La cabeza de Flynn ha rodado. ¿Le seguirá la de Trump?
Apenas tres semanas después de la toma de la
presidencia por Trump, sus enemigos políticos en el establishment de Washington
han apuntado alto con la renuncia forzada del Asesor de Seguridad Nacional de
Trump, Michael Flynn. Este establishment incluye organismos de inteligencia del
Estado y medios de comunicación corporativos alineados, que han estado abriendo
fuego hacia Trump desde su elección el pasado noviembre.
Flynn tenía que irse después de que el Washington
Post y otros medios informaron que no estaba diciendo la verdad acerca de las llamadas
telefónicas que había estado sosteniendo con el embajador de Rusia, Sergey
Kislyak durante la transición a la administración Trump. Flynn nunca negó las
llamadas a finales de diciembre, pero mantuvo que nunca fueron discutidas las
sanciones de EEUU a Rusia.
La persistencia de los medios de comunicación
estadounidenses no se han dado por vencidos en los cargos contra Flynn, lo que
demuestra que su confianza sobre el tema estaba respaldada por fuentes de inteligencia.
O dicho de otra manera, se trataba de una caza de brujas basada en la
información de una revelación ilegal de información privada.
Flynn le dijo al vicepresidente Mike Pence que las
sanciones no fueron discutidas y que la conversación con el diplomático ruso sólo
trató sobre las disposiciones necesarias referente a la llamada telefónica que
tendría lugar entre el presidente Trump y su homólogo ruso, Vladimir Putin -
esa llamada finalmente se realizó el 28 de enero.
Pence inicialmente apoyó a Flynn, diciendo a los
medios de comunicación que no había nada anormal en las llamadas telefónicas.
Legalmente, cualquier ciudadano estadounidense sin
cargo público- lo que Flynn era durante el traspaso de la oficina antes de que Trump
la inaugurara el 10 de enero - sin autorización de los Estados Unidos, comience
o desarrolle directa o indirectamente alguna correspondencia o relación con
cualquier gobierno extranjero o cualquier funcionario o agente del mismo, con
la intención de influenciar medidas o la conducta de cualquier gobierno en
relación con cualquier disputa o controversia con EE.UU. o a derrotar las
medidas de Estados Unidos, será multado bajo la Ley Logan o encarcelado no más
de tres años, o ambos.
Al parecer, ahora, como resultado de las
investigaciones del FBI y funcionarios estadounidenses citados por el
Washington Post, las sanciones si se discutieron entre Flynn y Kislyak. Rusia
se ha negado a comentar sobre la naturaleza de las llamadas telefónicas.
¿En qué estaba pensando Flynn? Durante la
administración Obama, había ejercido como jefe de la Agencia de Inteligencia de
Defensa - una de las 16 organizaciones de espionaje federales de los Estados
Unidos. Parece increíble que, dada su experiencia en materia de vigilancia,
Flynn podría haber sido tan imprudente como para mantener conversaciones
telefónicas con el principal diplomático de Rusia en Washington en temas de
seguridad nacional.
Especialmente teniendo en cuenta también que Flynn estaba
a punto de asumir el cargo como asesor de seguridad nacional de alto nivel para
el nuevo presidente, Donald Trump, que ya estaba bajo un intenso escrutinio
mediático sobre sus supuestos vínculos con Rusia.
No sólo mantuvo conversaciones telefónicas, también
parece probable que Flynn abordó el tema de cómo las sanciones estadounidenses
impuestas por Obama podrían ser levantadas bajo la administración Trump. Parece
ser que Flynn no se percató que cada palabra podría ser explotada por la
inteligencia estadounidense; parece un increíble error de juicio por su parte.
El sospechoso contacto telefónico se produjo en el
momento que Obama sancionó varios diplomáticos rusos por las acusaciones de que
piratas informáticos rusos habían interferido en las elecciones presidenciales.
Esas acusaciones de piratería patrocinada por el estado ruso nunca han sido probadas.
Como el Washington Post dice, los funcionarios de
inteligencia estadounidenses se sorprendieron cuando el presidente ruso,
Vladimir Putin no reaccionó a las sanciones de Obama anunciadas el 29 de
diciembre, en lugar de tomar medidas sobre los estadounidenses les deseó una
Feliz Navidad. De acuerdo con el Post , la inteligencia de Estados Unidos
comenzó a buscar una posible explicación para la inesperada respuesta de Putin,
y encontraron la respuesta en la llamada de Flynn al embajador ruso. Se afirma
que Flynn indicó al diplomático ruso que las nuevas sanciones impuestas por la
administración saliente de Obama serán debidamente revertidas por Trump.
Llegados a este punto, parece plausible que los
agentes de inteligencia de Estados Unidos no se dediquen a una búsqueda al azar,
sino que tenía a Flynn en la mira todo el tiempo, después de haber escuchado esta
llamada telefónica con el embajador ruso.
También el Washington Post ha señalado enfáticamente
esta semana que Trump alabó rápidamente a Putin por no tomar medidas de
represalia a las sanciones de Obama.
Una posible inferencia de todo esto es que Flynn
estaba actuando como mediador con los rusos bajo la instrucción de Trump:
«Los funcionarios y ex funcionarios dijeron que aunque creían que [el vicepresidente] Pence fue inducido a error sobre el contenido de las comunicaciones de Flynn con el embajador de Rusia, no se puede descartar que Flynn estaba actuando con el conocimiento de los demás en la transición», informa el Washington Post.
la administración de Trump ya había causado
consternación profunda entre el establishment de Washington del Departamento de
Estado, los tink-tanks de relaciones exteriores, el aparato de inteligencia
militar y medios de comunicación corporativos alineados. Las intenciones
declaradas de Trump de normalizar las relaciones con Rusia antes y después de
su elección el 8 de noviembre han chocado con la agenda geo-estratégica a largo
plazo de Washington de fomentar la hostilidad con Moscú.
La renuncia forzada de Michael Flynn, que fue un
defensor influyente en la Casa Blanca para la normalización de las relaciones
con Rusia, puede ser visto como un golpe suave contra Trump - infligidos por
los agentes del estado profundo de los Estados Unidos.
Parece muy probable que después de haber solicitado la
cabeza de Flynn, los enemigos políticos de Trump no se detengan aquí. El gran
premio podría ser el mismo Trump con su destitución de la presidencia por
juicio político, acusado de conspirar con un estado enemigo.
Toda la conmoción por Flynn en los medios de Estados Unidos es sólo el comienzo de una campaña contra Trump como la persona que le dio la autorización para ponerse en contacto de forma ilícita con los rusos. Y parece que la incompetencia de la administración Trump está jugando directamente a favor de esa agenda para expulsarlo de la Casa Blanca.
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