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rebelion.orgIrán, en el centro de la geopolítica mundial
La politóloga Nazanín Armanian participa en las Jornadas “Geopolítica Sur” del Frente Cívico-Valencia
“A medio plazo lo que Trump busca en Irán es satisfacer las demandas de Israel y Arabia Saudí”, apunta la politóloga Nazanin Armanian, en una entrevista tras intervenir en las jornadas “Geopolítica Sur” organizadas por el Frente Cívico-Valencia; en mayo de 2017 Estados Unidos firmó acuerdos para la venta de armas a Arabia Saudí por valor de 110.000 millones de dólares, subraya Armanian, nacida en Shiraz (al suroeste de Irán) y exiliada en el estado español desde 1983; el pasado 20 de marzo el Senado estadounidense rechazó terminar con el apoyo a Arabia Saudí en la guerra de Yemen, que en tres años registra, según Naciones Unidas, cerca de 6.300 civiles muertos, dos millones de personas desplazadas y el 60% de la población afectada por la inseguridad alimentaria.
“Estados Unidos también está recibiendo muchísimo dinero de Emiratos Árabes Unidos, Kuwait y Qatar para el desmantelamiento de Irán”, añade la analista. Es el gran negocio de la venta de armas (una de las mayores bases militares de Estados Unidos en Oriente Próximo –Al Udeid- se halla en Qatar, país con el que hace un año Trump firmó un contrato para la venta de cazas F-15 por 12.000 millones de dólares). En cuanto a otro de los grandes aliados, Israel, el Departamento de Estado comprometió en septiembre de 2016 –durante la presidencia de Obama- un plan de ayuda militar por la suma récord de 38.000 millones de dólares durante una década, lo que incluía una partida para el desarrollo de los sistemas de defensa antimisiles. Muestra reciente de la colaboración son los ejercicios militares “Operación Juniper-Cobra”, que entre el 4 y el 15 de marzo realizaron en Israel cerca de 4.000 militares de los dos países; o la inauguración en septiembre de 2017 de la primera base militar conjunta en territorio israelí, ubicada en el desierto del Neguev, al sur del país.
La Administración Trump ha puesto fin al denominado “retorno al Asia-Pacífico” del expresidente Obama, que ponía el foco en la contención de China, y ha situado el centro del conflicto nuevamente en Oriente Próximo, al igual que hiciera George W. Bush. En el acto organizado por el Frente Cívico-Valencia, Nazanín Armanian ha utilizado el término “gabinete de guerra” para referirse al ejecutivo de Trump. En la nómina incluye a John Volton, nuevo consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca y exembajador de Estados Unidos ante Naciones Unidas; “es de los ‘neocon’ más ‘halcones’ antiiranís y pro-israelís, partidario de aplastar Irán con bombardeos”, señala la politóloga; Volton también ha defendido el ataque militar a Corea del Norte, sostuvo la tesis de que en Iraq existía armamento de destrucción masiva -antes de la agresión militar de 2003- y, como subsecretario de Estado para el control de armas en la era Bush, vinculó a Cuba con la fabricación de armas biológicas. El Senado confirmó el 26 de abril como secretario de Estado de los Estados Unidos al exdirector de la CIA, Mike Pompeo, quien según Amnistía Internacional “manifestó su apoyo a tácticas de interrogatorio como el ‘waterboarding’ (simulacro de ahogamiento)”; además, en 2014 este político republicano (adscrito al Tea Party) afirmó que serían necesarias “menos de 2.000 incursiones para destruir la capacidad nuclear iraní”. Otro de los “halcones” es el general retirado y actual secretario de Defensa, James Mattis, apodado “perro rabioso”, quien ha calificado al Estado de Irán como “el mayor patrocinador del terrorismo en el mundo”.
Nazanín Armanian es autora de 16 libros, entre otros “No es la religión, estúpido. Chiíes y suníes, la utilidad de un conflicto” (2017), “Irán, la revolución constante” (2012) y “El islam sin velo” (2009). Considera que Irán es un país geopolíticamente aislado, por diferentes razones. En primer lugar, “no hay en la región otro país de religión chiíta y cultura persa con el que pueda hermanarse”. A ello se agrega el impacto de las penalizaciones impuestas durante años por Estados Unidos, la UE y Naciones Unidas: el año del levantamiento de las sanciones económicas -2016- el PIB iraní creció un 12,5%, en gran medida por el incremento de las exportaciones de hidrocarburos (una de las primeras iniciativas del Gobierno de Irán fue lanzar al mercado 500.000 barriles diarios más de petróleo). Pero ahora la política de estrangulamiento por la que apuesta Trump, centrada en los sectores financiero, petroquímico y energético, se traducirá en multas a las empresas que comercien con la República Islámica, que cuenta con las segundas reservas mundiales de gas natural y las cuartas de petróleo.
Armanian recuerda que el comercio europeo-iraní aumentó un 94% en la primera mitad de 2017, según los datos de la Comisión Europea, en comparación con el mismo periodo de 2016. Así, mientras la UE declara su intención de mantener los acuerdos con Irán, la petrolera francesa Total ha anunciado que abandonará el proyecto South Pars (fase 11), que se desarrolla en uno de los mayores campos de gas del planeta, compartido por Irán y Qatar, a menos que Estados Unidos exima de sanciones a la multinacional; el gobierno iraní ha informado de que la Corporación Nacional del Petróleo de China (CNPC) sustituirá a la compañía francesa si ésta finalmente se retira.
China también pretende salvar los acuerdos de 2015. “Hoy es el primer socio comercial de Irán, país al que compra 633.000 barriles de petróleo diarios; de este modo se convierte en el principal importador de crudo persa”, explica Nazanin Armanian en el blog “Punto y seguido” del periódico digital Público. Además, “miles de iraníes trabajan en las empresas chinas dispersas por todo el país”. En septiembre de 2017, los dos países firmaron un acuerdo que implicaba créditos del gigante asiático a bancos iraníes por valor de 10.000 millones de dólares para la ejecución de infraestructuras. Una fecha señalada en la relación comercial fue el 16 de febrero de 2016; ese día llegó a Teherán, tras recorrer 10.000 kilómetros en dos semanas, el primer tren con mercaderías desde Zhejiang (provincia del sudeste chino) a través de la antigua “Ruta de la Seda”. El presidente de China, Xi Jinping, fue el primer mandatario en visitar Irán –en enero de 2016- tras el levantamiento de las sanciones; durante su estancia en Teherán, firmó 17 acuerdos bilaterales por diez años valorados en 600.000 millones de dólares.
“Rusia e Irán colaboran en la guerra de Siria, apoyando a Bashar al Assad”, recuerda la escritora; el conflicto sirio “no sólo representa un gran mercado para la venta de armas, sino que el equilibrio entre las fuerzas es tal que nadie domina y en la guerra todos se desgastan; ésta es la mejor estrategia para Estados Unidos e Israel, desgastar a Turquía, Rusia, Irán y Arabia Saudí”. Uno de los ejemplos de la alianza ruso-iraní es el Corredor de Transporte Internacional Norte-Sur (NSTC), de 7.200 kilómetros de longitud y que incluye rutas por mar, carretera y ferrocarril para el intercambio de mercancías. El objetivo del macroproyecto, presentado como “alternativo al Canal de Suez”, es unir el norte de Europa con India y los países del Golfo Pérsico a través de las líneas ferroviarias de Irán, Rusia y Azerbaiyán; “tendrá un gran impacto político a escala mundial, ya que cambiará el equilibrio de fuerzas en la región”, escribió Nazanín Armanian en Publico.es. El 17 de mayo Irán suscribió por tres años un Acuerdo de Libre Comercio con la Unión Euroasiática, integrada por Rusia, Armenia, Kazajistán, Kirguistán y Bielorrusia. Asimismo, el gobierno ruso ha anunciado que los dos países colaborarán para la extracción de gas en Irán y la construcción de un gaseoducto –de 1.200 kilómetros- que a través de Pakistán llegue hasta India. La cooperación también es militar: Irán ha adquirido sistemas de misiles antiaéreos S-300, fabricados por Rusia.
“Estados Unidos apoya a Israel en la lucha contra las actividades hostiles de Irán, así como su derecho soberano a defenderse”, afirmó en Jerusalén el secretario de Estado Mike Pompeo, según recoge la agencia rusa Sputnik. El nueve de mayo, unas horas después que Trump rompiera el acuerdo nuclear con Irán, Israel atacó con fuego de artillería la región de Al Quneitra, en los Altos del Golán (al suroeste de Siria), informó la cadena de televisión catarí Al Jazeera; otros medios señalaron que se escucharon fuertes explosiones en Damasco, y fuentes sirias apuntaron que Israel lanzó misiles sobre la capital. Por otra parte, el ejército israelí y la prensa internacional se refirieron a un ataque previo de “fuerzas iraníes en Siria”. Posiblemente otro punto en la escalada proceda de la victoria del Movimiento de Resistencia Islámica del Líbano (Hezbolá) y sus aliados en las elecciones parlamentarias del pasado seis de mayo. “Hoy el objetivo de la presencia de Irán en el Líbano y Siria, ambos vecinos de Israel (país con tenencia ilegal de armas de destrucción masiva y que no para de amenazar a Teherán) es disuadir a Tel Aviv y Washinghton”, ha escrito en su blog la autora de “Iraq, Afganistán e Irán: 40 respuestas al conflicto de Oriente Próximo”. “Hay que esperar, a partir de ahora, el lanzamiento de los misiles de Israel sobre las posiciones de Hezbolá”, concluye.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
Acusaciones
de abusos y escándalos sexuales que tenían como protagonista al
presidente Trump, y presuntos pagos –investigados por el FBI- para que
los hechos no se hicieran públicos; el resultado de las encuestas (la
CNN apuntaba a finales de marzo que el 54% de los estadounidenses
desaprobaba la gestión del mandatario ultraconservador); y la proximidad
de las elecciones al Congreso de Estados Unidos, que se celebrarán el 6
de noviembre. Son razones de política interna que explican por qué el
presidente norteamericano anunció el 8 de mayo en la Casa Blanca la
ruptura del acuerdo nuclear con Irán, de 2015, y el restablecimiento de
las sanciones económicas.
Otra
de las causas radica en la presión del lobby pro-israelí (el magnate de
los casinos -de ideología sionista- Sheldon Adelson fue uno de los
empresarios que realizó donaciones multimillonarias a la campaña
electoral de Trump) y la influencia de los cristianos evangélicos, que
constituyen el grupo religioso más importante de Estados Unidos y entre
cuyos abanderados se halla el vicepresidente estadounidense, Mike Pence.
Una semana después que se anunciara la cancelación del acuerdo nuclear,
Estados Unidos inauguró en Jerusalén la sede de su embajada en Israel, a
lo que siguieron las protestas de la población palestina –que
coincidían con el 70 aniversario de la “Naqbah” o expulsión de 750.000
palestinos de sus territorios- y la represión ordenada en la frontera de
Gaza por el primer ministro Netanyahu, que se saldó con al menos 60
palestinos muertos y 2.700 heridos. “A medio plazo lo que Trump busca en Irán es satisfacer las demandas de Israel y Arabia Saudí”, apunta la politóloga Nazanin Armanian, en una entrevista tras intervenir en las jornadas “Geopolítica Sur” organizadas por el Frente Cívico-Valencia; en mayo de 2017 Estados Unidos firmó acuerdos para la venta de armas a Arabia Saudí por valor de 110.000 millones de dólares, subraya Armanian, nacida en Shiraz (al suroeste de Irán) y exiliada en el estado español desde 1983; el pasado 20 de marzo el Senado estadounidense rechazó terminar con el apoyo a Arabia Saudí en la guerra de Yemen, que en tres años registra, según Naciones Unidas, cerca de 6.300 civiles muertos, dos millones de personas desplazadas y el 60% de la población afectada por la inseguridad alimentaria.
“Estados Unidos también está recibiendo muchísimo dinero de Emiratos Árabes Unidos, Kuwait y Qatar para el desmantelamiento de Irán”, añade la analista. Es el gran negocio de la venta de armas (una de las mayores bases militares de Estados Unidos en Oriente Próximo –Al Udeid- se halla en Qatar, país con el que hace un año Trump firmó un contrato para la venta de cazas F-15 por 12.000 millones de dólares). En cuanto a otro de los grandes aliados, Israel, el Departamento de Estado comprometió en septiembre de 2016 –durante la presidencia de Obama- un plan de ayuda militar por la suma récord de 38.000 millones de dólares durante una década, lo que incluía una partida para el desarrollo de los sistemas de defensa antimisiles. Muestra reciente de la colaboración son los ejercicios militares “Operación Juniper-Cobra”, que entre el 4 y el 15 de marzo realizaron en Israel cerca de 4.000 militares de los dos países; o la inauguración en septiembre de 2017 de la primera base militar conjunta en territorio israelí, ubicada en el desierto del Neguev, al sur del país.
La Administración Trump ha puesto fin al denominado “retorno al Asia-Pacífico” del expresidente Obama, que ponía el foco en la contención de China, y ha situado el centro del conflicto nuevamente en Oriente Próximo, al igual que hiciera George W. Bush. En el acto organizado por el Frente Cívico-Valencia, Nazanín Armanian ha utilizado el término “gabinete de guerra” para referirse al ejecutivo de Trump. En la nómina incluye a John Volton, nuevo consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca y exembajador de Estados Unidos ante Naciones Unidas; “es de los ‘neocon’ más ‘halcones’ antiiranís y pro-israelís, partidario de aplastar Irán con bombardeos”, señala la politóloga; Volton también ha defendido el ataque militar a Corea del Norte, sostuvo la tesis de que en Iraq existía armamento de destrucción masiva -antes de la agresión militar de 2003- y, como subsecretario de Estado para el control de armas en la era Bush, vinculó a Cuba con la fabricación de armas biológicas. El Senado confirmó el 26 de abril como secretario de Estado de los Estados Unidos al exdirector de la CIA, Mike Pompeo, quien según Amnistía Internacional “manifestó su apoyo a tácticas de interrogatorio como el ‘waterboarding’ (simulacro de ahogamiento)”; además, en 2014 este político republicano (adscrito al Tea Party) afirmó que serían necesarias “menos de 2.000 incursiones para destruir la capacidad nuclear iraní”. Otro de los “halcones” es el general retirado y actual secretario de Defensa, James Mattis, apodado “perro rabioso”, quien ha calificado al Estado de Irán como “el mayor patrocinador del terrorismo en el mundo”.
Nazanín Armanian es autora de 16 libros, entre otros “No es la religión, estúpido. Chiíes y suníes, la utilidad de un conflicto” (2017), “Irán, la revolución constante” (2012) y “El islam sin velo” (2009). Considera que Irán es un país geopolíticamente aislado, por diferentes razones. En primer lugar, “no hay en la región otro país de religión chiíta y cultura persa con el que pueda hermanarse”. A ello se agrega el impacto de las penalizaciones impuestas durante años por Estados Unidos, la UE y Naciones Unidas: el año del levantamiento de las sanciones económicas -2016- el PIB iraní creció un 12,5%, en gran medida por el incremento de las exportaciones de hidrocarburos (una de las primeras iniciativas del Gobierno de Irán fue lanzar al mercado 500.000 barriles diarios más de petróleo). Pero ahora la política de estrangulamiento por la que apuesta Trump, centrada en los sectores financiero, petroquímico y energético, se traducirá en multas a las empresas que comercien con la República Islámica, que cuenta con las segundas reservas mundiales de gas natural y las cuartas de petróleo.
Armanian recuerda que el comercio europeo-iraní aumentó un 94% en la primera mitad de 2017, según los datos de la Comisión Europea, en comparación con el mismo periodo de 2016. Así, mientras la UE declara su intención de mantener los acuerdos con Irán, la petrolera francesa Total ha anunciado que abandonará el proyecto South Pars (fase 11), que se desarrolla en uno de los mayores campos de gas del planeta, compartido por Irán y Qatar, a menos que Estados Unidos exima de sanciones a la multinacional; el gobierno iraní ha informado de que la Corporación Nacional del Petróleo de China (CNPC) sustituirá a la compañía francesa si ésta finalmente se retira.
China también pretende salvar los acuerdos de 2015. “Hoy es el primer socio comercial de Irán, país al que compra 633.000 barriles de petróleo diarios; de este modo se convierte en el principal importador de crudo persa”, explica Nazanin Armanian en el blog “Punto y seguido” del periódico digital Público. Además, “miles de iraníes trabajan en las empresas chinas dispersas por todo el país”. En septiembre de 2017, los dos países firmaron un acuerdo que implicaba créditos del gigante asiático a bancos iraníes por valor de 10.000 millones de dólares para la ejecución de infraestructuras. Una fecha señalada en la relación comercial fue el 16 de febrero de 2016; ese día llegó a Teherán, tras recorrer 10.000 kilómetros en dos semanas, el primer tren con mercaderías desde Zhejiang (provincia del sudeste chino) a través de la antigua “Ruta de la Seda”. El presidente de China, Xi Jinping, fue el primer mandatario en visitar Irán –en enero de 2016- tras el levantamiento de las sanciones; durante su estancia en Teherán, firmó 17 acuerdos bilaterales por diez años valorados en 600.000 millones de dólares.
“Rusia e Irán colaboran en la guerra de Siria, apoyando a Bashar al Assad”, recuerda la escritora; el conflicto sirio “no sólo representa un gran mercado para la venta de armas, sino que el equilibrio entre las fuerzas es tal que nadie domina y en la guerra todos se desgastan; ésta es la mejor estrategia para Estados Unidos e Israel, desgastar a Turquía, Rusia, Irán y Arabia Saudí”. Uno de los ejemplos de la alianza ruso-iraní es el Corredor de Transporte Internacional Norte-Sur (NSTC), de 7.200 kilómetros de longitud y que incluye rutas por mar, carretera y ferrocarril para el intercambio de mercancías. El objetivo del macroproyecto, presentado como “alternativo al Canal de Suez”, es unir el norte de Europa con India y los países del Golfo Pérsico a través de las líneas ferroviarias de Irán, Rusia y Azerbaiyán; “tendrá un gran impacto político a escala mundial, ya que cambiará el equilibrio de fuerzas en la región”, escribió Nazanín Armanian en Publico.es. El 17 de mayo Irán suscribió por tres años un Acuerdo de Libre Comercio con la Unión Euroasiática, integrada por Rusia, Armenia, Kazajistán, Kirguistán y Bielorrusia. Asimismo, el gobierno ruso ha anunciado que los dos países colaborarán para la extracción de gas en Irán y la construcción de un gaseoducto –de 1.200 kilómetros- que a través de Pakistán llegue hasta India. La cooperación también es militar: Irán ha adquirido sistemas de misiles antiaéreos S-300, fabricados por Rusia.
“Estados Unidos apoya a Israel en la lucha contra las actividades hostiles de Irán, así como su derecho soberano a defenderse”, afirmó en Jerusalén el secretario de Estado Mike Pompeo, según recoge la agencia rusa Sputnik. El nueve de mayo, unas horas después que Trump rompiera el acuerdo nuclear con Irán, Israel atacó con fuego de artillería la región de Al Quneitra, en los Altos del Golán (al suroeste de Siria), informó la cadena de televisión catarí Al Jazeera; otros medios señalaron que se escucharon fuertes explosiones en Damasco, y fuentes sirias apuntaron que Israel lanzó misiles sobre la capital. Por otra parte, el ejército israelí y la prensa internacional se refirieron a un ataque previo de “fuerzas iraníes en Siria”. Posiblemente otro punto en la escalada proceda de la victoria del Movimiento de Resistencia Islámica del Líbano (Hezbolá) y sus aliados en las elecciones parlamentarias del pasado seis de mayo. “Hoy el objetivo de la presencia de Irán en el Líbano y Siria, ambos vecinos de Israel (país con tenencia ilegal de armas de destrucción masiva y que no para de amenazar a Teherán) es disuadir a Tel Aviv y Washinghton”, ha escrito en su blog la autora de “Iraq, Afganistán e Irán: 40 respuestas al conflicto de Oriente Próximo”. “Hay que esperar, a partir de ahora, el lanzamiento de los misiles de Israel sobre las posiciones de Hezbolá”, concluye.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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