sábado, 20 de mayo de 2017

El nuevo miedo a la libertad





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El nuevo miedo a la libertad


José María Rueda

6-8 minutes





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Una especie de sonsonete reiterativo recorre estos días la mayoría de columnas, artículos de opinión, tertulias y editoriales de los medios de comunicación tradicionales. El cisma, la fractura o el abismo que se cierne sobre el PSOE, si las primarias del día 21 de mayo no las gana la candidata Susana Díaz, y el ganador resulta ser el candidato Pedro Sánchez. Así, sin más, como un mantra, ya insoportable para mentes abiertas y formadas y para personas que hacen del sentido común el más común de los sentidos. Que pienso que son la gran mayoría, desde luego de la militancia socialista, y por ende, de una gran parte de la ciudadanía progresista de este país, que observa con atención (con mucha más atención de la que presuponen el ejército de opinadores y opinadoras antes citado) el desarrollo de nuestras primarias.

El presunto abismo que se abriría a nuestros pies se fundamenta, básicamente en 3 argumentos que, intelectualmente, apenas resisten el primer análisis. El primero de ellos es el de los resultados electorales. Se dice que Pedro Sánchez los tuvo malos, lo que no es faltar a la verdad, y por tanto, obviando causas, circunstancias globales, contextos y evolución electoral del PSOE desde la crisis económica y la administración de la misma, ese argumento ya se eleva a la categoría de máxima. Los principales propagadores de este argumento son, curiosamente, candidatos del PSOE en ámbitos territoriales autonómicos y locales, que también obtuvieron malos resultados electorales y que, en lugar de quedar invalidados por ello, hoy ocupan presidencias autonómicas y alcaldías en todo el país. Las ganas de ganar, por muy grandes que éstas sean y por muy alto que se pregonen las mismas, parecen endeble razón para oponer al hecho evidente de que, en términos generales, en toda Europa, los partidos socialistas obtienen, hoy, peores resultados que hace años. Un riguroso análisis de ese hecho nos situaría en mejor senda para obtener mejores respuestas. Desde luego, no es buena respuesta la sonora alusión a términos gruesos, como querer "arrasar" (en avales) o pretender "enterrar" al resto de candidaturas (en avales, de nuevo).


Las ganas de ganar parecen endeble razón para oponer al hecho evidente de que, en términos generales, en toda Europa, los partidos socialistas obtienen, hoy, peores resultados que hace años

El segundo argumento es la grosera identificación de nuestra situación política con la de Francia. Grosera y falsa además, pues ignora las diferentes realidades y las diferentes culturas políticas existentes. Y además, la enorme diferencia en la vida del PSOE y del PSF. Casi 140 años de historia, muy compleja, la del PSOE. Ni 50 años desde que Mitterrand aglutinara en un nuevo partido una serie de movimientos entonces dispersos. Un partido, el PSF, en el cual, hace apenas 7 años, militaban Hamon, Macron y Melenchon. Este último lideró una escisión "por la izquierda", para entendernos, y recientemente alcanzó el 20% de los votos en las elecciones francesas. Macron, por su parte, lideró otra escisión "por el centro" y alcanzó el 23% de votos en la primera vuelta. El resultado final ya es otra historia. Y Hamon se quedó en el partido, ganó limpiamente las primarias para la candidatura a la presidencia, asumiendo la pesada herencia de Hollande y Valls y el desapego a las siglas, tuvo que ver con sus propios ojos cómo el perdedor de las primarias pedía el voto para un oponente (y hoy anuncia la "muerte" del PSF y su paso a otra formación), y ahora no sólo se pretende cargarle, en exclusiva, el mochuelo de los resultados, sino que, en un ejercicio alambicado e infantil, se le identifica, nadie sabemos por qué, con la candidatura de Sánchez. Alucinante a fuer de intolerable.

Y el tercer argumento, en el que ya se ha incidido mucho, es que el abismo se abriría por la "podemización" de la candidatura de Sánchez, un ejercicio de cinismo y de desprecio a la historia del PSOE, pues ni las primarias ni las fórmulas de democracia directa son patrimonio de Podemos, sino que forman parte del acervo socialista, ni la ubicación estratégica de la socialdemocracia para buscar alianzas con otras fuerzas y movimientos de la izquierda social y ciudadana es algo de hoy, sino que es esencia de los partidos socialistas desde su creación hace más de un siglo.

Por tanto, las veladas alusiones a la "podemización" que Sánchez traería al PSOE, cuando no las épicas diatribas a la "entrega o rendición" del partido a los "neocomunistas, radicales y asamblearios", forman parte de un imaginario instalado en determinados sectores conservadores y acríticos, que los hay. Y todo hay que decirlo, a la existencia de un nuevo "miedo a la libertad" que corroe las entrañas de una organización necesitada de aire fresco, de motivación y de revitalización.

Un miedo a la libertad que pretende encorsetar los debates en parámetros de, apenas, consumo interno. "Quién es más del PSOE", cuando todas y todos lo somos, lo sentimos, lo sufrimos y lo queremos. "Quienes queremos ganar", cuando es evidente que nadie en el PSOE quiere perder; otra cosa es cómo analizamos las razones de las derrotas y cómo afrontamos las soluciones. "Quienes queremos estar fuertes y unidos", cómo si a alguien se le escapara el valor y la fortaleza de la unidad, pero la construida libre y democráticamente, sin miedos ni temores. "Todas y todos somos de izquierdas, y siempre lo hemos sido", haciendo oídos sordos a una tozuda realidad, que es haber pasado de 11 a 5 millones de votos en 7 años, sin que parezca tener influencia en ese descenso la percepción ciudadana de "qué, por qué y para qué" hemos hecho las políticas en los últimos años. Y como si esos millones de personas fueran a volver a votarnos por el mero hecho de que "tiene muchas ganas de ganar" la persona que encabece nuestro cartel.

Lo dicho, un nuevo miedo a la libertad parece recorrer las cansadas arterias del socialismo español. Por eso, cada vez, más argumentos, más propuestas, más ideas, más democracia y más libertad. Sin miedo, porque quien lo tenga lo está teniendo a los argumentos, a las propuestas, a las ideas, a la democracia y a la libertad. Y eso no es de recibo en el siglo XXI para la socialdemocracia inteligente y transformadora.

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José María Rueda Gómez. Secretario general del PSOE de Granada.

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