domingo, 12 de marzo de 2017

¿Por qué Chávez?





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¿Por qué Chávez?






Para algunos tal vez les resulte necia, de obvia respuesta o quizás hasta una perogrullada la pregunta que nos formulamos. Aunque a otros estamos seguros les podría causar tal escozor y odio que no les permitirá nunca adentrarse en este asunto y explicarse el gran amor que siente el pueblo llano, humilde y honesto, por el Comandante Chávez. Ese sentimiento profundo que probablemente sea lo que puede esclarecernos por qué hemos logrado transitar y resistir hoy momentos de verdaderas dificultades.

Porque Chávez es también la historia misma de las dificultades, de jugársela con los pobres para superarlas. Y lo hizo construendo un imaginario político arraigado en lo profundo del país, rompiendo 100 años de ejercicio político basado en el antivenezolanismo, el servilismo y la subestimación de la gente como actor político.

Más allá de cualquier consideración persisten sectores llenos del odio inoculado por las grandes corporaciones mediáticas. No es otra que la clase media. Que al sólo escuchar esas seis letras que componen el apellido del Comandante, son capaces de pensar inmediatamente que la eliminación física del adversario y todo lo que simboliza la revolución bolivariana está plenamente justificado. Las guarimbas de 2014 fueron el punto clímax de ese odio trabajado durante décadas.

No en vano, cuando de se trata de frenar las fuerzas progresistas dispuestas a cambiar el statu quo en Latinoamérica o en cualquier lugar del mundo, siempre aparece el nombre de nuestro gigante encarnando la rebeldía y la emancipación de los pueblos, por ello se busca mediante la manipulación y la mentira impedir su avance.

Si repasamos el momento histórico por el que transitó otro gigante adelantado a su época, el Comandante Fidel en los años 60, marca una época de efervescencia revolucionaria que salvando las diferencias históricas es una cuesta dura de remontar en momentos de debate profundo sobre modelos contrapuestos: socialismo Vs. capitalismo.

Chávez logra insurgir en circunstancias donde este debate se daba por terminado y se pretendía hacer hegemónica la tesis del fin de las ideologías, en un contexto social y político marcado por la caída de la Unión Soviética y el muro de Berlín.

Los tanques pensantes de Estados Unidos financiaron intelectuales para darle sentido a este nuevo momento global, intentando con ello excluir o condenar al fracaso cualquier propuesta distinta al neoliberalismo.

Oraciones como "El fin de la historia" o "el choque de civilizaciones" tienen patente en aquella época, en la etapa más fascista y victoriosa de las fuerzas del capital. Nunca pensaron que un país pequeño de suramérica y explotado hasta la vergüenza, fuera el detonador para revertir su plan, que le había costado al menos tres guerras (Vietnam, Afganistán, Corea, etc.) y una carrera armamentística sin precedentes. Sí, Chávez, un campesino se sabaneta hecho soldado, sin arsenales nucleares o bombas atómicas, cambio el destino del continente que ya los poderosos pensaban tener entre las manos.

Los resultados están a la vista y aún cuando en tiempo presente no estamos en las mismas circunstancias, lo que sí está absolutamente claro, es que hay pueblos irredentos que seguirán luchando por su independencia y transitando por esos caminos de paz, solidaridad y verdadera libertad. Un despertar que nos ha sido posible una vez que apareció en televisión por tan sólo unos segundos luego del alzamiento de militares patriotas del 4F contra la oligarquía venezolana.

Si algo debemos aprender a interpretar de aquel "Por Ahora", es la necesaria paciencia estratégica como característica invaluable de todo proceso revolucionario. No se nos regalará nada, por el contrario, todo será en adelante un "parto histórico", con ciclos de avance, estancamiento e incluso con retrocesos tácticos. Pero eso jamás deberá impedir que sigamos viendo el futuro de lucha para ir consolidando el socialismo en nuestros pueblos.

Es una de las razones del por que Chávez, ya que él siempre supo esperar el momento adecuado y sortear todo tipo de dificultades. Es nuestro ejemplo a seguir porque él era nosotros.

Por eso nunca podrán borrar a Chávez y su legado de un plumazo, aunque sabemos que muchos no descansaran en esta infame tarea. Lo hicieron con El Libertador Simón Bolívar, al que solo se recordaba en cada aniversario de su muerte. Lo hicieron borrando de la historia a hombres de luchas libertarias como Ezequiel Zamora, deformando su imagen para convertirlo en bandolero.

No olvido la reflexión que una vez hiciera mi madre recientemente en el bicentenario del nacimiento del General del Pueblo Soberano, cuando me preguntaba, que cómo es que Zamora era tan importante y ella a su edad conocía tan poco de él. Esa es la historia escondida, la que la oligarquía de ayer y de hoy no quiere que se conozca, para que los pueblos como el nuestro olviden que dentro de cada uno de nosotros corre sangre de libertadores. A diferencia de Zamora, mi madre si vivió a Chávez, presenció sus batallas y fue parte de esa historia, eliminarle eso de la piel y del cerebro costará mucho más que una campaña mediática. ¿Habría que preguntarse quién habla sobre la serie "El Comandante" de TNT?

De la misma manera los laboratorios fabricantes de mentiras han pretendido deformar la imagen de nuestro Comandante Chávez. Países de la región, aliados del imperialismo, se han prestado para impulsar una campaña perversa por todos los medios, deformando la imagen y el legado de Chávez. El tiempo y la historia no se detienen, emergerá un nuevo tiempo en nuestra amada Colombia.

No habría espacio suficiente para expresar y poder argumentar más extensamente sobre tantos sentimientos que nos asalta la mente por estos días en que conmemoramos un aniversario más de su partida física. Preferimos terminar diciendo que Chávez nos permitió descubrir la otra Venezuela, de la que nunca se hablaba, la que languidecía en los barrios y techos de cartón y eso no se lo perdonarán jamás, acusándolo de ser responsable de la división entre los venezolanos, cuando la verdad es que siempre estuvimos divididos, pero con una mayoría que estuvo invisibilizada.

Reconocemos que no estamos en el mejor momento económico producto de la guerra y que las dificultades nos asechan por la embestida del imperio y sus lacayos. Pero no es tiempo de recular, sino para entender que la arremetida es para sacarnos a Chávez del alma y todo lo que representa su legado, de desaparecernos a nosotros los chavistas como actores políticos. Todos, unidos y en batalla permanente, seremos Chávez.

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