martes, 12 de febrero de 2019

Chile. El nefasto papel de los medios de desinformación masiva y los políticos deshonestos


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Chile. El nefasto papel de los medios de desinformación masiva y los políticos deshonestos


“Miente, miente, aunque te estén pillando, miente. Manual del corrupto, a 2 lucas, pirateado”, era parte de la rutina humorística de Bombo Fica en el Festival de Viña del Mar y refleja una doble realidad: la de los medios de comunicación y la actuación de la casta política en Chile. Así como la rutina humorística […]

“Miente, miente, aunque te estén pillando, miente. Manual del corrupto, a 2 lucas, pirateado”, era parte de la rutina humorística de Bombo Fica en el Festival de Viña del Mar y refleja una doble realidad: la de los medios de comunicación y la actuación de la casta política en Chile.
Así como la rutina humorística llegó a millones por la televisión y fue comentario popular obligado en los días posteriores, las noticias siguen  el mismo proceso.
No todo se explica por el nefasto papel de los medios de comunicación y las redes sociales en la formación de la opinión pública, pero puchas que son importantes.
Todos deberíamos saber que en una guerra, también en sus momentos de baja intensidad, que le llaman paz, la primera víctima es la verdad, un ejemplo son las invasiones gringas en los países árabes.
Los yanquis mintieron groseramente para invadir países y producir millones de muertos. De nada valieron las miles de voces que alertaban sobre lo que estaba sucediendo. Miles de millones de televidentes lo creyeron, después de todo se “educó” a las audiencias para que creyeran cualquier cosa.
Es extraño que desde las ciencias sociales se hable hoy de las famosas noticias falsas, cuando la mentira, difundida como verdad, es algo común a cualquier guerra y a cualquier disputa de intereses económicos, políticos o militares.
En el campo de los medios de comunicación, que incluye a las redes sociales, mientras más lejos están las audiencias de las situaciones reales, más credibilidad tienen las mentiras. Es como el sketch del grupo argentino Les Luthiers, “la comisión”, donde un dictador quiere cambiar la letra del himno nacional para poder ser nombrado en él,  inventa un conflicto con un país lejano el cual sería una amenaza para el país.
Deberíamos saber que la verdad ya no importa mucho, lo que importa es si algo es creíble o no. Para que la credibilidad suceda, el sistema crea las condiciones para ello.
Hacer algo creíble es un complejo entramado producido mediante un proceso, es una ingeniería social con toda una infraestructura millonaria detrás. Para lograr eso, necesitan que no pienses con cabeza propia, que seas lo más simple y superficial posible, que actúes en base solo a sentimientos y lo más alejado de la razón o que estés particularmente sobre-ideologizado, una especie de fanatismo irreflexivo, sin capacidad de cuestionar lo que crees ciegamente.
Detrás de ese objetivo el sistema ha simplificado al máximo el sistema educativo, limitando las posibilidades para que puedas cuestionar, pensar, filosofar, crear.
También en estos años, el “sistema” ha podido segmentar, vía redes sociales, mensajes dirigidos a públicos específicos donde la verdad no importa y solo están formateados para escuchar o ver sin cuestionar. Especies de sub-mundos en el mundo global. La estrategia del  “fake news” es una técnica que se ha mostrado efectiva en este tipo de segmentos sociales.
Los medios de comunicación globales son un factor más de las mentiras del sistema. Ellos necesitan  presentarse como sinónimo de imparcialidad, lo cual en sí ya es un despropósito.
En el caso chileno, Ken Dermota, un periodista gringo, escribió el libro “Chile inédito, El periodismo bajo democracia” el 2002,  hace ya 17 años, pero el contenido mantiene alguna vigencia. El texto de cerca de 500 páginas, describe cómo los grupos económicos mediáticos se quedaron con el monopolio de los medios y que ese monopolio fue parte de los acuerdos que realizaron la Concertación con los fuerzas de la dictadura en la llamada “transición a la democracia”.
La tergiversación de la verdad, fue un acuerdo político. La élite que manda el país se aseguró que los temas de información, la llamada agenda mediática,  fuera afín a los intereses de la élite de poder.
La técnica fue la “teoría de la fijación de la agenda”, también es conocida como teoría del “Agenda Setting” que postula que los medios de comunicación de masas tienen una gran influencia sobre el público al determinar qué asuntos poseen interés informativo y cuánto espacio e importancia se les da y por ende los temas que no estarán en la agenda o serán residuales (sin importancia).
Para eso es vital tener el monopolio de los medios, que es el dominio sobre la antigua “plaza pública” donde se podían escuchar las opiniones del pueblo. Ahora ellos son dueños de la “plaza pública” deciden sobre qué se puede conversar y quiénes son los actores relevantes y quiénes no lo son, sobre la falsa apariencia de que todos pueden opinar.
Pero en realidad ellos deciden quiénes opinan, sobre qué opinan, allí pueden validar actores mediáticos para bien o para mal, en un complejo entramado de formación de los sentidos comunes.
El uso de la información es más sofisticado que en tiempos de Hitler o  de Pinochet, pues necesita dar la imagen de cierta imparcialidad. Como ya dijimos la agenda implica un proceso para formatear mentes.
En Chile, las clases dominantes han tenido éxito hasta ahora. Tienen un público más “bobo” o desinteresado y a esto se suma que la “casta” política que está informada actúa solo con cálculo político electoral.
Recientemente diputados del Frente Amplio aseguraron que en Venezuela se vive en una dictadura y con ello se suman a los postulados en esta materia del imperialismo gringo. Estos diputados no dicen, porque lo saben, que existe plena libertad de prensa en Venezuela, lo contrario a una dictadura.
En la patria de Bolívar el setenta y cinco por ciento de las televisoras son privadas, y  todas  son opositoras. De la prensa escrita, 80 por ciento de las publicaciones nacionales y regionales son privadas, y  todas son opositoras. Más de 70 por cierto de las radios del país están en manos privadas, y todas son opositoras. En Venezuela existe Twitter, Instagram, Youtube, Facebook, WhatsApp. Todo el mundo las usa.
En Venezuela el “presidente” títere habla desde la Asamblea Nacional, centro de la oposición, Asamblea Nacional que esta resguardada por la Guardia Nacional Bolivariana.
En Venezuela  usted puede entrar y salir del país sin problema y así tantas cosas.
Cualquiera que tratase de hacer lo que hace la oposición en Venezuela  en EE.UU o en países de Europa estaría preso a las pocas horas, en Venezuela no.
Hay un sinfín de antecedentes concretos que indican que Venezuela está muy lejos de ser una Dictadura.
¿Qué motiva a diputados del Frente Amplio y su candidata presidencial a asegurar cosas que saben que son mentiras?
Un mezquino cálculo electoral que tiene como horizonte apoyos mutuos en la segunda vuelta de las próximas elecciones presidenciales con los partidos chilenos de la “internacional socialista”, aliados del imperio gringo.
Complejo el asunto, oficialismo y oposición unidos contra Venezuela, donde la verdad y honestidad no tiene espacio.
Pero hay esperanzas, porque hay un bravo pueblo que resiste con dignidad en Venezuela y porque en Chile también existe gente que lucha y que no le cree nada a lo que dicen los medios de comunicación sistémicos y cada vez menos a los políticos “progre”.
La lucha ha parido también, a partir de las experiencias, una masa crítica, con necesidad de tener cabeza propia. Por tanto los engaños son eficaces, pero tienen su límite en el tiempo.
Un tarea ineludible para todos nosotros, es cuestionar lo que nos dicen, incluyendo lo que decimos nosotros, piense, piense, piense, cuestione, cuestioné. Así hay algo de esperanza.
El autor pertenece al Centro de Estudios Francisco Bilbao.

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