Fukusima: de mal en peor…
Foto: EPA
La
Autoridad de Regulación Nuclear (ARN) nipona elevó el nivel de alerta
al tercer grado. Esta decisión debe ser aprobada por los expertos del
Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).
En
la provincia de Fukushima, todos los menores de dieciocho años son
sometidos a examen médico para revelar las enfermedades oncológicas.
Está previsto que los médicos examinarán a cerca de trescientas sesenta
mil personas.
El
agua radiactiva utilizada para enfriar los reactores se filtra de
tanques deteriorados, lo que supone un peligro muy grave. Antes, los
portavoces de TEPCO, la operadora de la central nuclear, anunciaron que
las muestras de aguas subterráneas y agua de mar recogidas cerca del
segundo bloque de Fukushima contienen una descomunal cantidad de
estroncio y tritio. Comenta la situación Vladímir Chúprov, responsable
del programa energético Greenpeace Russia:
–Son
unas trescientas mil toneladas de agua contaminada que sigue almacenada
en la planta nuclear, y trescientas toneladas que se vierten a diario
al océano. Esparcidas por las corrientes, las partículas radiactivas
alcanzan las costas de los países bañados por las aguas del Pacifico. No
obstante, los altos niveles de radiación no llegan hasta EEUU o Rusia.
El
océano corre un peligro muy grave. Según Vladímir Chúprov, aunque el
nivel de radiación sea aceptable, las algas que acumulan las substancias
nocivas y peces que se alimentan con las algas, podrían aumentar diez
veces la concentración de partículas radioactivas en el agua.
Ígor
Ostretsov, responsable de eliminar las consecuencias del siniestro en
la central nuclear de Chernóbil, advierte del riesgo que corre la parte
norteña del Pacifico:
–Hay
que tener en cuenta que estas fugas suceden constantemente tras el
accidente en Fukushima. Ya que la central no tiene capacidad para
almacenar tanta cantidad de agua, utilizada para enfriar los reactores,
la vierte al océano. Por más riguroso que sea el control, la situación
se irá agravando haciendo inaprovechables los recursos marítimos.
China
expresó su extrañeza ante lo ocurrido. “China espera que Japón tome
todas las medidas indispensables para neutralizar las consecuencias del
accidente”, afirman los medios aludiendo a la declaración oficial del
gobierno de China.
Un
fuerte terremoto que se produjo el 11 de marzo de 2011 y el posterior
tsunami provocaron el accidente en la planta nuclear Fukushima 1. Se
registraron varias explosiones y la filtración de partículas radiactivas
al medio ambiente. Los ejecutivos de la planta insisten en que
eliminaron las consecuencias del siniestro. Ahora los expertos nipones
recalcan que este proceso requerirá unos treinta-cuarenta años más.
Los
analistas rusos dudan de que los japoneses sean capaces de impedir la
contaminación del océano por su propia cuenta. Vladímir Sliviak, el
copresidente del grupo ecologista internacional ¡Ekozaschita!
(¡Protección ecológica!) y el autor del libro Desde Hiroshima hasta Fukushima, comenta:
–Lamentablemente,
hoy por hoy, es imposible aislar esta central, impidiendo así la
contaminación radiactiva del ambiente. Es imprescindible desarrollar las
tecnologías para prevenir semejantes catástrofes en el futuro.
Ígor
Ostretsov está convencido de que la única manera de remediar la
situación pasa por esfuerzos mancomunados y la elaboración de programa
de rehabilitación.
El
accidente en Fukushima 1 se considera el más grave sucedido durante los
últimos veinticinco años, tras el de Chernóbil (1986).
Ahora
Japón aprende de especialistas soviéticos que acudieron a Chernóbil en
los primeros días del siniestro. Científicos ucranios y japoneses
idearon un proyecto que permitirá monitorear las zonas cercanas de
Fukushima y recoger los datos necesarios. El proyecto se pondrá en
marcha el año que viene
ach/lj/er
Nota: Las opiniones expresadas por el autor no necesariamente coinciden con los puntos de vista de la redacción de La Voz de Rusia.
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