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El islam político contra China
EL PENTÁGONO ESTÁ PREPARANDO UNA NUEVA GUERRA EN EL
SUDESTE ASIÁTICO
por Thierry Meyssan
Red Voltaire
Usted ha notado
probablemente que la información que posee sobre lo que se trama alrededor de
Myanmar es muy incompleta y es posible que ni siquiera haya oído hablar de la
coalición militar que se prepara para atacar ese país. Lo cierto es que, como
Thierry Meyssan revela en este trabajo, los acontecimientos actuales venían
siendo organizados por Riad y Washington desde 2013. No tome posición sin haber
leído antes este artículo y haber analizado la información que aquí se expone.
Según
el estado mayor estadounidense, Birmania está en la zona del mundo cuyos
Estados deben ser destruidos, como puede verse en este mapa, publicado por
Thomas P. M. Barnett en 2003.
En la continuación de
su Gran Estrategia de Extensión del Ámbito de la Guerra [1], el Pentágono venía
preparando simultáneamente la utilización de los kurdos en el Medio Oriente
ampliado, una guerra civil en Venezuela y una guerra de desgaste en Filipinas.
Pero esos conflictos van a tener que esperar porque se ha dado la prioridad a
un cuarto teatro de operaciones: Birmania, a las puertas de China.
28
de septiembre de 2017. El estadounidense Jeffrey Feltman (segundo de derecha a
izquierda), número 2 en la jerarquía de la ONU, asiste a los debates del
Consejo de Seguridad junto al secretario general Antonio Guterres. Luego de
haber supervisado personalmente la agresión contra Siria, Feltman pretende
organizar la agresión contra Birmania. Como funcionario estadounidense, Feltman
fue secretario de Estado adjunto, en tiempos de Hillary Clinton.
En la reunión del
Consejo de Seguridad de la ONU realizada el 28 de septiembre, la embajadora de
Estados Unidos y varios de sus aliados acusaron de «genocidio» al gobierno de
coalición de Myanmar [2].
La sola mención del
término «genocidio», que en derecho europeo designa una masacre masiva pero que
el derecho estadounidense aplica a un método de asesinato –aunque el criminal
tenga en su haber una sola víctima–, es suficiente para que Washington
considere que se justifica una guerra, con respaldo del Consejo de Seguridad de
la ONU o sin él, como ya pudo verse en el caso de Yugoslavia [3]. La reunión
del Consejo de Seguridad de la ONU se convocó a pedido de la Organización para
la Cooperación Islámica (OIC, la antigua Organización de la Conferencia
Islámica).
Desde
2013, los medios de difusión occidentales vienen presentando el budismo bajo
una imagen sectaria. En esta portada de la revista Time, aparece el monje Ashin
Wirathu. Condenado en 2003 a 25 años de cárcel debido a su prédica
antimusulmana, estuvo entre los beneficiarios de la amnistía general decretada
en 2012. El hecho es que hay fanáticos en todas las religiones.
Para hacer que los
hechos concuerden con su narración particular, Estados Unidos, el Reino Unido y
Francia, que durante la «revolución azafrán», en 2007, tanto celebraron la
resistencia no violenta de Aung San Suu Kyi y los monjes budistas frente a la dictadura
del SLORC (State Law an Order Restoration Council) [4], simplemente metieron en
un mismo paquete al ejército birmano, a la Premio Nobel de la Paz Aung San Suu
Kyi [5] y a todos los budistas del país [6] y los clasificaron, a todos juntos,
como “los malos”.
Desde los tiempos de la dominación extranjera –primeramente británica y más tarde japonesa [7]– nunca hubo en Birmania un periodo de paz civil y desestabilizar ese país se hizo mucho más fácil desde que la junta militar del SLORC aceptó compartir el poder con la Liga Nacional por la Democracia (LND) y que ambas comenzaron a tratar de resolver juntas los numerosos conflictos internos del país.
Indispensable
para la economía china, el oleoducto de Yunnan desemboca en la ribera del
Pacífico, en el Estado birmano de Rakhine (antiguamente llamado Arakan).
Por un azar de la
geografía, el oleoducto que vincula la región china de Yunnan con el Golfo de
Bengala pasa por Birmania, país que además alberga varias estaciones chinas de
vigilancia electrónica de las rutas navales que pasan frente a sus costas.
Llevar la guerra a Birmania resulta por tanto más importante para el Pentágono
que bloquear las dos «rutas de la seda» en el Medio Oriente y Ucrania.
Herencia de la
colonización británica, entre las poblaciones discriminadas en Birmania se
cuentan los 1,1 millones de descendientes de los obreros bengalíes que Londres
desplazó para utilizarlos en Birmania [8]. Pero resulta que esta minoría
nacional –que no es una minoría étnica– es de confesión musulmana mientras que
la gran mayoría de los birmanos son budistas. Y resulta también que, durante la
Segunda Guerra Mundial, los rohingyas colaboraron con el Imperio británico en
contra de los nacionalistas birmanos.
Perfectamente
equipado, el Movimiento por la Fe o Ejército de Salvación Rohingya de Arakan
fue entrenado por los británicos en Arabia Saudita y Bangladesh. Antes del
inicio de los recientes acontecimientos, contaba al menos 5 000 soldados.
En 2013, en momentos
en que el Pentágono y la CIA habían desplegado hordas de yihadistas en Siria,
donde libraban una guerra de posiciones, Arabia Saudita creó en La Meca una
enésima organización terrorista: el Movimiento por la Fe (Harakah al-Yaqin).
Ese grupo, que dice reunir a combatientes rohingyas, está en realidad bajo las
órdenes del pakistaní Ata Ullah, quien luchó contra los soviéticos en
Afganistán [9]. El reino saudita albergaba la más importante comunidad
masculina de rohingyas, después de Birmania y antes de Bangladesh, con 300 000
trabajadores, todos hombres sin sus familias.
Según un informe de
los servicios de inteligencia bengalíes, redactado antes de la actual crisis,
el Movimiento por la Fe actúa desde hace un año con una escisión de la
organización bengalí Jamat-ul-Mujahideen bajo el eslogan «La Yihad de Bengala a
Bagdad». Ese grupúsculo juró fidelidad al Califa del Emirato Islámico (Daesh),
Abu Bakr al-Baghdadi, y ha reunido en el seno de una coalición a grupos como
los Mudjahiden indios, Al-Jihad, Al-Ouma, el Movimiento de Estudiantes
Islámicos de la India (SIMI), el Lashkar-e-Toiba (LeT) y el Harkat-ul Jihad-al
Islami (HuJI) pakistaní. Todo ese conjunto de grupos recibe financiamiento de
la fundación Revival of Islamic Heritage Society (RIHS) con sede en Kuwait.
Hace menos de año y
medio, en marzo de 2016, cuando el SLORC aceptó compartir el poder con el
partido de Aung San Suu Kyi, Estados Unidos trató de utilizar a la Premio Nobel
de la Paz en contra de los intereses chinos. Al mismo tiempo, sabiendo que no
iba a ser fácil manipular a la hija del padre de la independencia birmana –el
comunista Aung San–, y fiel a su eterna estrategia de apostar simultáneamente a
dos caballos, Estados Unidos también estimuló el Movimiento por la Fe.
En
septiembre de 2016, Aung San Suu Kyi explica ante la Asamblea General de la ONU
sus esfuerzos a favor de los rohingyas. Al igual que su padre Aung San –quien
creyó en su momento en la ayuda de los japoneses para liberar Birmania de la
colonización británica–, la Premio Nobel de la Paz creyó ingenuamente en la
simpatía de los anglosajones para resolver los problemas internos de Myanmar.
En septiembre de
2016, Aung San Suu Kyi representó a su país en la Asamblea General de la
ONU
[10]. Muy ingenuamente, explicó los problemas de su pueblo y a través de
ella estaba tratando de resolverlos paulatinamente, comenzando por la
cuestión de los rohingyas. Ya de regreso en su país, se dio cuenta de
que sus
antiguos respaldos estadounidenses eran en realidad enemigos de su
patria. El
Movimiento por la Fe emprendió una serie de ataques terroristas, como el
perpetrado contra el puesto de la policía fronteriza de Maungdaw, donde
400
terroristas robaron el arsenal y mataron 13 aduaneros y soldados.
Aung San Suu Kyi
prosiguió tenazmente la instalación de una comisión de consulta encargada de
analizar la cuestión de los rohingyas y de proponer un plan concreto para poner
fin a los actos de discriminación contra ellos. Esa comisión se componía de 6
birmanos y 3 extranjeros –la embajadora de los Países Bajos Laetitia van den
Assum; el ex ministro libanés de Exteriores Ghassan Salamé, que en realidad
representa a Francia; y el ex secretario general de la ONU Kofi Annan, como presidente
de la comisión.
La
Comisión de Consulta sobre los rohingyas alrededor de su presidente, Kofi
Annan. Entre los seis miembros birmanos hay personalidades históricas de la
lucha por los derechos humanos –como U Win Mra y U Khin Maung Lay– así como Al
Haj U Aye Lwin, guía espiritual de una orden musulmana sufista.
Los nueve miembros de
esa comisión iniciaron un trabajo de singular calidad, a pesar de todos los
obstáculos birmanos. Varios partidos políticos fracasaron en su empeño por
lograr que la Asamblea Nacional disolviera la comisión, pero lograron que se
adoptara contra ella una moción de desconfianza en la Asamblea local del
antiguo Arakan (el Estado donde viven los rohingyas). En definitiva, la
comisión entregó su informe el 25 de agosto de 2017 con una serie de posibles
recomendaciones que podrían aplicarse –sin ningún tipo de trampas– para mejorar
las condiciones de vida de todos [11].
Ese mismo día, los
servicios de inteligencia de Arabia Saudita y Estados Unidos emitieron la señal
para desatar la respuesta: el Movimiento por la Fe, rebautizado por los
británicos como Ejército de Salvación Rohingya de Arakan, dividido en 24
comandos, atacó varios cuarteles del ejército y puestos de la policía, dejando
un saldo de 71 muertos. Durante una semana, las tropas birmanas realizaron una
operación antiterrorista contra los yihadistas. Unos 400 familiares de estos
últimos huyeron hacia Bangladesh.
El
1º de septiembre de 2017, el presidente turco Recep Tayyip Erdogan, en su
calidad de presidente de la Organización para la Cooperación Islámica, abre en
Estambul la campaña mediática sobre los rohingyas.
Tres días después, el
presidente turco Recep Tayyip Erdogan comenzaba a comunicarse telefónicamente
con todos los jefes de Estado de países musulmanes para alertarlos sobre «el
genocidio contra los rohingyas». El 1º de septiembre, o sea el día del Aid
al-Adha, la fiesta más importante del mundo musulmán, el propio Erdogan
llamaba, en un vibrante discurso pronunciado en Estambul en su calidad de
presidente en funciones de la Organización para la Cooperación Islámica, a
salvar a los rohingyas y apoyar su Ejército de Salvación [12].
Sin embargo, lo
cierto es que esos yihadistas nunca defendieron a los rohingyas sino que
intervinieron sistemáticamente para hacer fracasar todos los intentos por
mejorar sus condiciones de vida y poner fin a la discriminación contra ellos.
El
general Mohsen Rezaei fue el comandante de los Guardianes de la Revolución que
lucharon junto a la OTAN y Arabia Saudita contra Serbia, en la guerra de
Bosnia-Herzegovina.
El 5 de septiembre,
el presidente del Consejo de Discernimiento de Irán, Mohsen Rezaei, proponía
unir las fuerzas de todos los Estados musulmanes y crear un ejército islámico
para salvar a los «hermanos rohingyas» [13]. La importancia de esa declaración
reside principalmente en el hecho que el general Rezaei fue comandante en jefe
de los Guardianes de la Revolución.
A pesar de que el
ejército birmano había cesado toda acción contra los terroristas, seguían los
incendios de aldeas rohingyas mientras que la población rakhin de la región de
Arakan linchaba musulmanes, por considerar que estaban todos vinculados a los
terroristas. Según los rohingyas, los soldados del ejército birmano estaban
quemando sus aldeas, pero según el ejército birmano eran los yihadistas quienes
cometían esos hechos. Poco a poco, todos los rohingyas del norte de la región
de Arakan se marchaban para buscar refugio en Bangladesh, cosa que curiosamente
no hicieron los rohingyas que viven en el sur de la misma región.
El 6 de septiembre,
una delegación oficial turca viajaba a Bangladesh para distribuir víveres entre
los refugiados. Encabezaban esa delegación el ministro turco de Exteriores Mevlut
Cavusoglu, así como la esposa y uno de los hijos del presidente Erdogan.
La
campaña de movilización en marcha en los países musulmanes recurre a elementos
visuales especialmente fuertes, como esta fotografía, divulgada por el gobierno
turco, que supuestamente muestra cuerpos de musulmanes asesinados por los
monjes budistas en Birmania. En realidad es una foto antigua de una ceremonia
fúnebre donde se ven víctimas de un terremoto en China.
En los países
musulmanes, una amplia campaña de desinformación aseguraba, recurriendo a la
presentación de fotos como prueba, que los budistas estaban perpetrando grandes
masacres contra los musulmanes. Pero ninguna de las fotos utilizadas había sido
tomada en Birmania y esas noticias falsas acabaron siendo desenmascaradas una
tras otra. Sin embargo, en los países donde el nivel de educación de la
población es bajo esas fotos convencieron a la gente y los desmentidos fueron
inaudibles. Sólo Bangladesh emitía reservas en cuanto al papel de los
yihadistas y garantizaba a Myanmar que podía contar con su cooperacion contra
los terroristas [14].
El 11 de septiembre,
el presidente en funciones de la Organización para la Cooperación Islámica, el
presidente turco Recep Tayyip Erdogan, intervenía ante la comisión científica
de la organización, reunida en Astaná (Kazajstán), comisión que no tiene nada
que ver con el asunto, para reclamar «salvar a los rohingyas».
El
ayatola Alí Khamenei estima que implicar militarmente a su país en Birmania,
junto a la OTAN y Arabia Saudita, sería una catástrofe, sobre todo teniendo en
cuenta la milenaria historia de cooperación entre Irán y China.
Al día siguiente, 12
de septiembre, el Guía de la Revolución iraní, el ayatola Alí Khamenei tomaba
posición. Muy inquieto ante la proposición del general Rezaei, Khamenei
deslegitimó la guerra de religión que actualmente se prepara, el «choque de
civilizaciones», aunque criticando la presencia de una mujer a la cabeza de un
Estado. El Guía se empeñó principalmente en cerrar la puerta a toda implicación
militar de los Guardianes de la Revolución, declarando: «Es muy posible que el
fanatismo religioso haya desempeñado un papel en esos acontecimientos, pero se
trata de una cuestión totalmente política ya que el responsable es el gobierno
de Myanmar. Y a la cabeza de ese gobierno está una mujer cruel, laureada con el
Premio Nobel de la Paz. En realidad, esos acontecimientos han firmado el acta
de defunción del Premio Nobel de la Paz.» [15].
Inmediatamente,
también en Teherán, el presidente-jeque Hassan Rohani recurría al ejército
regular para participar en el conflicto en ciernes. El 17 de septiembre, los
jefes de los estados mayores de los ejércitos de Irán y de Pakistán se ponían
en contacto para unir sus fuerzas en el marco de la crisis [16]. Se trata de la
primera iniciativa militar, pero quien participa no es el cuerpo de Guardianes
de la Revolución –que están luchando junto a los sirios contra los yihadistas–
sino el ejército iraní –que ya trabaja con los ejércitos de Turquía y Pakistán
para defender Qatar. Irán también está enviando grandes cantidades de ayuda a
los refugiados.
Aung
San Suu Kyi llama la opinión pública internacional a tener en cuenta los
esfuerzos de Myanmar por resolver la cuestión de los rohingyas y denuncia el
terrorismo yihadista. Pero no ha recibido más crédito que Muammar el-Kadhafi,
cuando este último denunció los ataques de al-Qaeda contra Libia (Naypyidaw, 19
de septiembre de 2017).
El 19 de septiembre,
ignorando las explicaciones de Aung San Suu Kyi [17] y aprovechando la ocasión
que le ofrecía la apertura del periodo de sesiones de la Asamblea General de la
ONU, Erdogan reunió el grupo de contacto de la OCI para solicitar a todos los
Estados miembros que suspendan toda forma de comercio con Myanmar y pedir al
Consejo de Seguridad a que se pronuncie [18].
Arabia
Saudita protege y maneja, desde 2013, el Ejército de Salvación Rohingya de
Arakan. El rey Salman asignó 15 millones de dólares a los refugiados rohingyas
en Bangladesh, donde se encuentran los campos de entrenamiento de ese grupo
yihadista.
Saliendo por fin de
la sombra, Arabia Saudita afirmó entonces que ha venido apoyando discretamente
a los rohingyas desde hace 70 años y que les ha aportado 50 millones de dólares
en todo ese tiempo. El rey Salman agregó a esa suma una donación de 15 millones
de dólares [19]. El embajador de Arabia Saudita ante los órganos de la ONU en
Ginebra, Abdulaziz ben Mohammed Al-Wassil, movilizó allí al Consejo de los
Derechos Humanos.
Olvidando las guerras
que los enfrentan entre sí en Irak, Siria y Yemen, Turquía, Irán y Arabia
Saudita, las tres principales potencias militares musulmanas, se congregaron
nuevamente, por simple reflejo comunitario [20] y tomaron posición a favor de
los rohingyas, designando además como enemigo común al gobierno de coalición
del ejército birmano y Aung San Suu Kyi.
Ese cambio radical de
situación en el Medio Oriente tiene como precedente las guerras de Yugoslavia.
En Bosnia-Herzegovina (de 1992 a 1995) y en Kosovo (de 1998 a 1999), los países
musulmanes y la OTAN lucharon juntos contra los cristianos ortodoxos vinculados
a Rusia.
En
1995, Osama ben Laden hace desfilar su Legión Árabe ante el presidente bosnio
Alija Izetbegovic, en Zenica. Eran ex muyahidines que habían luchado contra los
soviéticos en Afganistán. Posteriormente pasarían a ser designados como
al-Qaeda. Durante aquella guerra, los servicios de inteligencia rusos lograron
introducirse en el cuartel general de la Legión Árabe y comprobaron que sus
documentos no estaban redactados en árabe sino en inglés.
En
Bosnia-Herzegovina, el presidente bosnio Alija Izetbegovic tuvo como consejero
diplomático al estadounidense Richard Perle, quien incluso dirigió la
delegación bosnia que participó en la adopción de los acuerdos de Dayton. Como
consejero mediático tuvo al francés Bernard-Henri Lévy, según ha afirmado este
mismo personaje, lo cual nunca ha sido desmentido. Finalmente, en el plano
militar, el presidente Izetbegovic tuvo como consejero a un tal… Osama ben
Laden, quien organizó para él la Legión Árabe y recibió incluso un pasaporte
diplomático bosnio. Durante el conflicto, respaldado por la OTAN por debajo de
la mesa, Izetbegovic recibió públicamente apoyo de Turquía, Irán y Arabia
Saudita [21].
Después
de haber sido testigo impotente del éxodo de miles de civiles, la opinión
pública occidental aceptó sin discusión la decisión de violar la Carta de las
Naciones Unidas.
El conflicto kosovar comenzó con una campaña terrorista del Ejército de Liberación de Kosovo (UCK) contra el gobierno de Belgrado. Los combatientes fueron entrenados por las fuerzas especiales de Alemania en una base de la OTAN en Turquía [22]. El hoy jefe de los servicios secretos de Turquía, Hakan Fidan, fungió como oficial de enlace con los terroristas en el estado mayor de la OTAN. Fidan, dirige actualmente el MIT, los servicios secretos turcos y es incluso el número 2 en la jerarquía del régimen de Erdogan. Al principio de la guerra, 290 000 kosovares huyeron de Serbia en sólo 3 días para refugiarse en Macedonia. Las televisoras occidentales divulgaron ampliamente las imágenes de aquella larga procesión de fugitivos. Según los varios millones de macedonios que los acogieron, nada justificaba aquella ola migratoria, ampliamente estimulada por la OTAN, pero ese desplazamiento de población fue ampliamente explotado para acusar al presidente Slobodan Milosevic de haber reprimido de manera desproporcionada la campaña terrorista contra su país y la OTAN le declaró la guerra sin autorización del Consejo de Seguridad de la ONU.
El trabajo sucio que
hoy se prepara extiende el teatro de operaciones hacia el este. El Pentágono no
tiene posibilidades de imponer una alianza turco-irano-saudita, pero tampoco lo
necesita. En Yugoslavia, cuando esos tres países no tenían contactos directos entre
sí, fue la OTAN quien los coordinó. Sin embargo, para luchar juntos en Birmania
tendrán que llegar a arreglos en Irak, Siria y Yemen, e incluso en Libia.
Teniendo en cuenta el estado actual de devastación del Medio Oriente y la
perseverancia de los pueblos que siguen resistiendo, el Pentágono puede
decidirse a dejar que esta región restañe sus heridas durante una década, sin
temor a ver surgir allí la menor capacidad de oposición a su política.
En vísperas de la
reunión del Consejo de Seguridad de la ONU que sentó las bases de la futura
guerra contra Birmania, el Departamento de Estado anunció a Massud Barzani, que
Estados Unidos no apoyará la independencia del Kurdistán iraquí. El problema es
que el Pentágono no puede movilizar a Turquía e Irán en el sudeste asiático si
les crea problemas con los kurdos en sus propias fronteras. Así que, después de
haberse comprometido a fondo con el tema del referendo de independencia del
Kurdistán en Irak, Massud Barzani pronto se verá obligado a retirarse de la vida
política, tanto más cuanto que las exhibiciones de banderas israelíes en Erbil
–ciudad sede del gobierno regional kurdo iraquí– fueron masivamente difundidas
por los canales de televisión árabes, persas y turcos, debido a lo cual todos
los vecinos de Barzani le han dado la espalda.
Si el Pentágono sigue
adelante con su guión, la guerra contra Siria podría extinguirse por falta de
combatientes, ya enviados a otras latitudes, para servir al «Imperio
Estadounidense» en un nuevo teatro de operaciones.
Thierry Meyssan
NOTAS:
[1] Fuente: The Pentagon’s New Map, Thomas P. M.
Barnett, Putnam Publishing Group, 2004. Análisis: «El proyecto
militar de Estados Unidos para el mundo», por Thierry Meyssan, Haïti Liberté
(Haití), Red Voltaire, 22 de agosto de 2017.
[2] «Myanmar: le
Secrétaire général demande “une action rapide” pour mettre fin au “cauchemar”
des Rohingya dans l’État de Rakhine», Compte-rendu du Conseil de sécurité, ONU,
28 de septiembre de 2017. Referencia: CS/13012.
[3] El Reino Unido y
Estados Unidos habían redactado el acta de acusación contra Myanmar por
adelantado, antes de que se produjeran los actuales acontecimientos: Countdown
to Annihilation: Genocide in Myanmar, Penny Green, Thomas MacManus y Alicia de
La Cour Venning, Queen Mary University of London, 2016. Persecution of the Rohingya Muslims; Is Genocide
Occurring in Myanmar’s Rakhine State; a Legal Analysis, Allard Lowenstein, Yale
University, 2016.
[4] «Birmania: Estados
Unidos se muestra interesadamente solícito», por Thierry Meyssan, Abiad &
Aswad (Siria), Red Voltaire, 2 de noviembre de 2007.
[5] The Burma Spring: Aung San Suu Kyi and the New Struggle
for the Soul of a Nation, Rena Pederson, Prefacio de Laura Bush, Pegasus, 2015.
[6] Neither Saffron Nor Revolution: A Commentated and
Documented Chronology of the Monks’ Demonstrations in Myanmar in 2007 and Their
Background, Hans-Bernd Zöllner, Humboldt-University, 2009.
[7] Burma/Myanmar: What Everyone Needs to Know, David
Steinberg, Oxford University Press, 2013.
[8] Para ser más
exacto, hay que señalar que, aunque hubo inmigrantes bengalíes en Birmania
incluso antes de la dominación británica, la inmensa mayoría de los rohingyas
descienden de los trabajadores que los colonos desplazaron para utilizarlos
como mano de obra barata. Nota del Autor.
[9] “Myanmar’s Rohingya insurgency has links to Saudi,
Pakistan”, Simon Lewis, Reuters, 16 de diciembre de 2016.
[10] “Speech by Aung San Suu Kyi at 71st UN General
Assembly”, por Aung San Suu Kyi, Voltaire Network, 21 de septiembre de 2016.
[11] Towards a peaceful, fair and prosperous future
for the people of Rakhine, Advisory Commission on Rakhine State, agosto de
2017.
[12] “We won’t Leave Rohingya Muslims Alone”,
Presidency of the Republic of Turkey, 1º de septiembre de 2017.
[13] “Rezaei urges Muslim states to defend Rohingya
Muslims”, Mehr Agency, 6 de septiembre de 2017.
[14] “Bangladesh offers Myanmar army aid against
Rohingya rebels”, AFP, 29 de agosto de 2017.
[15] «Myanmar : le
Guide critique les défenseurs des droits de l’homme », Leader.ir, 12 de
septiembre de 2017.
[16] “Iranian, Pakistani Top Military Commanders
Stress Need for Ending Myanmar Muslims’ Plights”, Fars News, 17 de septiembre
de 2017.
[17] “Aung San Suu Kyi speech on National
Reconciliation and Peace”, por Aung San Suu Kyi, Voltaire Network, 19 de
septiembre de 2017.
[18] «OIC Contact Group on Rohingya calls for UN
Resolution on Myanmar», Organisation of Islamic Cooperation, 19 de septiembre
de 2017.
[19] «Le Serviteur des
Deux Saintes Mosquées accorde un don de 15 millions de dollars aux réfugiés
Rohingyas», Saudi Press Agency, 19 de septiembre de 2017.
[20] The Rohingyas: Inside Myanmar’s Hidden Genocide,
Azeem Ibrahim, Hurst, 2016.
[21] Comment le Djihad
est arrivé en Europe, Jürgen Elsässer, prefacio de Jean-Pierre Chevènement,
ediciones Xenia, 2006.
[22] «L’UÇK, une armée
kosovare sous encadrement allemand », por Thierry Meyssan, Notes d’information
du Réseau Voltaire, 15 de abril de 1999.
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