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I.
Tal vez el barril de pólvora está mojado y no ha explotado, por más que
el resto de la mecha lo alcance, pues ha transcendido en la columna Templo Mayor (Reforma:
13/XII/17) que muy probablemente el júnior del eterno “líder” del PRI
para cualquiera manada de legisladores (ahora con los senadores), de
nombre: Pablo Gamboa, se entrevistó con Marcelo Luis Ebrard Casaubón
(expriista, excamachista y ahora lópezobradorista), quien anduvo
viviendo como marajá en París y se trasladó a los Estados Unidos… de
Trump, para –según él– hacer proselitismo para el tabasqueño. Y cuentan
que está a punto de arribar a nuestro país (y de él también), para estar
más cerca del ya candidato de Morena, pero sin dar mucho la cara.
Siempre hubo el rumor de que Ebrard había obtenido el expediente de
Enrique Peña con información de la muerte de su esposa. Ahora se dice
que no era tal, sino el expediente de la mansión de la “casa blanca”
obsequiada por Higa, de la que apareció como propietaria la famosa
“gaviota” de Televisa, cónyuge ya para entonces de Peña.
II. Suscrito por F. Bartolomé, el trascendido a la letra dice: “Cuentan que algunos priistas no están nada contentos con la idea de que Pablo Gamboa, el hijo de Emilio You Know Who, sea el candidato del PRI en Yucatán. De ahí a que le envíen señales a Enrique Peña Nieto de un asunto que seguramente le puede interesar. Según esta versión el joven Gamboa se reunió hace algunos años en Miami con Marcelo Ebrard y no para tomar mojitos sino para entregarle el expediente de un lugar llamado, ¿cómo era?, ¡Ah, sí! La casa blanca, ¿será la que está en Washington?”. A lo mejor y Peña ya lo sabe y no de ahora, sino de tiempo atrás y que los reporteros: Daniel Lizárraga, Rafael Cabrera, Irving Huerta y Sebastián Barragán, entonces en investigaciones periodísticas especiales de Aristegui Noticias informaron; publicándose en un libro con prólogo de Carmen Aristegui (Grijalbo.-2015). Cimbrando al peñismo desde sus raíces hasta el frondoso árbol de la corrupción presidencial.
III. Como sea (Calderón diría: “haiga sido como haiga sido”), lo cierto es que quien dejó un tiradero de su paso por la jefatura de gobierno del Distrito Federal, tuvo mucho que ver con los documentos comprometedores de Peña. ¿Cómo los obtuvo? ¿Quién se los entregó, directa o anónimamente? Y eso fue la causa de que huyera a Europa. ¿De dónde tuvo y tiene tanto dinero? Dicen que desde territorio estadounidense colabora con López Obrador y éste se deja querer, pero jamás lo tendrá entre sus colaboradores. Ya Peña va de salida y no ha podido tomar venganza, aunque ese exilio es parte de ella; y el arreglo no llegará a los golpes. Por lo pronto lo único cierto es que el triángulo de negocios-sobornos: Angélica, Enrique e Hinojosa Cantú-Grupo Higa han quedado como los huéspedes frustrados de su “casa blanca” y la investigación periodística permanece en el libro, tras su difusión por radio y televisión, de los reporteros que trabajaron para Carmen Aristegui. Y falta Odebrecht, que le pisa los talones a Peña, mientras ya alcanzó a Lozoya Austin.
cepedaneri@prodigy.net.mx
II. Suscrito por F. Bartolomé, el trascendido a la letra dice: “Cuentan que algunos priistas no están nada contentos con la idea de que Pablo Gamboa, el hijo de Emilio You Know Who, sea el candidato del PRI en Yucatán. De ahí a que le envíen señales a Enrique Peña Nieto de un asunto que seguramente le puede interesar. Según esta versión el joven Gamboa se reunió hace algunos años en Miami con Marcelo Ebrard y no para tomar mojitos sino para entregarle el expediente de un lugar llamado, ¿cómo era?, ¡Ah, sí! La casa blanca, ¿será la que está en Washington?”. A lo mejor y Peña ya lo sabe y no de ahora, sino de tiempo atrás y que los reporteros: Daniel Lizárraga, Rafael Cabrera, Irving Huerta y Sebastián Barragán, entonces en investigaciones periodísticas especiales de Aristegui Noticias informaron; publicándose en un libro con prólogo de Carmen Aristegui (Grijalbo.-2015). Cimbrando al peñismo desde sus raíces hasta el frondoso árbol de la corrupción presidencial.
III. Como sea (Calderón diría: “haiga sido como haiga sido”), lo cierto es que quien dejó un tiradero de su paso por la jefatura de gobierno del Distrito Federal, tuvo mucho que ver con los documentos comprometedores de Peña. ¿Cómo los obtuvo? ¿Quién se los entregó, directa o anónimamente? Y eso fue la causa de que huyera a Europa. ¿De dónde tuvo y tiene tanto dinero? Dicen que desde territorio estadounidense colabora con López Obrador y éste se deja querer, pero jamás lo tendrá entre sus colaboradores. Ya Peña va de salida y no ha podido tomar venganza, aunque ese exilio es parte de ella; y el arreglo no llegará a los golpes. Por lo pronto lo único cierto es que el triángulo de negocios-sobornos: Angélica, Enrique e Hinojosa Cantú-Grupo Higa han quedado como los huéspedes frustrados de su “casa blanca” y la investigación periodística permanece en el libro, tras su difusión por radio y televisión, de los reporteros que trabajaron para Carmen Aristegui. Y falta Odebrecht, que le pisa los talones a Peña, mientras ya alcanzó a Lozoya Austin.
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