lunes, 6 de febrero de 2017

"Un secreto a voces": hacia la normalización de la pedofilia





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"Un secreto a voces": hacia la normalización de la pedofilia




Vivimos tiempos complejos. El sistema ha desarrollado y seguirá desarrollando mecanismos de dominación muy sutiles. Todo es lo contrario de lo que parece. El humanitarismo legitima las guerras. Las defensas de las minorías se utilizan para atacar a las mayorías. Las vacunas y los medicamentos nos asesinan con precisión micrográmica. La lucha contra el terrorismo es una farsa creada por el propio sistema.

Lo mismo ocurre en el ámbito social y moral. El sistema dice luchar contra la violencia de género, pero en realidad esta es una declaración de intenciones fraudulenta, porque lo que se trata de hacer es producir violencia de género. Lo mismo lo estamos viendo con la pederastia hoy. Por todos lados observamos una misma campaña mediática muy sofisticada, que las mafias en el poder están orquestando, para, con el pretexto de luchar contra la pedofilia, en realidad fomentarla.



Hay que entender que en el hollycapitalismo la censura pasa a ser una práctica excepcional. Solo se utiliza para asuntos muy sensibles, para temas muy concretos, muy puntuales, muy localizados, que afectan a temas delicados, muy secretos, tecnologías de punta, figuras muy poderosas.

Para los grandes temas lo que el sistema utiliza es, en lugar de la censura de las dictaduras clásicas, la técnica de guerra mediática de la cortina de humo. Esto es lo que están haciendo con la pedofilia. Como no pueden censurar toda la información que circula sobre el tema, sobre todo en internet, por miles de canales alternativos, lo que hacen es campañas de oposición controlada. Alternativismo de medio pelo. En buena medida producidas por la propia industria cultural, que ya ha interiorizado sufiencientemente todo un repertorio de técnicas de propaganda, para que no sea necesario que participen agentes más especializados.

En pocas palabras, la mátrix abarca tanto que implícitamente muy pocos de los mensajes alternativos pueden llegar a amenazar al sistema. Es suficiente con dar mayor visibilidad a los alternativos moderados para que los alternativos radicales sigan siendo minoritarios y no amenacen las estructuras criminales del sistema, esto es, la criminalidad estructural del sistema. Desde la falsificación de dinero a los rituales satánicos, del terrorismo fabricado a las catástrofes geoingenierizadas.



El documental "Un secreto a voces" (An Open Secret, 2014) se inscribe en esta lógica. Es uno de los muchos documentales alternativos para 'intelectuales' urbanos, de los que ponen en las salas off de las grandes metrópolis, que premian en los festivales alternativos, que ponen en las segundas y terceras cadenas de las televisiones nacionales, fuera del prime time. Es uno de esos documentales de los que hablan los enteradillos tomando una cerveza, que postean en las redes sociales.

https://vimeo.com/167887245

Y sin embargo nosotros creemos que forma parte del sistema. Que a pesar de declarse contra la pederastia, en realidad la está, implícitamente, fomentando, normalizando, naturalizando a largo plazo.



Que nos digan que van a donar todos los beneficios del documental a la Fundación Courage to Act ya nos suena raro. Esto apunta a que lo están financiando desde arriba. Todo lo gratis está ahí para vendernos algo de manera encubierta. Las pretendidas intenciones no lucrativas nos suenan a operación de lavado de imagen de cara a la galería. La típica estrategia sionista. Por cierto que la directora, Amy Berg, tiene un apellido judío.



Además "courage" es un mantra de control mental, por lo menos desde "El Mago de Oz", pasando por los Premios al Courageos Citizen de Diana de Gales, y hasta el caso Diana Quer de nuestros días.




Tampoco nos creemos que sea auténtica la demanda de arbitrio de la productora Espada Productions contra la directora, publicada en los medios de masas. Parece más bien publicidad encubierta, y más lavado de imagen.

https://www.theguardian.com/film/2015/aug/18/producer-of-abuse-doc-an-open-secret-director-court-amy-berg-gabe-hoffman

El documental se estrena en junio de 2015. Y casualmente en julio vemos al productor, Gabe Hoffman, con otro apellido judío, haciendo ruido en los medios. Para llegar precisamente al público 'intelectual', que lee The Guardian, y no va a ver producciones comerciales. La polémica es la mejor publicidad.



https://en.wikipedia.org/wiki/An_Open_Secret

https://www.theguardian.com/film/an-open-secret



Creemos que en el documental hay muchos disparadores de control mental, para empezar, por el "courage". Están ahí para hundir aún más en la miseria a los controlados. Son el mejor ejemplo del doble pensamiento, que Orwell no nos explicó suficientemente porque era un insider. Los disparadores de control mental están ahí para operar a dos niveles. La sonrisa de los personajes de Disneyworld mientras los niños son sodomizados por parte de su controlador. Y Henry Kissinger esperando fuera con su peluca y su barba postizas, como nos cuenta Brice Taylor.

La pedofilia y el control mental están tan vinculados que no se puede hablar de la una sin hablar del otro. Y esto es justamente lo que hace este documental, tender una cortina de humo sobre este tipo de vinculaciones.



Vemos muchos de los disparadores habituales de control mental: helados, conejos, ositos de peluche, Burger King, personajes de Disney, etc.



Que se hable de Disneyworld, pero no nos cuenten cómo lo utilizan para programar a niños (violar, sodomizar, torturar, ahogar), es ya un signo de que no van a hablar del tema en profundidad. Porque los pseudointelectuales que ven este tipo de documentales no saben demasiado del MK Ultra, y se perderían.

"¡Aquello era como visitar por primera vez Disneyworld! ¡Era una pasada!", dice unos de los niños abusados.

Esto apunta a que este documental, no solo no entra en el fondo de la cuestión, sino que encubre la utilización de Disney como programación mental de niños MK Ultra. Y además refuerza la programación.



"Penn(is) state", junto al osito de peluche-disparador MK Ultra.

Otro de los chicos abusados recuerda que veía películas junto a su abusador, en su sala de cine privada. Pero esto, de nuevo, está ahí para encubrir la utilización de las películas, los videoclips, la música, como programación de control mental MK Ultra. Este joven abusado nos dice que, mientras veían películas en esta sala privada "no recuerda bien cómo empezó a hacerle todo lo que le hacía". Esto es un síntoma evidente de control mental, sea más o menos institucional, sea familiar o hecho en bases militares/de inteligencia. Es disociación mediante trauma.

Si este documental de verdad estuviese ahí para denunciar la pedofilia, entonces nos tendría que explicar, justo en ese punto, en que consiste la disociación mental producida mediante trauma. Y evidentemente no lo hace. Porque no está ahí para denunciar la pederastia sino para fomentarla de manera encubierta, para tender una cortina de humo sobre la estructuralidad del tema, para que la gran mayoría no entienda el fenómeno, para que siga pareciendo excepcional.



El investigador Alfred Lambremont Webre lo expone muy bien en el programa Csi Juan:

"Nuestra investigación muestra que los rituales pedocriminales están vinculados a los Draco, el Gobierno Americano, el MK Ultra, a su vez se ha infiltrado en las estructuras gobernantes controladas [a través de esta red] en todo el mundo, incluyendo iglesias como el Vaticano, la Iglesia Anglicana, las monarquías, los gobiernos, especialmente el Gobierno de los EEUU (que es una corporación), las agencias de inteligencia, los militares, las corporaciones, la escuelas, las organizaciones cívicas y familias [de abuso] multigeneracional. Por ejemplo, tenemos evidencia de que el 12% de la población de Estados Unidos son satanistas, eso son 40 millones de personas, en Estados Unidos, vienen de familias [de abuso] multigeneracional, satanistas" (2:20-4:00). https://www.youtube.com/watch?v=Qvy3nnvraxg

Esta es la estructuralidad de la pederastia, su conexión con la política, la inteligencia, el ejército, el satanismo, el MK Ultra, que este documental está encubriendo.





Alusiones veladas al satanismo, que también operan como reforzadores de control mental, que el profano no entenderá.



Las puertas, las cerraduras, la llaves, otros disparadores de control mental, mostrados junto a las estacas de madera anteriores, desenfocadas. Todo esto está hecho con mucha más intencionalidad y perversidad de lo que parece.



Nos muestran, como el que no quiere la cosa, a uno de los padres de los niños abusados, con su uniforme del servicio militar. Pero creemos que esto está también ahí para encubrir la vinculación de la pederastia con el ejército. Y como mecanismo de reforzamiento de la programación de los abusados. Nada es lo que parece, sobre todo para un traumatizado que asocia el Falo y el uniforme militar. Insistimos, todo esto es mucho más intencionado de lo que parece.

Por supuesto nos sacan familias normales y corrientes, de clase media, que han tenido la mala suerte de que sus hijos hayan caído en las manos de algunos abusadores puntuales de Hollywood. Retratan estas familias porque buscan la identificación y la empatía de ciudadanos similares.

Pero esto está también ahí para encubrir la vinculación entre la pederastia y las familias de las élites, en la industria hollywoodense pero también en la comunidad de inteligencia, en el ejército, en el Gobierno. Para que no comprendamos que la pederastia forma parte de la mecánica de poder, de pactos, compromisos, intercambios, chantajes, snuff movies, amenazas, protecciones judiciales, etc.



En su lugar este documental nos presenta una visión tremendamente edulcorada del asunto, para el consumo cinematográfico del burgués intelectual "progresista", para que siga creyéndose que la "realidad" es la ficción que le cuentan en los telediarios, en las salas de cine y en las aulas universitarias.



Recurren al viejo truco de las películas de programación mental: los colores rojos como tapaderas y disparadores de programación, del maltrato, la tortura y los rituales de sangre. Todo esto también parece ser muy intencionado. ¡Qué casualidad que la pintura sea del color de la sangre y no verde, azul o amarilla!



Referencias sutiles a la "masonería", para que los iniciados sepan quién es quién. Al mismo tiempo que se evita hablar de los protagonistas en estas redes pederásticas: las logias masónicas que pervierten nuestras sociedades de manera cobarde, hipócrita, secreta. Que son el cáncer que hay que extirpar para sanarlas.



De la misma manera, a lo largo del documental aparecen hasta 6 veces niños abusados que tienen 11 años. Es otro mensaje a iniciados.

Una buena parte del filme nos habla de la fascinación que supone Hollywood para los niños y para sus padres, de cómo se dejan seducir por este mundo. Después nos dirán que no era lo que parecía. Pero lo cierto es que el documental juega de manera muy perversa con esta ambigüedad. De manera que, otra vez, en lugar de denunciar un fenómeno lo que hace es añadirle glamour. Este es el doble juego que este documental, muy sutilmente, sabe hacer.

Nos muestra cómo operan los pedófilos. Pero a menudo nos da la impresión de que, más que denunciarlos, lo que están haciendo es dar ideas, aportar información, proporcionar estrategias sobre cómo se puede practicar la pederastia con impunidad.

Nos dicen que los niños que se deciden por denunciar los abusos se exponen a no volver a trabajar en la industria. De manera que, de nuevo, más que contribuir a exponer el tema, lo que están haciendo es proporcionar información detallada a todos los implicados, refinar y consolidar los métodos, decirle a los niños abusados: "Si denuncias, estas acabado." "Si quieres triunfar en Hollywood tienes que tragar (tanto en el sentido figurado como en el real)".

"Mucha gente del sector se enfadaría, si se lo contaba a alguien", dice un joven abusado.
"... la víctima tenía que seguir siendo anónima si quería seguir trabajando. Era casi imposible que un niño denunciase los abusos siendo todavía menor y que después siguiese trabajando. No recuerdo ni un solo ejemplo en el que sucediese esto. Todos los niños que les contaron a sus familias lo que les estaba pasando tuvieron que abandonar sus carreras", dice una periodista especializada.

Todo esto está ahí, no para denunciar los abusos en Hollywood, sino para normalizarlos.



Este documental no hace más que dramatizar una información sobre casos de pederastia que han sido ya perseguidos judicialmente, que han trascendido a la prensa, sin aportar nada nuevo. Se trata de casos muy puntuales. Esta es la clave. De lo que se trata es de mostrarlos de manera independiente, no solo con relación al conjunto de Hollywood, sino también del Gobierno, el Ejército, la Inteligencia, la Iglesia.

Si en algún momento se sugiere que el tema es mucho más estructural, al mismo tiempo se da a entender que no hay mucho que hacer, que las cúpulas de la industria tienen demasiado poder para que algo cambie.

Hablan solo de lo que ya se sabe. Simplemente dramatizan la información que ya ha sido publicada, sin aportar nada nuevo.

Ponen el foco en media docena de profesionales de Hollywood que han sido acusados de pederastia. Recurren a la vieja técnica maniquea de distinguir entre "buenos" y "malos". En lugar de mostrar los mecanismos que están en la base del abuso infantil, en los que puede caer todo aquel que se acerca a las cúpulas del poder-religión, con independencia de su "maldad" o su "bondad".

Esta visión tan simplista de la realidad se puede esperar de alguien de la calle, pero en directores y productores de documentales supuestamente de denuncia, son más bien signos de que no son tales.

Insistimos, no hablan de la estructuralidad del problema. No hablan de las grandes estrellas ni de los grandes estudios. No nos dicen que el 90% de las grandes estrellas de Hollywood han tenido que 'pasar por el aro', de una manera u otra. Nos nos dicen, en 99 minutos, lo que Alfred Webre nos resume en 2.

Un investigador de estos abusos dice en el documental:

"¿Todos los productores sabían lo que pasaba? No creo, pero seguro que muchos lo sospechaban. [...] Yo hable con muchos de los inversores y todos me negaron que pasase nada raro. No hay peor ciego que el que no quiere ver."

Esta es la vieja táctica de, en lugar de negar el problema, reconocerlo, pero deformarlo, endilgarselo a otro. El que no sepa nada del tema creerá que se trata de casos puntuales que no afectan al conjunto. Y para el que sospeche que el tema es más serio de lo que parece, todo esto le da a entender que la pedofilia está tan enquistada en el sistema, y un nivel tan alto, que es muy difícil hacer nada.

En suma, el documental no solo no aporta nada nuevo, sino que normaliza y consolida las redes perederásticas. Según una mecanica muy sofisticada y muy perversa en la que lo que se quiere esconder se muestra, pero se deforma, se recrea. Se construye con fragmentos de realidad una ficción políticamente correcta para que todo siga igual. Incluso para que la pedofilia se extienda, se normalice.

El mismo investigador:

"Lo que tengo claro es que la gente que invirtió dinero en él [uno de los directores pederastas] no quería demandarlo, solo querían que se olvidase el tema. Puede que los inversores pequeños sí lo hicieran [pero no los grandes] ... me llamó el ayudante del ayudante de un pez gordo y me dijo: «No vamos a publicar tu historia. Te vamos a pagar el 25% de tu tarifa y también la mitad de los gastos.» Ahí terminó todo. Y me llevé tal disgusto que no fui capaz de ir a tocar más puertas. Es Hollywood, y ahí la gente hace lo que le da la gana. Si eres una superestrella o un director importante que les hace ganar un montón de pasta, puedes hacer lo que quieras."

Aquí es donde más cerca está el documental de contar algo, de acercarse al fondo de la cuestión. Pero desgraciadamente estos momentos son excepcionales. Y a pesar de todo, esto está todavía muy lejos de hablar a fondo del problema: del abuso intergeneracional, de la disociación mental, del MK Ultra, de las vinculaciones Hollywood-Gobierno-Inteligencia-Ejército-Iglesia-satanismo.

Un escritor especializado en el tema dice:

"... la verdad es que podría darse el caso de que no llegase a ser tan traumático como en realidad podría haber sido."

Supersic, como dice Alfredo Jalife Rahme.

Nos dicen que alguno de los abusados ha tenido que ir al hospital por problemas psiquiátricos. Pero esto, otra vez, es una cortina de humo para no hablar de que el abuso persigue intencionadamente la producción de seres sociópatas y psicópatas. En particular mediante los programas de control mediante trauma y la disociación de la personalidad. Es otra tapadera.

También hablan de suicidio, pero de nuevo desligándolo de los subprogramas de control mental que instalan en los cerebros de los esclavos MK Ultra para el caso de que falle la programación.



En el mismo sentido hablan de drogas, pero no de cómo son utilizadas en los programas de control mental, y no del uso institucional de las drogas, de la vinculación de psiquiatría-drogas-MK Ultra.

Utilizan exactamente todas las estrategias de propaganda que hemos visto en la entrevista de Jordi Évole a James Rhodes. Esto nos hace pensar en una mecánica específica a la que recurren una y otra vez, mucho más elaborada de lo que parece. Saben muy bien lo que están haciendo y lo van depurando poco a poco. Y el ciudadano medio se lo come con patatas.

http://deliriousheterotopias.blogspot.de/2016/12/james-rhodes-ingenieria-social.html










Al final nos dicen que todos estos pederastas han salido más o menos impunes de las denuncias y procesos judiciales. El que más, ha pasado 6 meses en la cárcel. Otros ni siquiera han sido encausados, y siguen trabajando en la industria con total normalidad. Porque la pederastia es la norma en Hollywood y la Hollymúsica. Otros han emigrado a otros países y siguen viviendo allí sin problemas. En suma, nos están dando a entender que la pedofilia disfruta de impunidad.



Una de las cosas que llama la atención es que solo hablan de pederastia homosexual masculina. De hecho hacen alusión al tema al final, sin aclarar por qué no han sacado otros casos de abuso sexual.

Esto huele de nuevo a que estamos ante una operación de la misma industria, a una operación del sistema. Con intenciones no declaradas.

Dicen denunciar la pedofilia pero en realidad de lo que se trata es de fomentarla. Pero en particular la pedofilia homosexual masculina.

Esto es un detalle importante. Porque encaja a la perfección en la agenda de producción de violencia de género, de homosexualización, de desfertilización de masas. Cierran un grifo y abren otro. Producen la violencia de género, por un lado, y por el otro fomentan la homosexualidad, en general, pero también la homosexualidad pedofílica. Que de hecho son dos fenómenos muy vinculados.

Todo apunta a que se han centrado en el abuso infantil homosexual porque forma parte de la agenda. Y esto confirmaría que estamos ante una operación de las élites. De las que no necesitan recuadar taquilla por este filme. Por eso lo donan todo a una fundación. Esto es propaganda pura y dura, pero encubierta, disfrazada de filantropía.

Al final de la película viene la parte dramática. Pero lo curioso es que le echan la culpa de todo al alcohol, no a la pedofilia:

"Cuando me pasaba algo bebía, bebía, bebía y bebía. No sabía a quién culpar o a qué culpar, así que empecé a odiar todo lo que me rodeaba", dice un joven abusado de niño.

Y después nos cuentan que uno de los niños abusados se hizo alcohólico, y que a raíz de esto sufrió una parada cardíaca o respiratoria que estuvo a punto de acabar con él. Pero, naturalmente, le echan las culpas al alcohol.

Todo esto sirve para dar un poco de dramatismo a la película. Para desviarlo del centro de la cuestión.

Nos dan a entender que el joven murió. Y al final nos lo enseñan vivo, aunque minusválido.

Así consiguen el final feliz, para que el espectador se vaya contento a casa. Para que este producto de la industria pedofílica hollywoodense funcione bien como lavado moral del sistema.



Pedro Bustamante es autor de "Sacrificios y hierogamias: La violencia y el goce en el escenario del poder (1 y 2)" (2016) y "El imperio de la ficción: Capitalismo y sacrificios hollywoodenses" (2015). Colabora en diversos medios alternativos como El Robot Pescador, El Espía Digital, Katehon, La Caja de Pandora y Csijuan.

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