“No te preocupes, Rosario”… Y otra vez se puso la banda presidencial
26. mayo, 2014
Autor: Álvaro Cepeda Neri
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I. Como en el título de la obra de Juan
Ruiz de Alarcón, se dice que “las paredes oyen”. Y es que tras salir en
defensa de la titular de la Secretaría de Desarrollo Social y “célebre”
experredista, Rosario Robles Berlanga, Peña se aventó aquella frase para
el repertorio anecdótico de los que pasan por el cargo del Ejecutivo
federal –con puras penas y ninguna gloria–: “No te preocupes, Rosario”. Y
ya al abrigo de cuatro paredes y algunos mirones y oyentes, para
terminar de consolarla, Peña le facilitó la banda presidencial que ella
se colocó inmediatamente. Lo dijo de cara al público y a los cuatro vientos para que los mexicanos y el mundo supieran que, en la cuota de género, Chayo
es de las preferidas del peñismo. Con lo cual se deduce que la incluyó
en la lista de sucesión, incluso antes que Videgaray, Luis Miranda o el
mismo Osorio Chong. Recordarán que Rosario es aquella que con su
examante Carlos Ahumada nadó en la corrupción cuando fue interina
en la Jefatura del Distrito Federal; y ya como peñista, incluyó un
refresco de cola en la canasta del programa contra el hambre, sólo
porque su hermanita es asesora en la Pepsi.
II. Atenida a ese espaldarazo, Chayo volvió a la carga con su discriminatoria amenaza racista, pues escupió
a un grupo de mujeres indígenas que el programa contra la pobreza y el
hambre no iba a tolerar que tuvieran más de dos o tres hijos, porque no
les entregaría el subsidio; el cual de mala leche supone, es del
dinero de Peña. Craso error, pues pertenece al erario, es decir, es de
todos los mexicanos. Debido a esto, la periodista Lydia Cacho (El Universal, 12 de mayo de 2014), le propinó dura filípica, y el monero Hernández fulminante caricatura (La Jornada, 4 de mayo de 2014). Pero el experredista Ramón Sosamontes salió fallidamente en su defensa. Y es que la dueña del dinero de los mexicanos enseñó el cobre de su ética política antidemocrática. Y muy al estilo de la ideología de los gachupines y como si después de 500 años la Conquista no hubiera terminado, llevó a las mujeres indígenas a su santa inquisición recriminatoria.
III. Pero ella se sabe segura en su cargo. Y es que mientras Peña anduvo de precampaña, Rosario fue su asesora para chismearle todo lo relacionado con López Obrador, ayudada por los chuchos y con el camuflaje
de presentarse como “periodista” en el programa de José Cárdenas. Se
ganó a Peña y éste le pagó con creces. Así que sus equivocaciones,
tropiezos y vociferaciones no tienen importancia. Y al dejarla usar la
banda presidencial, Peña deja entrever que a la mejor es la “escogida”. Y que se podría adornar dejando, en lugar de un rey sexenal, a una reina… Como vaya a suceder, Peña nuevamente apapachó a la Robles; quien sin ser la Gaviota, echa a volar sus ambiciones y se sueña candidata del Partido Revolucionario Institucional como la nueva mamá Carlota.
Tal vez sólo fue para hacerla “presidenta por unos minutos”. O tal vez
esté en la lista de relevos para cuando las leyes secundarias sean
aprobadas. Por lo pronto, suena bien lo de “no te preocupes, Rosario”…
Aunque sus cercanos la ven preocupada.v
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