La autentificación del Evangelio de la esposa de Jesús reaviva el debate sobre la presunta descendencia del fundador del cristianismo
la boda secreta de jesús
Por Paco González
Última actualización 21/05/2014@21:27:10 GMT+1
Dos años después de
hacerse público su descubrimiento, el papiro donde se menciona a María
Magdalena como «esposa» de Jesús ha sido declarado auténtico por tres
prestigiosas universidades de EE UU, devolviendo a la actualidad una de
las cuestiones más espinosas sobre la verdadera naturaleza del Jesús
histórico.
En octubre de 2012
informábamos de un sorprendente y polémico hallazgo, hecho público por
Karen L. King, profesora de Historia Eclesiástica en la Harvard Divinity School. Esta
teóloga norteamericana, experta en gnosticismo y cristianismo
primitivo, anunció haber identificado el primer texto pretendidamente
histórico que mencionaba expresamente a la «esposa» de Jesucristo. En
concreto, King se refería a un pequeño fragmento de papiro escrito en
copto –idioma de los cristianos provenientes de Egipto– y datado de
forma preliminar en el siglo IV. En su cuarta línea podía leerse: «Jesús
les dijo: mi esposa…»; y en la octava: «… será capaz de ser mi
discípula».
CAMPAÑA DE DESPRESTIGIO
El
descubrimiento, dado a conocer en Roma, durante un encuentro de
especialistas en textos coptos, tuvo una sensacional y justificada
repercusión a nivel mundial. No en vano, el mismo se objetivaba en uno
de los aspectos más controvertidos de la figura del Jesús histórico: su
celibato. De ahí que, apenas un día después del anuncio de Karen L.
King, numerosos académicos, expertos en religión y, claro está,
representantes de la postura oficial de la Iglesia católica, no tardaran
en mostrar su escepticismo –cuando no su rechazo frontal– sobre la
verosimilitud del hallazgo.
Para empezar,
dudaban de la autenticidad del papiro, basándose en que la persona que
se lo entregó a King lo hizo de forma anónima y, además, sin ofrecerle
detalle alguno sobre el origen del texto. El 28 de septiembre de 2012,
en las páginas editoriales del Osservatore Romano, órgano
oficioso del Vaticano, podía leerse lo siguiente: «Argumentos
sustanciales nos llevan a concluir que el papiro es, en realidad, una burda falsificación», concluía el muy respetado e influyente Gian Maria Vian, a la sazón director del periódico.
Para
refrendar la opinión de Vian y en el mismo diario, el especialista en
copto Alberto Camplani subrayaba que, «a diferencia de otros papiros, no
ha sido descubierto en una excavación, sino que proviene del mercado de
antigüedades». Paradójicamente, Camplani, profesor en la universidad
romana de La Sapienza, había sido uno de los organizadores del congreso
en el que Karen L. King soltó su bomba informativa, de modo que se
mostró especialmente beligerante al respecto, advirtiendo de que su
colega norteamericana había elaborado una cuidada estrategia para
magnificar el contenido de su anuncio.
Es
probable que King supiera que su hallazgo no pasaría ni mucho menos
desapercibido, sobre todo teniendo en cuenta el foro que eligió para
publicitarlo. En cualquier caso, la teóloga norteamericana se cubrió
prudentemente las espaldas, pues al tiempo que defendía la autenticidad
del papiro como tal, no entraba a valorar el significado exacto de la
frase causante del subsiguiente incendio mediático, añadiendo que la
misma no tenía por qué ser tomada como evidencia de que Jesús hubiese
contraído matrimonio, pues era probable que el contexto histórico del
papiro fuera «la época en que los cristianos coptos discutían
activamente cuestiones como el celibato, el sexo, el matrimonio y el
discipulado». No obstante, en aras de salvaguardar su prestigio
académico, Karen L. King adelantó que sometería el papiro al escrutinio de investigadores independientes.
Pues
bien, recientemente, hemos conocido los resultados de los análisis
prometidos por la teóloga de Harvard, conclusiones que confirmarían
definitivamente que el «Evangelio de la esposa de Jesús», como pasó a
ser conocido el texto, es tan antiguo como auténtico… (Continúa en
AÑO/CERO 287).
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