domingo, 12 de marzo de 2017

“El juicio de Gamonal es un aviso para todo aquel que pretenda rebelarse”

“El juicio de Gamonal es un aviso para todo aquel que pretenda rebelarse”











Isabel Lara estaba en casa la noche del viernes 10 de enero de 2014, cuando el timbre del teléfono rasgó la noche: Su hijo está detenido. “En ese momento te pones a temblar porque no sabes lo que ha pasado. Comisaría era un caos, lleno de familiares de detenidos. Nadie sabía nada. Nadie nos decía nada”, relata la propia Isabel. Su hijo fue el primer detenido aquella noche en la que se agudizó el conflicto. Le metieron a una lechera con las manos esposadas a la espalda. “Recibió insultos y le pegaron estando esposado”, añade. El siguiente en entrar al furgón fue un chico al que conocía del barrio. Se sentó junto a él y se estrecharon sus manos por detrás de la espalda. Cruzaron sus miradas. Ya no estaban tan solos.

Estos días se juzga en Burgos a doce jóvenes, para los que la fiscal pide dos años y medio de cárcel, para cada uno de ellos, y una multa de 24.000 euros. ¿Por qué surge esa movilización? “Hay que contextualizarlo en plena crisis. Hay una situación social en el barrio que hace insostenible la vida de muchas personas, que de forma cotidiana están sufriendo cómo se les desahucia, cómo se les despide, cómo no pueden acceder a servicios públicos que se están privatizando. Y de repente, cajas de ahorro, constructores y medios de comunicación hacen un boquete en medio de la calle Vitoria. Como si no nos hubiesen hecho ya suficientes agujeros en todos los años de la crisis. Ante esta situación, hay un grupo de personas que se rebelan y que ponen el cuerpo ante una circunstancia que consideran injusta. Esto deriva en altercados y en enfrentamientos”, señala Óscar de la Torre, miembro del Grupo de apoyo a los detenidos.

Las llamas de los contenedores ardiendo llamaron la atención de los medios de comunicación que en pocas horas se desplazaron a Gamonal, pero no querían hablar de exclusión social, querían desplazar el debate hacia la violencia. “¿Quieren hablar de violencia? Hablemos de todos esos agujeros previos que nos han hecho. Esa violencia sistemática e invisible de la que nadie habla. Por otra parte, todas esas voces que se rasgan las vestiduras porque han visto un contenedor ardiendo y entienden que se está haciendo un daño a sus intereses públicos, no ven vandalismo en los cientos de millones de euros de sobrecoste de un hospital privatizado por los mismos que querían hacer el Bulevar”, añade Óscar de la Torre.

Trazado el contexto social de la protesta, aterrizamos en el juicio que se ha prolongado toda la semana y está previsto que dure hasta el jueves 16. “El proceso judicial está evidenciando que las detenciones fueron totalmente arbitrarias”, afirma Rafael Lacalle, miembro de la Asamblea de Gamonal, que muestra cómo “la estrategia de la policía ha quedado en evidencia. Están contradiciéndose de manera sistemática con lo que ellos mismos recogieron aquellos días en los atestados. Los atestados eran un copia y pega, en los que solo variaban los nombres de los detenidos o detenidas y los lugares de los hechos. Por otro lado, los vídeos están dejando en evidencia que las detenciones se produjeron en algunos casos hasta cuatro horas después de los disturbios y por la posición de los agentes mientras se producían los disturbios, era imposible que vieran si las personas detenidas habían participado en ellos o no. Otro caso muy ilustrativo es el de un chico que iba en muletas y acabó detenido. ¿Cómo iba a volcar contenedores y enfrentarse a la policía una persona en esas circunstancias?”.

En este mismo sentido, Óscar de la Torre indica que “lo primero que nos llama la atención a las personas que formamos parte de la movilización es que de casi cincuenta detenidos no conocemos a ningún chaval. Eso hace saltar nuestras alarmas y nos damos cuenta de que algo raro estaba pasando. Después de entrevistarnos con los detenidos y sus familias observamos que eran personas que o bien venían de trabajar, o bien se asomaron por curiosidad y en ese momento fueron cazados”.

Si las personas encausadas no cometieron los actos de los que se les acusan, ¿qué está siendo juzgado en Burgos estos días? Ángel Barredo, vecino del Gamonal de 74 años, que ha formado parte de las luchas del barrio lo tiene claro. “Quieren condenar a una juventud ya de por sí desesperada, sin futuro, sin trabajo, sin presente, sin sueños y sin esperanza. Se trata de castigar, no de hacer justicia. Y todo basado en la mentira”, declara. A este respecto, Rafael Lacalle afirma que buscan “atemorizar” a las personas que se movilizan y luchan, mientras que Óscar de la Torre indica que es un “aviso a navegantes para todo aquel que pretenda rebelarse contra lo que considere injusto” para que la gente no tome el ejemplo de Gamonal frente a las injusticias cotidianas.

En cualquier caso, Ángel Barredo sabe que la desesperanza no abarca todo y una semana compartiendo espacios con la gente de tu barrio da para mucho. “El lunes viví un hecho que me emocionó. Israel, que vino de Logroño para solidarizarse con nosotros, demostró una sensibilidad, un cariño, algo especial había en el corazón de ese hombre. Tenía 20 euros y compró el libro de Gamonal, la historia desde abajo por doce euros. Yo le regalé el que hicimos de CYFISA, una fábrica que tuvimos autogestionada los trabajadores año y medio. Del dinero que le sobró, dio cinco euros a los encausados y se marchó a Logroño con tres euros en el bolsillo. Eso emociona. Todavía queda gente así. Esa es la gente que puede construir un mundo nuevo”, destaca Barredo.

Laura Julián es otra vecina de Gamonal que lleva toda la semana en la puerta de los juzgados, aunque reconoce que está “cansada, salir a tomar las calles me da mucha vida. Estamos juntas, vamos hablando, conociéndonos y nos damos cuenta de lo que nos une. Hoy (por el jueves) me ha emocionado cómo han llegado las personas que estaban en la manifestación de la educación a apoyarnos. Me ha parecido muy bonito y me ha emocionado”, dice con una sonrisa en la boca.

Todas las personas que participan en este reportaje coinciden en las manifestaciones, se conocen, hablan entre ellas, se sonríen y se quieren. Isabel Lara, la madre de Íker, el primer detenido aquella noche de enero de 2014, en la que ella sintió aquellos temblores, no se paró por el miedo que trataron de inocularla. Ahora es una fija en todas las movilizaciones, forma parte de la Asamblea de Gamonal y empatiza con otras madres que están en una situación similar a la suya. Isabel decidió no quedarse en casa ni bajar la cabeza. “A mí Gamonal me abrió un mundo”, concluye.

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