes sauditas, primero el Consejo de Cooperación del Golfo (Arabia Saudita, Bahrein, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Omán y Qatar) y después la Liga Árabe, han declarado oficialmente a la milicia chií libanesa Hezbolá, la misma que combate frente al Daesh desde hace más de cinco años, como una “organización terrorista”. Si este es el camino de la política exterior occidental, entonces  no hay que sorprenderse de que las bombas estallen de nuevo en el corazón de Europa.
Los imbéciles cantan y los estúpidos lloran, pero de la geopolítica del terror no se sienten a gusto para hablar, debido a que la ecuación es demasiado incómoda a los ojos de los que deben construir el consenso: hay quien exporta el terrorismo, nuestros aliados, y quien lo combate. hace falta elegir de qué parte se está y preguntarse: ¿la cruzada estadounidense en el Medio Oriente iniciada en el año 2001 nos ha hecho más seguros?
Katehon

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