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Unas
200 personas, entre ellas un bebé de 11 meses, han resultado heridas en
las violentas celebraciones del Año Nuevo en Filipinas, aunque el
presidente Rodrigo Duterte había ordenado un restringido uso de petardos
y fuegos artificiales.
El ministro de Sanidad de este país del
sureste asiático, Francisco Duque, ha confirmado este lunes que 191
personas resultaron heridas este año, entre ellas un bebé de 11 meses, y
ha expresado su relativa satisfacción por la cifra reducida de heridos en comparación con los últimos cinco años.“Estamos relativamente contentos. Relativamente porque todavía hay heridos pero contentos porque asistimos a una reducción sustancial del número de heridos (…) Creo que el objetivo final es abolir completamente los petardos”, ha indicado Duque, citado por la agencia francesa de noticias AFP.
Duterte firmó en junio pasado un decreto que estipulaba que los petardos solo podrían utilizarse en las zonas previstas para este fin por las autoridades locales y bajo la supervisión de personas formadas. Sin embargo, los filipinos creen que el fuerte ruido ahuyenta los malos espíritus, por lo que abusan de los fuegos artificiales, los petardos y los disparos al aire.
Estamos relativamente contentos. Relativamente porque todavía hay heridos pero contentos porque asistimos a una reducción sustancial del número de heridos (…) Creo que el objetivo final es abolir completamente los petardos”, ha indicado el ministro de Sanidad del país del sureste asiático, Francisco Duque.
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