LUIS DONCEL, El País
El marco no podía ser más
adecuado. Para recordar el centenario del inicio de la I Guerra Mundial,
los socialistas franceses y alemanes eligieron la Catedral Francesa en
Berlín, levantada hace más de 300 años para los hugonotes franceses que
se refugiaban de las persecuciones religiosas. Pero una jornada dedicada
a ensalzar la amistad entre naciones europeas no podía dejar de lado
las amenazas a la paz que llegan desde el este. “Rusia está claramente
preparada para desplegar tanques alrededor de las fronteras europeas”,
aseguró Sigmar Gabriel, número dos del Gobierno alemán, en relación al
recrudecimiento del conflicto en Ucrania.
Al acto con el que se quería
recordar lo ocurido hace un siglo asistieron también el primer ministro
francés, Manuel Valls, en su primer viaje oficial tras asumir el cargo, y
el candidato socialista a la presidencia de la Comisión Europea, Martin
Schulz. Los tres desplegaron un mensaje europeísta y pacifista –“La paz
no lo es todo. Pero sin ella no hay nada”, recordó Gabriel las palabras
del antiguo canciller alemán Willy Brandt-. El ministro alemán alertó
de los riesgos de la crisis ucrania, que ha hecho reaparecer el fantasma
del imperialismo, el mismo que desembocó en la Guerra del 14. “De
pronto, nosotros que estábamos en posición de observadores nos vemos
inmersos en un conflicto potencialmente incendiario que exige a Europa
que pague un precio. Ese precio serían las sanciones a Rusia”, añadió.
El reproche del vicecanciller a
Moscú no fue el único que salió ayer de Berlín. Mientras Gabriel
hablaba en la Iglesia Francesa de Friedrichstadt, la portavoz de su
colega de Gobierno y partido, el ministro de Exteriores Frank-Walter
Steinmeier, mencionaba las “señales numerosas” de que el Gobierno de
Vladímir Putin está apoyando activamente a los grupos armados
secesionistasa del este de Ucrania. “Cuando se observa su
comportamiento, los uniformes y las armas que llevan algunos de estos
grupos, es evidente que no se trata de grupos de autodefensa creados de
forma autónoma”, aseguró la portavoz en una rueda de prensa en Berlín.
“¿Quién iba a imaginar que
íbamos a tener de nuevo que considerar el riesgo de una guerra en el
continente?”, se preguntó Schulz. El candidato socialista a la Comisión y
aún presidente del Parlamento Europeo considera la invasión y anexión
rusa de la península de Crimea como “algo que no puede ser aceptado y
que no se puede repetir”.
Los tres líderes socialistas
echaron mano de recuerdos personales para resaltar la importancia de la
concordia europea. Gabriel dijo que su generación es la primera en este
siglo que ha disfrutado de la paz durante toda su vida; Schulz mencionó
una estancia en Burdeos durante su juventud como el momento en el que se
dio cuenta de la importancia de la amistad franco-alemana tras la II
Guerra Mundial; y Valls, como muestra del destino común que comparten
los europeos, se presentó como un hombre nacido en España y que hasta
los 20 años no obtuvo la nacionalidad francesa.
Después de que el nombramiento
del nuevo Gobierno francés levantara las sospechas en Bruselas y en
Berlín sobre el compromiso de París para ajustar las cuentas públicas,
Valls aprovechó la ocasión para reiterar a Gabriel su intención de
respetar los acuerdos alcanzados por el equipo de Gobierno anterior.
“Estamos llevando a cabo reformas para impulsar el crecimiento, que es
la base de la riqueza y del empleo. Nos atendremos a todos nuestros
compromisos. Nadie podrá dudar de la credibilidad de Francia”, zanjó.
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