Publicado 9 octubre 2017
En
1959 tras el triunfo de la revolución cubana todos los focos del país
norteamericano y de la CIA se centraron en asesinar a los principales
líderes de esta gesta, Fidel Castro y Ernesto “Che” Guevara, entre
otros.
La intromisión de
los Estados Unidos en Latinoamérica no es ninguna novedad, ha ocurrido
siempre, desde la doctrina Monroe con su máxima, América para los
americanos, en 1823, hasta la participación activa en las diversas
dictaduras militares en América del Sur, en la década de los 70’, en el
denominado Plan Cóndor que contó con la persistente intervención de la
novedosa Agencia Central de Inteligencia (CIA) estadounidense creada en
1947.
En 1959 tras el triunfo de la revolución cubana todos los focos del país norteamericano y de la CIA se centraron en asesinar a los principales líderes de esta gesta, Fidel Castro y Ernesto “Che” Guevara, entre otros. Lejos de lograr asesinar al ex Presidente de Cuba, quien murió a los 90 años el 25 de noviembre del 2016, fueron la pieza clave para ayudar al ejército boliviano a terminar con la proeza revolucionaria comandada por Guevara, ejecutándolo clandestinamente el 9 de octubre de 1967.
“Posiblemente la guerrilla hubiera triunfado si no hubiera existido el pelotón Ranger que fue entrenado por generales estadounidenses. Al principio el ejército boliviano tuvo grandes pérdidas hasta tuvimos que acelerar el entrenamiento para entrar en combate. Si no hubiéramos tenido ese apoyo hubiéramos continuado siendo un pobre ejército”, confesó Alfredo Romero Ramos, uno de los cuatro soldados que capturó al Che quien además agregó que antes de terminar con el entrenamiento el propio Presidente, René Barrientos les dijo que “eran la última esperanza para acabar con la guerrilla”.
Pero no fue únicamente el apoyo logístico y armamentístico que EE UU
le envío a Bolivia para combatir al Che, junto a la comitiva
especializada en antiguerrillas, algunos veteranos de la guerra de
Vietnam, también llegaron agentes CIA que se encargaron de realizar los
interrogatorios a los guerrilleros prisioneros como al pintor argentino,
Ciro Bustos y al intelectual Francés, Regís Debray, entre otros.
Según Gary Prado, Capitán de la Compañía que capturó al argentino de 39 años, “la CIA no tuvo nada que ver con la decisión de asesinar a Guevara”, sin embargo, el Coronel Miguel Ayoroa, otro de los militares que participó de la captura del Che, afirmó que como no había ningún militar de alto rango en ese momento, el agente Félix Rodríguez, “incitó a Mario Terán Salazar a que ejecute al Che”. Un dato peculiar es que Rodríguez en diversas entrevistas cuenta que le dijo a Terán Salazar que le disparara del cuello hacia abajo para que pareciera que “murió en combate”.
Tras la ráfaga ejecutada por Mario Terán, según Romero Ramos, El
Teniente Carlos Pérez, disparó en el tórax y finalmente acabó con la
vida de Ernesto Guevara. Según cuenta la maestra Julia Cortez, quién era
docente en la escuelita donde lo mataron al Che y además le dio el
último plato de comida al guerrillero, el piloto que trasladó el cuerpo
de Guevara iba acompañado por Rodríguez.
Según los historiadores cubanos Froilán González y Adys Cupull en su libro “La CIA contra el Che”, unos meses más tarde el Ministro del Interior, Antonio Arguedas, envío a Cuba el diario del Che en Bolivia, y además dio a conocer la complicidad de la CIA y las presiones que recibía el gobierno de Barrientos de esta agencia. En el año 2000 Arguedas murió producto de una explosión que nunca fue esclarecido.
Por: Julián Rouvier
En 1959 tras el triunfo de la revolución cubana todos los focos del país norteamericano y de la CIA se centraron en asesinar a los principales líderes de esta gesta, Fidel Castro y Ernesto “Che” Guevara, entre otros. Lejos de lograr asesinar al ex Presidente de Cuba, quien murió a los 90 años el 25 de noviembre del 2016, fueron la pieza clave para ayudar al ejército boliviano a terminar con la proeza revolucionaria comandada por Guevara, ejecutándolo clandestinamente el 9 de octubre de 1967.
“Posiblemente la guerrilla hubiera triunfado si no hubiera existido el pelotón Ranger que fue entrenado por generales estadounidenses. Al principio el ejército boliviano tuvo grandes pérdidas hasta tuvimos que acelerar el entrenamiento para entrar en combate. Si no hubiéramos tenido ese apoyo hubiéramos continuado siendo un pobre ejército”, confesó Alfredo Romero Ramos, uno de los cuatro soldados que capturó al Che quien además agregó que antes de terminar con el entrenamiento el propio Presidente, René Barrientos les dijo que “eran la última esperanza para acabar con la guerrilla”.
Según Gary Prado, Capitán de la Compañía que capturó al argentino de 39 años, “la CIA no tuvo nada que ver con la decisión de asesinar a Guevara”, sin embargo, el Coronel Miguel Ayoroa, otro de los militares que participó de la captura del Che, afirmó que como no había ningún militar de alto rango en ese momento, el agente Félix Rodríguez, “incitó a Mario Terán Salazar a que ejecute al Che”. Un dato peculiar es que Rodríguez en diversas entrevistas cuenta que le dijo a Terán Salazar que le disparara del cuello hacia abajo para que pareciera que “murió en combate”.
Según los historiadores cubanos Froilán González y Adys Cupull en su libro “La CIA contra el Che”, unos meses más tarde el Ministro del Interior, Antonio Arguedas, envío a Cuba el diario del Che en Bolivia, y además dio a conocer la complicidad de la CIA y las presiones que recibía el gobierno de Barrientos de esta agencia. En el año 2000 Arguedas murió producto de una explosión que nunca fue esclarecido.
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