La "revolución naranja 2013" tendrá un desenlace pacífico
©Foto: La Voz de la Capital
El domingo pasado, Praga fue escenario de un
mitin en apoyo a la oposición ucraniana, pero la cancillería no tardó en
emitir una declaración invitando a Ucrania a arreglar la situación por
vía negociada. Todo indica que el tema del país eslavo tiene una
palpitante actualidad para los checos. ¿Será así en realidad? He aquí lo
que opina al respecto el comentarista político y traductor, Milan
Dvořák:
—En mi país
seguimos detenidamente la evolución de los sucesos en Ucrania, ya que
fuimos nosotros quienes promovimos la iniciativa Asociación Oriental que
abarcó seis países postsoviéticos, incluyendo uno tan grande como
Ucrania. Cabe señalar que la primera cumbre de la Asociación Oriental
sesionó justamente en Praga.
—La opinión pública checa enfoca los actuales acontecimientos en Kiev como revolución naranja 2013 o como algo distinto?
—Desde
luego, las acciones de protesta de 2004 y las actuales están
ideológicamente interrelacionadas, pues abogan por la vía europea de
desarrollo. Al propio tiempo, sabemos que una parte de los ucranianos
están por el acercamiento con Rusia, mientras otros ponen sus miras en
la UE. Estos criterios contrapuestos hallan su expresión en el bullir de
las pasiones tanto en los órganos de poder como en las calles.
—Pero a veces de la impresión de que el europeísmo ha arraigado en la mente de todos los ucranianos.
—Es
una impresión bastante errónea. Las mayores protestas tienen por marco
Kiev, Ivano-Frankovsk y otras ciudades situadas en la parte occidental
del país.
—Comente la postura asumida por el presidente Yanukóvich en esta crisis política. ¿No será que enciende una vela a San Miguel y otra al diablo?
—Por
supuesto, lo más beneficioso para Ucrania sería salvar la cabra y la
berza. Expresándolo en términos más concretos, Kiev quisiera sacar
provecho de la amistad tanto con Rusia como con la UE. Ello no obstante,
tengo la impresión de que ninguna de las partes está dispuesta a
ofrecerle a Ucrania en pleno volumen la ayuda que necesita. La situación
en que se han visto el presidente y el Gobierno es la de empate. Las
ventajas que proporcione la asociación con la UE (siempre y cuando Kiev
se decida a dar este paso) podrían ser inferiores que las pérdidas
ocasionadas por el enfriamiento de las relaciones con Rusia, siendo
improbables para Ucrania el ingreso como miembro de pleno derecho y la
correspondiente ayuda financiera. Recordemos que desde hace más una
década, Turquía viene aplicando esfuerzos por ser admitida en la UE.
Cansada de esperar, ya empieza a mirar al otro lado. Creo que al hacer
ahora su opción, los máximos dirigentes de Ucrania también toman en
consideración el factor que acabo de mencionar.
—¿Hasta
qué grado es realista la iniciativa rusa de convocar negociaciones
tripartitas Kiev-Bruselas-Moscú que podrían calmar la situación?
— La alta representante para la Política Exterior de la Unión Europea, Catherine Ashton,
ha rechazado esta oferta, lo que provoca extrañeza, pues la UE está
integrada por Estados democráticos y siempre prefiere resolver los
problemas por vía negociada. Ello no obstante, Bruselas ha asumido una
marcada actitud negativa respecto a las negociaciones tripartitas.
—¿Significa esto que la iniciativa en cuestión puede darse por sepultada?
—Realmente,
no lo sé. Los europeos procuran ponerse de acuerdo en vez de guerrear.
En algún momento, podrían aceptar la iniciativa rusa en determinados
términos.
—La
economía de Ucrania atraviesa una crisis, no se descarta el
sobreseimiento en el pago. ¿Para qué la UE necesita asociare con países
que afrontan problemas financieros, tales como Ucrania, Moldavia,
Georgia? ¿O se empeñan en ampliar su área de influencia a toda costa?
—Desde
luego, la UE está muy interesada en extender su influencia a las
antiguas repúblicas soviéticas. Los mayores esfuerzos en este sentido
empeña Europa del Este. En su tiempo, Polonia, República Checa y otros
países de esta región promovieron la Asociación Oriental. Solo Europa se
preocupa por la asociación de Ucrania con la UE, sin que ello importe
un comino, digamos, a Holanda o Portugal. Quisiera volver a recalcar que
no se trata de la admisión como miembro de pleno derecho. En todo caso,
para Ucrania con sus cincuenta millones de habitantes, desgarrada por
contradicciones ideológicas y sumida en una desastrosa situación
financiera. A la pequeña Moldavia la UE sí que la habría podido
“digerir”, pero jamás asumirá Ucrania en su estado actual.
—Hablando
en rigor, somos testigos de una batalla geopolítica entre Bruselas y
Moscú por el espacio postsoviético. ¿Qué desenlace tendría, en su
opinión? ¿Perdería Rusia su influencia sobre esta zona?
—Si
yo pudiera adivinar, daría recomendaciones a los corredores de bolsa
exigiendo una pingüe retribución. No tengo una bola de cristal mágica,
pero tengo la sensación (yo sigo atentamente el desarrollo de la
situación) que las autoridades de Ucrania sabrán mantenerse y la
situación acabará por arreglarse. Y en esta batalla Rusia obtendrá una
victoria táctica. Por lo que se refiere a las perspectivas de Ucrania a
largo plazo, estratégicas, no puedo vaticinar nada.
ach/as/er
Nota: Las opiniones expresadas por el autor no necesariamente coinciden con los puntos de vista de la redacción de La Voz de Rusia.
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