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Cómo el Imperio de EEUU ha colaborado con al-Qaeda durante 30 años para traer terror al mundo
Los
que conocen a Tom Secker saben que es un destacado investigador del
estado profundo. Sus esfuerzos, decididamente reacios a ir más allá de
lo que la evidencia permite, empeñados en demoler teorías de la
conspiración descabelladas a lo largo del camino, arrojan luz sobre las
nefastas actividades de las agencias de inteligencia occidentales.
Su trabajo nunca ha sido mencionado o destacado por los medios de
comunicación corporativos, pero los periodistas de tales medios
seguramente podrían aprender un par de cosas del Sr. Secker, en
particular su aptitud para descubrir documentos internos
comprometedores. Este decidido británico es tan hábil para hacer
solicitudes bajo la Libertad de Información que incluso ha descubierto
memorándums del Ministerio de Asuntos Exteriores británico quejándose de
sus actividades; obviamente los funcionarios preocupados se refieren al
Sr. Secker como un "reincidente" en una "expedición para sonsacar
información".
Hasta 2018, sus principales áreas de interés han sido el bombardeo del World Trade Center en 1993, la
Operación Gladio
,
los ataques 7/7 en Londres
, y
la intromisión del Pentágono y la CIA
en la industria del entretenimiento estadounidense. En el transcurso de
su trayectoria, ha producido un flujo constante de artículos, libros,
documentales y podcasts.
¿Una guerra contra "nuestro" terrorismo?
Su actual enfoque es el infame al-Qaeda. En cierto sentido, esto representa el fin de un viaje que vuelve a sus inicios para el discutidor joven de 35 años, puesto que él empezó su investigación durante las secuelas del 11 de septiembre, después de haber visto el evento en vivo por televisión como muchos otros.
"Tuvo un gran impacto en mí. Vi estallar esta política exterior hiperagresiva y una política interna de seguridad absurdamente paranoica, que tenía como razón principal a al-Qaeda. Concluí que la idea de que la "Guerra contra el Terrorismo" era una batalla entre la democracia liberal occidental y el terrorismo de Oriente Medio (una cruzada del tipo "nosotros contra ellos") era ficticia. De hecho, descubrí que sólo podían llevar a cabo ataques importantes al trabajar con agentes occidentales encubiertos, y el enorme rango y número de supuestas fallas de inteligencia que les permitían continuar sus actividades tóxicas", dijo el Sr. Secker a Sputnik.
El trabajo del Sr. Secker desafía fundamentalmente la narrativa convencional simplista acerca de al-Qaeda, que afirma que el grupo creció de modo inesperado de la Operación Ciclón (operación estadounidense que hizo que se dieran fondos, armas y entrenamiento a combatientes extremistas islamistas durante la Guerra Soviética-Afgana).
También desafía la opinión más crítica y minoritaria de que las notorias actividades de al-Qaeda son consecuencias accidentales de una relación encubierta entre el grupo y las autoridades occidentales. Él cree que los ataques son intencionados activamente por ciertos individuos dentro de las agencias de inteligencia occidentales, o bien vistos como un "costo" del trabajo de inteligencia.
"Es insostenible la idea de que los agentes de inteligencia intenten activamente evitar los ataques terroristas llevados a cabo por personas que en realidad están empleando para utilizar tácticas terroristas en apoyo de la política occidental. Puede haber algunos dentro de las agencias que intentan detener los ataques, pero se ven frustrados por la compartimentación de la información, a fin de proteger a los activos y agentes sobre el terreno. Esto conduce a una situación extremadamente desordenada y a encubrimientos. Estos son "nuestros" terroristas, contra los que supuestamente hemos estado luchando; lo que hace de la guerra contra el terror una guerra contra uno de los elementos más oscuros de nuestras propias sociedades, haciéndose pasar por una cruzada moral". Tom Secker Investigador del Estado Profundo.Vínculos duraderos Según algunos informes, la CIA estaba enterada de la fundación formal del grupo en 1988. Independientemente de que esto fuera verdad o no, el factor crítico en la historia de al-Qaeda para el Sr. Secker es cuántos agentes encubiertos estaban integrados en el grupo en cada etapa de su existencia, y "cuán fácilmente" escaparon de las garras de las autoridades tras los ataques terroristas.
"El líder ideológico de la conspiración para bombardear el World Trade Center de 1993, el jeque ciego, era un activo de la CIA, al que se le permitió permanecer en los Estados Unidos por más de un año después de que su visa, aprobada por los funcionarios de la CIA, fuera revocada. El FBI también sacó a un informante del grupo seis meses antes del bombardeo, y no dio seguimiento a la información de otro informante sólo semanas antes del ataque. Estos informantes probablemente se estaban acercando demasiado a lo que la CIA estaba haciendo con el jeque ciego y sus seguidores", afirma el Sr. Secker.
El complot se llevó a cabo el 26 de febrero de 1993. Un camión bomba detonó bajo la Torre Norte del World Trade Center en la ciudad de Nueva York. El dispositivo mejorado con 606 kilogramos de gas urea-nitrato de urea-hidrógeno fue diseñado para destruir la Torre Norte y enviarla estrellándose contra la Torre Sur, derribando ambas y matando a decenas de miles. El complot falló, matando sólo a seis e hiriendo a unos mil.
Mientras que la mayoría de las personas involucradas fueron arrestadas después del atentado, tanto Ali Mohamed (el entrenador principal del grupo, ex soldado de las Fuerzas Especiales de los Estados Unidos e informante del FBI) como Ramzi Yousef se escaparon. Yousef pasó a ser célebre por el complot de Bojinka, planeado en las Filipinas en colaboración con su tío Khalid Sheikh Mohammed, supuesto cabecilla del 11 de septiembre.
La red de Al-Qaeda en Filipinas fue financiada por Mohamed Jamal Khalifa, probablemente un agente de inteligencia estadounidense. Mientras tanto, Ali Mohamed recorrió el mundo entrenando terroristas y construyó la célula que llevaría a cabo los bombardeos de la embajada estadounidense en África en 1998.
El Sr. Secker sugiere que para que estas evasiones de justicia sean legítimas, el FBI o bien es "la agencia más incompetente que el mundo haya visto", o el "chivo expiatorio" de las operaciones encubiertas de la CIA.
"Lo mismo sucede con los bombardeos de la embajada del 98 y el 11-S, y en los años previos al 7/7, particularmente con la franquicia británica de al-Qaeda, el Al Muhajiroun. Cada vez que los cuatro supuestos bombarderos eran vinculados con figuras de al-Qaeda, lo hacían a través de un probable agente secreto. También se produjeron frecuentes y extrañas "fallas de inteligencia", lo que significa que ellos nunca fueron interceptados y permanecieron libres hasta los ataques. El MI5 claramente mintió cada vez que se les preguntó acerca de este comportamiento altamente incriminatorio", dijo el Sr. Secker a Spuntik.
Desintegración de los Balcanes El Sr. Secker dice que hay muchos ejemplos de colusión occidental con al-Qaeda a lo largo de la historia del grupo, pero las guerras balcánicas de los años 90 son el "ejemplo de libro de texto".
"El Pentágono enviaba a muyahidines para luchar en Bosnia. Se convirtieron en el Ejército de Liberación de Kosovo, entrenados por la empresa mercenaria estadounidense MPRI, y luego en el Ejército de Liberación Nacional de Albania. A principios de la década de 1990, el jeque ciego ayudó a reclutar a jóvenes para que se unieran a la lucha en la región; más tarde fue el grupo Al Muhajiroun, cuyos líderes (Omar Bakri, Abu Hamza y Abu Qatada) tenían relaciones con las agencias de inteligencia del Reino Unido", dijo el Sr. Secker a Sputnik.
Entre los combatientes islamistas que lucharon en la región figuraban el jeque Khaled Sheikh Mohammed y dos voluntarios saudíes, Nawaf al-Hazmi y Khaled al-Mindhar, que secuestraron el vuelo 77 de American Airlines y lo estrellaron contra el Pentágono.
Bin Laden también participó activamente durante la guerra, financiando a los combatientes (aunque su organización también contribuyó en gran medida a los planes de desestabilización de la OTAN para la región, lo que en última instancia precipitó la fragmentación de Yugoslavia).
Además de contar con un "montón" de activos y agentes de inteligencia occidentales en sus filas, lucharon junto a militantes dirigidos por gobiernos, militares y agencias de inteligencia occidentales. También, sugiere el Sr. Secker, se beneficiaron de sus años de "fallas de inteligencia", lo que significó que evitaron la interdicción o el arresto, incluso cuando los organismos de inteligencia tenían pruebas considerables de sus actividades criminales.
"No está del todo claro si todo esto se traduce en confabulación o conspiración, pero las relaciones en curso demuestran que o bien estaban siendo dirigidos por las agencias militares y de inteligencia occidentales, o bien estos grupos simplemente no se preocupan cuando sus agentes o activos destruyen edificios y matan a cientos. Sin estas organizaciones y operaciones, nunca habría habido un Al Qaeda en Europa, a ninguna escala, que representara una amenaza significativa", afirma el Sr. Secker.
Colusión interminable De todas las investigaciones de Tom, la historia de Ali Mohamed sigue siendo "la historia de espías más increíble" con la que se ha encontrado.
El Sr. Secker sugiere que sin Mohamed no habría un Al Qaeda como el mundo lo conoce; y "probablemente ningún WTC93, ningún bombardeo en la embajada, posiblemente ningún 11-S". Mohamed entrenó a la mayoría de los soldados importantes de infantería de al-Qaeda en una docena de países, y a los guardaespaldas de Bin Laden, dirigió la vigilancia de los ataques de la embajada de Estados Unidos en 1998 en Sudán, y ayudó a trasladar a Bin Laden de Sudán a Afganistán en 1996. Todo esto mientras era un informante a tiempo parcial del FBI, servía en las Fuerzas Especiales de Estados Unidos y trabajaba para la CIA. La CIA afirmó que Mohamed fue despedido a mediados de los 80, pero el Sr. Secker dice que esto es "una tontería total".
"Cuando uno de los abogados de la defensa en el juicio de EE.UU. contra Rahman trató de citar a Mohamed, la fiscalía no reveló dónde estaba. Cuando finalmente lo localizaron, la fiscalía le dijo que ignorara la citación y nunca testificó. Años más tarde fue arrestado, cooperó con las autoridades y ofreció una breve alocución, antes de desaparecer, quizás bajo custodia protectora. Incluso ofreció, tras el 11 de septiembre, ayudar al gobierno estadounidense a encontrar a Bin Laden y llevarlo ante la justicia, llevando a una unidad de fuerzas especiales a considerar la posibilidad de enviar a Mohamed a Afganistán, e inyectarle una píldora venenosa con efecto retardado", dijo Secker a Sputnik.
Un ejemplo "menos claro" pero aun así "increíblemente importante" es "lo que estaba pasando" con los secuestradores del 11 de septiembre Khalid Al Midhar y Nawaf Al Hazmi. La CIA y la NSA estaban monitoreando el centro de comunicaciones de al-Qaeda en Yemen. Como consecuencia, el Sr. Secker cree que las autoridades estadounidenses deberían haber podido detener el intento de bombardeo contra el USS The Sullivans, el exitoso bombardeo contra el USS Cole, y "probablemente" también el 11 de septiembre.
Los dos primeros fueron llevados a cabo por una rama local de al-Qaeda financiada por Jamal Khalifa, quien también financió el complot de Bojinka y era cuñado de Bin Laden. Richard Clarke, ex Coordinador Nacional de EE. UU. para la Seguridad, Protección de Infraestructura y Lucha contra el Terrorismo, ha dicho que la CIA deliberadamente le ocultó información sobre Al Midhar y Al Hazmi al FBI y a la Casa Blanca, porque los habían reclutado o estaban tratando de hacerlo. Éste es un aspecto del 11 de septiembre que la investigación oficial no logró escudriñar.
"Finalmente, 18 meses después de que los dos hombres de al-Qaeda llegaran a Estados Unidos, la CIA, de una manera muy discreta, pasó un informe al FBI sobre al-Mihdhar y al-Hamzi. Era demasiado tarde. Su rastro se había apagado. Habían entrado en la fase final de los preparativos para el 11-S. No hay nada en la investigación conjunta del Congreso, el trabajo de la Comisión del 11-S o la investigación del Inspector General de la CIA que explique por qué la CIA ocultó su conocimiento sobre estos dos operativos de al-Qaeda," ha alegado Clarke.
Sin embargo, el Sr. Secker cree que el comportamiento de ciertos funcionarios, principalmente el de Tom Wilshire de la unidad Bin Laden de la CIA, sugiere que incluso la narrativa de Clarke no llega realmente al fondo de las cosas. A pesar de alertar a sus superiores sobre la importancia de Al Midhar y su inminente implicación en un importante ataque de al-Qaeda, continuó protegiendo y ocultando información sobre el objetivo.
"Esto sugiere que Al Midhar seguía trabajando para la CIA de alguna manera, hasta el momento en que el vuelo 77 se estrelló contra el Pentágono", concluye sombríamente.
Sputnik se puso en contacto con la CIA para recibir comentarios, pero hasta el 31 de enero no ha recibido respuesta.
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