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Un billón en LEBAC: ¿bomba de tiempo o deuda manejable?
Por Pablo Wende 6 de septiembre de 2017
La necesidad de llevar adelante una política monetaria contractiva, es
decir que busque absorber los pesos que sobran del mercado para bajar la
inflación, tiene como consecuencia un aumento en la colocación de
Lebac. La noticia de las últimas horas es que el stock superó por primera vez el billón de pesos.
Estos títulos que emite el Central con el objetivo de manejar la
liquidez del mercado local ofrecen interesantes rendimientos para los
inversores, ya que la tasa se ubica por encima de la inflación. Pero al
mismo tiempo el peso para el BCRA aumenta en forma sostenida por esos
dos efectos simultáneos: mayores volúmenes emitidos y al mismo tiempo el incremento de tasas.
Con un billón de pesos ya colocados y una tasa del 27% anual en pesos
promedio para los distintos plazos, la cuenta es sencilla: de mantenerse
estas condiciones, la entidad que preside Federico Sturzenegger debería
pagar unos 270.000 millones de pesos por año para hacer frente a esos
compromisos. Los intereses anuales equivalen hoy a unos 15.000
millones de dólares. O, quizás aún más impactante, a cerca del 32% de la
base monetaria.
Sturzenegger no consiguió los objetivos que se había planteado para este año: bajar el stock de Lebac y disminuír las tasas de interés.
El mecanismo de funcionamiento de las LEBAC es conocido. Al revés de
las colocaciones de deuda del Tesoro nacional, que buscan financiar el
déficit fiscal, los títulos que emite el Central tienen como objetivo la
regulación de la cantidad de pesos del mercado. Por lo tanto, ante el
objetivo de bajar la inflación resulta imprescindible absorber mayor cantidad de dinero, lo que se logra emitiendo nuevos títulos.
Los altos rendimientos en pesos son un peso para el Banco Central y al mismo tiempo una oportunidad para los inversores.
Una de las principales razones que llevó a la colocación récord de Lebac fue en los últimos meses la gran transferencia de pesos por parte del Central al Tesoro.
En su mayor medida estuvo relacionada con la compra de dólares que
consigue el Gobierno cuando se financia en el exterior. Pero también
hubo una porción relacionada con la transferencia de utilidades que
obtuvo en el ejercicio anterior la autoridad monetaria. En lo que va del
año, Sturzenegger ya giró $220.000 millones por ambos conceptos.
El problema es que se trata de dinero que entra rápidamente en
circulación, generando presiones inflacionarias y por ende debe ser
rescatado.
¿Es un problema semejante aumento en el stock de deuda en manos del Central? Las cifras asustan,
es cierto. Y ya en la última licitación de mediados de agosto,
inmediatamente después de las PASO, había dudas sobre la renovación de
los más de $500.000 millones que vencían. Finalmente, con un mercado más
calmo y dólar a la baja, no hubo mayores inconvenientes.
Pero Sturzenegger se quiere curar en salud. Por eso comenzó a subir las tasas de las Lebac de más largo plazo,
con el objetivo de reducir la concentración de vencimientos que se
registra mes a mes. Y lo está logrando en cámara lenta. La Lebac a mayo
2018, la más larga, ya registra un stock de casi $50.000 millones.
El BCRA no consiguió ninguno de los objetivos que se había propuesto
para este año en relación al manejo de la política monetaria. Una de las
prioridades era reducir el stock de Lebac en términos reales y en
relación al PBI. Pero lejos de eso el stock siguió aumentando. Y al
mismo tiempo buscaba una disminución de las tasas, para que el peso de
los intereses se redujera gradualmente. Pero tampoco lo consiguió, ya
que la persistente inflación núcleo lo obligó a subir esos rendimientos desde el 21% a principios de año a 27%
en la actualidad. Ese rendimiento es un peso para la autoridad
monetaria, pero al mismo tiempo una interesante oportunidad de
inversión, ya que se ubica varios puntos por encima de la inflación, es
decir es una tasa de interés marcadamente positiva. Todo indica además
que le ganará por goleada a la evolución del dólar al menos hasta fin de
año, lo que aumenta todavía más su atractivo.
¿Qué es lo que viene? Seguramente el BCRA continuará transitando el
camino que comenzó a recorrer en los últimos 60 días. Por un lado
buscará incentivar la compra de Lebac para plazos más largos y así
organizar mejor los vencimientos mensuales. Y por lo tanto, también
bajaría la expectativa del mercado a cada licitación. Una de las grandes
incógnitas es en qué momento comenzará a bajar las tasas. La
expectativa es que suceda en el último trimestre del año, siempre y
cuando haya señales claras de una disminución mayor de la inflación.
Por otra parte, al
tratarse de títulos en pesos resulta imposible pensar en un "default",
ya que el BCRA tiene la facultad de emitir tanto dinero como resulte
necesario. Sin embargo, ante el objetivo de bajar la inflación
no resultaría aconsejable hacerlo. El recordado "efecto tequila", por
ejemplo, se originó por una crisis en el mercado de Tesobonos mexicanos,
que no era otra cosa que deuda emitida en moneda local.
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