viernes, 9 de diciembre de 2016

La CIA y la prensa: cuando el Washington Post dirigía la red de propaganda de la CIA

La CIA y la prensa: cuando el Washington Post dirigía la red de propaganda de la CIA


Referencia documental
Original (inglés): Jeffrey St. Clair & Alexander Cockburn, "The CIA and the Press: When the Washington Post Ran the CIA’s Propaganda Network", CounterPunch, 30-11-2016 (URL en el hipervínculo).
Traducción al castellano. Inicialmente partimos de la traducción de Adrián Sánchez Castillo, publicada en Sin Permiso (3-12-2016). No obstante hemos introducido cambios en dicha traducción, de manera que el texto que sigue es una mezcla de la traducción de Sánchez Castillo y de la nuestra.
Las imágenes son añadidos nuestros, incluyendo pies de foto; lo mismo la negrita. Hemos añadido hipervínculos que no figuran en el original en inglés.  


La CIA y la prensa: cuando el Washington Post dirigía la red de propaganda de la CIA
Jeffrey St. Clair - Alexander Cockburn
CounterPunch

La semana pasada, el Washington Post publicaba un insultante artículo de un redactor sobre tecnología hasta ahora desconocido, llamado Craig Timberg, afirmando sin la más leve prueba que la inteligencia rusa estuvo usando más de 200 portales de noticias independientes, para lanzar propaganda pro-Putin y anti-Clinton durante la campaña electoral.

Bajo el fuerte titular El esfuerzo propagandístico ruso ayudó a difundir ‘noticias falsas’ durante las elecciones, según los expertos, Timberg inventó su historia basándose en acusaciones difusas de un grupo llamado ProporNot, dirigido por individuos sin nombre y de origen desconocido, a quienes Timbering (plagiando al estilo de Bob Woodward [1]) accedió a citar como fuentes anónimas.

El catálogo de ProporNot de supuestos canales controlados por Putin, apesta a las calumnias macarthistas de la época del miedo a los rojos. La lista negra incluye a algunos de los portales alternativos de noticias más estimados en Internet, incluyendo Anti-war.com, Black Agenda Report, Truthdig, Naked Capitalism, Consortium News, Truthout, Lew Rockwell.com, Global Research, Unz.com, Zero Hedge y, por supuesto, CounterPunch, entre muchos otros. Tendré más información sobre Timberg y ProporNot en mi columna del viernes. [2]


Captura de pantalla de la web de ProporNot. Realmente es una web delirante, ya que todo son acusaciones sin aportar la más mínima prueba y encima es un material anónimo, que nadie firma. Pero todavía resulta mucho más delirante que este sitio sea tomado como fuente solvente por parte de una gran cantidad de medios que muchos consideran "serios".
Mientras tanto, aquí tienen una breve nota histórica sobre cómo, en el apogeo de la Guerra Fría, la CIA desarrolló su propia cuadrilla de escritores, editores y publicistas (que llegó a tener al menos 3.000 personas), a los que pagaba por escribir de cualquier manera la propaganda de la Agencia, bajo un programa denominado Operation Mockingbird [Nota del blog del viejo topo: en castellano, Operación Sinsonte; véase en Wikipedia o en rebelion.org]. La red de desinformación estaba supervisada por el fallecido Philip Graham, ex editor del propio periódico de Timberg, el Washington Post.

La historia de Craig Timberg -que es tan sólida como pueden ser las pintadas anónimas garabateadas en las paredes de un cuarto de baño público-, da lugar a la sospecha de que el Post todavía sigue siendo un jugador en el mismo viejo juego que perfeccionó en los años 50, y continuó luego a lo largo de varias décadas, culminando con su crítica feroz de 1996 contra mi viejo amigo Gary Webb y su inmaculado informe sobre el tráfico de drogas de los contras apoyados por la CIA en los 80. El repugnante ataque del Post sobre Webb fue encabezado, en parte, por el periodista especializado en temas de Inteligencia en el periódico, Walter Pincus, que era un veterano de la CIA.

Para Timberg, éste fue probablemente solo otro día más en la oficina: lanzar algunas calumnias rojas contra la pared y ver cuáles se pegan antes de pasar a su siguiente gran primicia tecnológica (cortesía de los soplos de unos cuantos adolescentes anónimos en Cupertino [3]) sobre fallos técnicos del software en el i-Phone 7. 
Sin embargo, para sujetos del periodismo de rumores como éste, a menudo es un asunto completamente diferente. En el caso de Webb, los ataques deplorables y sin fundamento del Post acabaron con su carrera como periodista investigador y le provocaron una depresión descontrolada que llevó finalmente a Gary a quitarse la vida. motiven espiral que terminó con Gary tomando su propia vida. Aunque el propio inspector general de la CIA, Frederick Hitz, confirmó más tarde los informes de Webb, el Post nunca se retractó de sus calumniosas e infames historias, ni se disculpó por arruinar la vida de uno de los mejores y más valientes periodistas del país.
Ahora parece que el periódico está dando vueltas para otro tiroteo desde el coche.

(Este artículo es una adaptación de nuestro libro End Times: the Death of the Fourth Estate) –JSC


*

Casi desde su fundación en 1947, la CIA tuvo periodistas en nómina, un hecho reconocido claramente por la Agencia en su declaración de 1976, realizada por su director George H.W. Bush -que había sustituido a William Colby al frente de la CIA-, en la que afirmaba que “con efectos inmediatos, la CIA no tendrá ninguna relación remunerada o contractual con ningún corresponsal de noticias que, a tiempo completo o parcial, estuviese acreditado por un servicio de noticias, periódico, revista, red o emisora de radio o televisión de EEUU.”

Aunque la declaración también subrayaba que la CIA continuaría dando la “bienvenida” a la cooperación voluntaria y no remunerada de periodistas, no hay razones para creer que la Agencia realmente interrumpiera los pagos encubiertos al Cuarto Poder.

Las prácticas de la agencia en este sentido, con anterioridad a 1976 han sido documentadas hasta cierto punto. En 1977, Carl Bernstein [4] trató el tema en la revista Rolling Stone, concluyendo que más de 400 periodistas habían mantenido algún tipo de alianza con la Agencia entre 1956 y 1972.
En 1997, el hijo de un alto responsable de la CIA bien conocido en los primeros años de la Agencia, afirmó categóricamente a CounterPuncher, aunque extraoficialmente, que “por supuesto” que el poderoso y capcioso columnista Joseph Alsop “estaba en nómina”.
La manipulación mediática fue siempre una preocupación primordial de la CIA, así como del Pentágono. En su Historia secreta de la CIA, publicada en 2001, Joe Trento describió cómo en 1948 el hombre de la CIA Frank Wisner [5] fue nombrado director de la Oficina de Proyectos Especiales, que pronto pasaría a denominarse Oficina de Coordinación Política (OPC) [6]. Ésta se convirtió en la rama de espionaje y contrainteligencia de la Agencia Central de Inteligencia, estando en primer lugar de su lista las funciones designadas como “propaganda”.
En ese mismo año de 1948, Wisner puso en marcha una operación llamada en clave "Mockingbird" (“Sinsonte” [7]), para influir en la prensa doméstica estadounidense. Reclutó a Philip Graham del Washington Post para desarrollar su proyecto dentro de la industria de los medios.
Trento escribe en su Historia secreta de la CIA:
“Uno de los periodistas más importantes bajo el control de la Operación Mockingbird fue Joseph Alsop, cuyos artículos aparecieron en más de 300 periódicos diferentes. Entre otros periodistas dispuestos a promover los puntos de vista de la CIA, estaban Stewart Alsop (New York Herald Tribune), Ben Bradlee (Newsweek), James Reston (New York Times), Charles Douglas Jackson (Time Magazine), Walter Pincus (Washington Post), William C. Baggs (Miami News), Herb Gold (Miami News) y Charles Bartlett (Chattanooga Times).Hacia 1953, la Operación Mockingbird tenía una gran influencia sobre más de 25 periódicos y agencias de noticias, incluyendo el New York Times, la CBS y Time. Las operaciones de Wisner estaban financiadas conr desvíos de fondos previstos para el Plan Marshall. Parte de este dinero fue utilizado para sobornar a periodistas y editores.”
En su libro Mockingbird: The Subversion of the Free Press by the CIA, Alex Constantine escribe que en los 50, “alrededor de 3.000 empleados y asalariados contratados por la CIA, estuvieron finalmente implicados en esfuerzos de propaganda”.


Jeffrey St. Clair & Alexander Cockburn

Notas de traducción y del blog
[1] Nota de traducción, de Adrián Sánchez Castillo.
Periodista de investigación y escritor, trabaja en el Washington Post desde 1971, donde actualmente ejerce como editor asociado. 
[2] El artículo de ProporNot al que se refiere el autor, es "Russia is Manipulating US Public Opinion through Online Propaganda". Realmente es una web delirante, ya que todo son acusaciones sin aportar la más mínima prueba y encima es un material anónimo, que nadie firma. Pero todavía resulta mucho más delirante que este sitio sea tomado como fuente solvente de una gran cantidad de medios que muchos consideran "serios".
[3] Nota de traducción, de Adrián Sánchez Castillo.
Ciudad de California conocida por albergar la sede central de Apple. 
[4] Nota del blog del viejo topo
Carl Bernstein es el periodista estadounidense que, trabajando para el Washington Post, junto a Bob Woodward destapó el escándalo del Watergate, que provocaría la dimisión del presidente Nixon. Entre sus libros podemos mencionar Su Santidad Juan Pablo II y la historia oculta de nuestro tiempo (escrito con Marco Politi), en la que aborda toda la fontanería secreta del Vaticano puesta en marcha por el papa Wojtyła para desestabilizar el bloque socialista, en estrecha colaboración con los gobiernos de Ronald Reagan y Margaret Thatcher (ver un dossier de prensa aquí). El artículo de Bernstein mencionado en el texto, publicado en la revista Rolling Stone el 20 de octubre de 1977, es "La CIA y los medios de comunicación"; pincha en el enlace anterior para leerlo.
[5] Nota del blog del viejo topo.
Wisner, un enfermo mental
con amplias poderes en la CIA
Frank G. Wisner fue el Director de Operaciones de la CIA en los años 50, lo que le convertía en uno de los pesos pesados de la Agencia. Fue un personaje muy curioso. Fue mucho más que un anticomunista compulsivo: realmente, era un enfermo mental, siendo diagnosticado como "maníaco depresivo" a raíz de la depresión en la que cayó a causa del aplastamiento de la revuelta húngara en 1956, por parte del Pacto de Varsovia; estuvo a tratamiento psiquiátrico, con terapia incluida de  electroshock, a pesar de lo cual siguió trabajando para la CIA tras abandonar el hospital. 
Wisner rivalizó en paranoia y compulsión anticomunista con otro fachoso, J. Edgar Hoover, director del FBI, cuyos celos le condujeron a investigar el pasado de Wisner durante la caza de brujas del macartismo
En 1962 la CIA decidió retirar a Wisner y en 1965 éste se suicidó de un disparo. Dicen que nunca superó el golpe que le supuso ver fracasar la rebelión de Hungría del 56. 
Wisner no solo fue el que diseñó la Operation Mockingbird para poder contar con una legión de periodistas en nómina, sino que también aparece relacionado con la Operación Bloodstone (Operación Sanguinaria), por la cual fueron reclutados un gran número de nazis para servir de manera encubierta en la CIA; la mayoría de los antiguos nazis reclutados, habían cometido crímenes de guerra.
[6] Nota del blog del viejo topo.
La The Office of Policy Coordination (OPC) se creó en 1948 por iniciativa del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, siendo encargada de todo tipo de operaciones encubiertas de "guerra psicológica" y paramilitares. En 1951, fue fusionada con la Oficina de Operaciones Especiales de la CIA en lo que se llamó Dirección de Operaciones. Anécdota: esta última financió, en 1954, la producción de la película anticomunista Rebelión en la granja (Animal Farm), basada en la novela de George Orwell; la iniciativa partió de Frank Gardiner Wisner, que estaba al frente de este departamento en aquel momento.
[7] Nota del blog del viejo topo.
El sinsonte es un ave cuyo hábitat natural es América del Norte, y que imita las llamadas de otras aves, pero también los sonidos de otros animales y los ruidos de máquinas.

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