El cambio de imagen del IFE al INE costaría más de 1,000 mdp
Diciembre 05, 2013
Conceptos que van desde el diseño de un nuevo logotipo e imagen institucional para el INE, hasta la necesidad de imprimir nuevos formatos de papelería oficial, pasando por la renovación de todas las credenciales de elector, representarían algunos de los primeros gastos que el instituto tendría que realizar por tener una nueva denominación.
"Aunque el IFE no ha realizado un cálculo sobre el asunto, se puede decir que fácilmente sería una inversión superior a los 1,000 millones de pesos sólo en cuestiones relacionadas con la imagen del INE, sin contar todo el trabajo de posicionamiento que se debe hacer en la población", explicó en entrevista el aún consejero del IFE.
Si la reforma política que se discute en la Cámara de Diputados fuera aprobada en los términos en que se votó en el Senado, la creación del INE también generaría gastos adicionales por la estructura necesaria para llevar a cabo las nuevas funciones que se pretende asignar al órgano propuesto.
870 MDP POR NUEVAS CREDENCIALES
Derivado del cambio de nombre que propone la reforma política y electoral que actualmente es evaluada por la Cámara de Diputados, las credenciales de elector con el logotipo y leyenda del IFE deberán ser sustituidas por otras micas expedidas por el nuevo instituto.
Marco Antonio Baños, uno de los cuatro consejeros del IFE en funciones, sostuvo que tan sólo el cambio de todas las credenciales de elector tendrá un costo de más de 870 millones de pesos.
De acuerdo con cifras del IFE, al 29 de noviembre de 2013, en México existen 87 millones 908,107 personas afiliadas al padrón electoral, y cada una de ellas cuenta con una credencial de elector que sirve como identificación oficial.
El costo aproximado por la sustitución de las credenciales de elector es de 10 pesos por pieza, lo que fija ese gasto en más de 870 millones de pesos.
Marco Baños consideró que el INE no tendrá la capacidad económica ni de operación para hacer ese trabajo en un año.
"Las credenciales no podrían ser sustituidas en un año; no hay una inversión posible de 870 millones, y tampoco el INE tendría la capacidad para cambiar todas las credenciales de una sola vez.
"Esto es un trabajo de unos 10 años para que progresivamente se vayan cambiando las credenciales de elector", apuntó el consejero electoral.
EDIFICIOS AUTOS Y PAPELERÍA
Al gasto de las credenciales tendría que sumarse el cambio de imagen que debería realizarse en cada uno de los inmuebles en los que operaría el INE, para que los ciudadanos puedan identificarlos.
Si se toma como base la estructura que posee actualmente el IFE, se deduce que se cambiaría el anuncio exterior del instituto en sus oficinas centrales de la Ciudad de México, en las 32 juntas locales (una en cada entidad del país), en las 300 juntas distritales (una en cada distrito electoral) y también en los 800 módulos de atención al público que funcionan de manera permanente.
El INE tendría que cambiar también la identificación de su parque vehicular. Según un informe de Transparencia Mexicana respecto a la licitación de arrendamiento de vehículos para el IFE en el periodo 2011-2014, el Instituto cuenta actualmente con 818 autos y camionetas a su servicio.
Se requeriría, además, imprimir nueva papelería oficial para uso interno y externo del instituto, y desechar la que ya no funcione para su utilización en el INE.
Además del pago por las cuestiones físicas que implica el cambio de denominación del órgano electoral, se tendría que añadir el costo de una campaña a través de medios de comunicación para informar a la población el nuevo nombre y las nuevas atribuciones del INE, añadió Baños.
El IFE no ha realizado un cálculo oficial sobre el costo que tendría la creación y puesta en marcha del INE.
SE PIERDE LA 'MARCA IFE'
Más allá del costo económico que representaría la creación de la nueva imagen del INE, la mayor pérdida será el posicionamiento que entre la población ya había ganado el IFE como "marca", consideró Luis Carlos Ugalde, exconsejero presidente del Instituto y actual consultor en temas electorales y legislativos.
"Me parece que es un desperdicio que una marca, que costó 23 años construir, que se llama IFE y que hoy es conocida por el 99% de la población, se tire ahora y se tenga que invertir en una nueva marca que se llama INE.
"Lo que va a ocurrir es que la gente no sabrá qué es el INE y no va a tener confianza; tomará años recuperar esa confianza", afirmó Ugalde en entrevista con ADNPolítico.com.
Para el actual consejero Marco Baños, el cambio de denominación del IFE será una pérdida de imagen tanto en el interior como en el exterior de México.
"La marca IFE es como las marcas comerciales, ya es una marca muy acreditada en la población mexicana. Incluso, los jóvenes que acuden a los antros se identifican con su IFE, nunca dicen 'mi credencial de elector'.
"A nivel internacional, también el IFE ha logrado posicionarse en muchos países del mundo, tanto en América Latina como en Europa, por convenios de trabajo con la ONU o la OEA, y ya el IFE es una marca reconocida en el mundo", expuso Baños.
Ugalde y Baños coincidieron en señalar que con el diseño institucional y las atribuciones que le fueron conferidas al INE en la reforma política recientemente aprobada en el Senado, no era necesario cambiarle el nombre al instituto e incluir la palabra "nacional" en su denominación.
"La marca y la confianza son dos activos intangibles muy importantes de la política y, que se cambie el nombre, hace que se pierdan. Se pudo haber mantenido al IFE con el mismo nombre y darle nuevas atribuciones", sentenció Ugalde.
"Esta transformación del nombre es un acuerdo político y así habrá que tomarlo, pero no era en estricto sentido necesario que se cambiara la denominación", apuntó Baños.
Al inicio del debate sobre la reforma política, cuando se buscaba que el nuevo árbitro electoral absorbiera a los institutos estatales, el nombre de "Instituto Nacional de Elecciones" se justificaba porque sería un órgano central encargado de todos los comicios en México.
Sin embargo, en la minuta de reforma política aprobada en el Senado se decidió que el INE se mantuviera como cabeza de los órganos electorales, sin desaparecer a los institutos locales. Es decir, se aumentaron sus atribuciones para los comicios en los estados, pero sin absorber todas las funciones que realizan los organismos locales; lo que implica que se mantiene cierta visión federalista en la autoridad electoral.
La referida reforma político-electoral está bajo análisis en la Cámara de Diputados; de ser aprobada, al ser una modificación constitucional, tendría que ser avalada también por la mayoría de los congresos estatales antes de pasar al Ejecutivo para su promulgación.
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