Mexicano, culpable de muerte de agente de EEUU
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PHOENIX, Arizona, EE.UU. (AP) -- Un mexicano se declaró el
martes culpable del homicidio de un agente de la Patrulla Fronteriza -
que puso al descubierto la fallida operación "Rápido y Furioso" para
rastrear el tráfico de armas hacia México-, en lo que constituye el
avance más relevante en tribunales en un caso que dejó malparado al
gobierno federal y suscitó diversas investigaciones por parte del
congreso.
En su declaración de culpabilidad,
Manuel Osorio Arellanes aceptó que formaba parte de un grupo de
maleantes que había ingresado furtivamente en Estados Unidos desde
México, más o menos una semana antes de la muerte del agente Brian
Terry.
Los integrantes de este grupo delictivo
habían acumulado armas y víveres en el lado estadounidense de la
frontera y dieron muerte a Terry cuando buscaban a traficantes de
marihuana para robarlos.
Las autoridades no
han determinado qué miembro de esa banda posiblemente mató a Terry en el
enfrentamiento del 14 de diciembre de 2012. De los cinco acusados en el
homicidio de Terry, sólo dos están detenidos, mientras que tres
continúan prófugos.
Las autoridades ofrecen
una recompensa de un millón de dólares por información que conduzca a la
captura de los mismos. El FBI dijo que continúa la búsqueda implacable
de estos individuos.
Los fiscales acordaron no
buscar la pena de muerte contra Osorio Arellanes, quien afronta una
sentencia de prisión perpetua acusado de homicidio con todas las
agravantes.
Debido a la muerte de Terry, salió
a la luz la fallida investigación del gobierno federal sobre tráfico de
armas, y después estuvo sujeta a diversas investigaciones en el
congreso.
Las críticas han llovido sobre las
autoridades federales, por permitir que compradores testaferros se
retiraran de las tiendas en el área de Phoenix con las armas que
acababan de comprar, en vez de detenerlos de inmediato e incautarles el
armamento.
Dos fusiles comprados por un grupo
de traficantes de armas, que era vigilado por el gobierno como parte de
la operación "Rápido y Furioso", fueron hallados en la escena del
tiroteo. Las autoridades se han negado a señalar si el arma homicida
estuvo vinculada con las compras realizadas por esos contrabandistas.
Terry
y otros tres agentes fueron baleados en un cañón al norte de la ciudad
de Nogales, Arizona, fronteriza con México. Los agresores fueron Osorio
Arellanes y otros cuatro individuos que habían venido a Estados unidos a
robar a traficantes de marihuana, dijeron los investigadores.
Osorio
Arellanes, oriundo del estado mexicano de Sinaloa, fue herido de bala
durante el enfrentamiento, y permanece a disposición de las autoridades
desde la noche del tiroteo. De acuerdo con el FBI, Osorio Arellanes le
dijo a los investigadores que apuntó su arma hacia los agentes durante
la balacera, pero no abrió fuego.
El juez
federal David Bury dictará el 11 de enero la sentencia contra el
acusado. El abogado del mexicano, Clay Hernández, se abstuvo de comentar
sobre la declaración de culpabilidad de Osorio Arellanes.
"La
declaración de culpabilidad (de Osorio Arellanes) es un avance
importante en la búsqueda de justifica para el agente Terry", dijo en un
comunicado Laura Duffy, la principal fiscal federal en San Diego, cuya
oficina sigue el caso.
La operación "Rápido y
Furioso" comenzó en 2009 con el objetivo de rastrear a los cabecillas
del tráfico de armas. Sin embargo, los agentes perdieron la pista de
unas 1.400 de las 2.000 armas compradas por contrabandistas, incluidos
fusiles AK-47 y otro armamento de asalto y de alto poder.
Algunas
armas adquiridas ilegalmente, con conocimiento del gobierno, fueron
halladas después en escenas de crímenes, tanto en México como en Estados
Unidos.
Los detractores fustigan a las
autoridades federales por haber permitido que los informantes se
retiraran con las armas que habían comprado en establecimientos del área
de Phoenix.
Dos fusiles encontrados en el
lugar donde Terry cayó baleado fueron adquiridas por un comprador
testaferro para una organización contrabandista a la que se acusa de
comprar armas para el violento cartel de Sinaloa, según los
investigadores.
Jaime Ávila, de 25 años, ha
admitido ante la corte la compra de dos armas, y se ha declarado
culpable en un caso relacionado con el comercio de las mismas, pero
independiente de la investigación sobre la muerte de Terry.
Ávila,
que no está acusado de la muerte de Terry, podría pasar hasta 10 años
en prisión. Se le dictará sentencia el 12 de diciembre.
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