jueves, 5 de diciembre de 2013

La "revolución naranja 2013" tendrá un desenlace pacífico

La "revolución naranja 2013" tendrá un desenlace pacífico

La "revolución naranja 2013" tendrá un desenlace pacífico

Ucrania retorna a la esfera de influencia de Rusia, La UE pierde la batalla por Ucrania, Ucrania se despide del sueño europeísta, La oposición acusa al Gobierno, Putin está satisfecho, titulares como estos abundan en los medios checos, así como en el segmento checo de Internet.

El domingo pasado, Praga fue escenario de un mitin en apoyo a la oposición ucraniana, pero la cancillería no tardó en emitir una declaración invitando a Ucrania a arreglar la situación por vía negociada. Todo indica que el tema del país eslavo tiene una palpitante actualidad para los checos. ¿Será así en realidad? He aquí lo que opina al respecto el comentarista político y traductor, Milan Dvořák:
—En mi país seguimos detenidamente la evolución de los sucesos en Ucrania, ya que fuimos nosotros quienes promovimos la iniciativa Asociación Oriental que abarcó seis países postsoviéticos, incluyendo uno tan grande como Ucrania. Cabe señalar que la primera cumbre de la Asociación Oriental sesionó justamente en Praga.
—La opinión pública checa enfoca los actuales acontecimientos en Kiev como revolución naranja 2013 o como algo distinto?
—Desde luego, las acciones de protesta de 2004 y las actuales están ideológicamente interrelacionadas, pues abogan por la vía europea de desarrollo. Al propio tiempo, sabemos que una parte de los ucranianos están por el acercamiento con Rusia, mientras otros ponen sus miras en la UE. Estos criterios contrapuestos hallan su expresión en el bullir de las pasiones tanto en los órganos de poder como en las calles.
—Pero a veces de la impresión de que el europeísmo ha arraigado en la mente de todos los ucranianos.
—Es una impresión bastante errónea. Las mayores protestas tienen por marco Kiev, Ivano-Frankovsk y otras ciudades situadas en la parte occidental del país.
—Comente la postura asumida por el presidente Yanukóvich en esta crisis política. ¿No será que enciende una vela a San Miguel y otra al diablo?
—Por supuesto, lo más beneficioso para Ucrania sería salvar la cabra y la berza. Expresándolo en términos más concretos, Kiev quisiera sacar provecho de la amistad tanto con Rusia como con la UE. Ello no obstante, tengo la impresión de que ninguna de las partes está dispuesta a ofrecerle a Ucrania en pleno volumen la ayuda que necesita. La situación en que se han visto el presidente y el Gobierno es la de empate. Las ventajas que proporcione la asociación con la UE (siempre y cuando Kiev se decida a dar este paso) podrían ser inferiores que las pérdidas ocasionadas por el enfriamiento de las relaciones con Rusia, siendo improbables para Ucrania el ingreso como miembro de pleno derecho y la correspondiente ayuda financiera. Recordemos que desde hace más una década, Turquía viene aplicando esfuerzos por ser admitida en la UE. Cansada de esperar, ya empieza a mirar al otro lado. Creo que al hacer ahora su opción, los máximos dirigentes de Ucrania también toman en consideración el factor que acabo de mencionar.
¿Hasta qué grado es realista la iniciativa rusa de convocar negociaciones tripartitas Kiev-Bruselas-Moscú que podrían calmar la situación?
La alta representante para la Política Exterior de la Unión Europea, Catherine Ashton, ha rechazado esta oferta, lo que provoca extrañeza, pues la UE está integrada por Estados democráticos y siempre prefiere resolver los problemas por vía negociada. Ello no obstante, Bruselas ha asumido una marcada actitud negativa respecto a las negociaciones tripartitas.
¿Significa esto que la iniciativa en cuestión puede darse por sepultada?
—Realmente, no lo sé. Los europeos procuran ponerse de acuerdo en vez de guerrear. En algún momento, podrían aceptar la iniciativa rusa en determinados términos.
La economía de Ucrania atraviesa una crisis, no se descarta el sobreseimiento en el pago. ¿Para qué la UE necesita asociare con países que afrontan problemas financieros, tales como Ucrania, Moldavia, Georgia? ¿O se empeñan en ampliar su área de influencia a toda costa?
—Desde luego, la UE está muy interesada en extender su influencia a las antiguas repúblicas soviéticas. Los mayores esfuerzos en este sentido empeña Europa del Este. En su tiempo, Polonia, República Checa y otros países de esta región promovieron la Asociación Oriental. Solo Europa se preocupa por la asociación de Ucrania con la UE, sin que ello importe un comino, digamos, a Holanda o Portugal. Quisiera volver a recalcar que no se trata de la admisión como miembro de pleno derecho. En todo caso, para Ucrania con sus cincuenta millones de habitantes, desgarrada por contradicciones ideológicas y sumida en una desastrosa situación financiera. A la pequeña Moldavia la UE sí que la habría podido “digerir”, pero jamás asumirá Ucrania en su estado actual.
Hablando en rigor, somos testigos de una batalla geopolítica entre Bruselas y Moscú por el espacio postsoviético. ¿Qué desenlace tendría, en su opinión? ¿Perdería Rusia su influencia sobre esta zona?
—Si yo pudiera adivinar, daría recomendaciones a los corredores de bolsa exigiendo una pingüe retribución. No tengo una bola de cristal mágica, pero tengo la sensación (yo sigo atentamente el desarrollo de la situación) que las autoridades de Ucrania sabrán mantenerse y la situación acabará por arreglarse. Y en esta batalla Rusia obtendrá una victoria táctica. Por lo que se refiere a las perspectivas de Ucrania a largo plazo, estratégicas, no puedo vaticinar nada.
ach/as/er
Nota: Las opiniones expresadas por el autor no necesariamente coinciden con los puntos de vista de la redacción de La Voz de Rusia.

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