Conflicto de interés: Peñoles-Pemex
El Vie, 13 de Febrero de 2015, por José Yuste
José Yuste
Columnista en Excélsior.
Jaime Lomelín Guillén
es uno de nuestros consejeros independientes de Pemex, lo cual ha sido
bueno: es un hombre conocedor del sector de minería, es un buen
directivo empresarial. El problema es que también es consejero
propietario de Industrias Peñoles, lo cual tampoco tenía nada de malo,
pues Peñoles es el principal corporativo minero del país. El problema
surgió hace un día: cuando Peñoles y el grupo al que pertenece, Bal,
deciden participar en el sector petrolero, con Petrobal.
Desde ese momento, el mismo consejero de Peñoles no puede permanecer como consejero independiente de Pemex. Hay un claro conflicto de interés.
Información pública ¿para negocio privado?
El tema fue tocado en el programa radiofónico de Denise Maerker. Desde ese momento pudimos ver el conflicto de interés: un consejero de Peñoles, que puede llevar toda la información de Pemex para permitirle a Peñoles y su corporativo, el Grupo Bal, entrar más fácilmente a la industria petrolera.
Grosso modo sería utilizar información del sector público, privilegiada, para poder favorecer a un privado.
Regresamos a la forma de hacer negocios en México desde hace décadas: negocios privados a través del sector público.
Ahora que discutimos el conflicto de interés, no podemos dejar pasar este tipo de relaciones.
Lomelín, buen directivo pero debe renunciar
Y conste, de Jaime Lomelín Guillén sólo se habla bien en el sector industrial. Llevó las riendas de la mina Fresnillo, la más rica en yacimientos de plata en el mundo. Ha recibido distintos reconocimientos. También llevó las directrices de Peñoles.
Pero ahora que el mismo grupo de empresas de Peñoles (perteneciente a Grupo Bal) va a participar en el sector petrolero, sólo parece quedarle una salida a Lomelín Guillén: renunciar a uno de sus dos consejeros, al de Pemex o al de Peñoles.
El fichaje de Carlos Morales
Grupo Bal, perteneciente a Alberto Baillères, uno de los principales empresarios del país, entra al sector energético. Hace bien: habrá oportunidades de negocio.
Grupo Bal tiene en el sector financiero a la compañía aseguradora GNP. Tiene en el sector departamental las tiendas Palacio de Hierro. En el sector minero tiene a Industrias Peñoles. Ahora abre otra empresa para participar en la apertura petrolera.
Para ello contrató a Carlos Morales Gil, el exdirector de Pemex Exploración Producción, quien era el funcionario con mayor conocimiento de extracción petrolera y de los posibles contratos con privados.
Quizá lo único que Morales Gil tenga que aclarar es cómo se le ha relacionado con el caso de Oceanografía. Carlos Morales renuncia a Pemex, por motivos personales, en febrero del año pasado, y a los dos días Pemex deja de tener relaciones operativas con Oceanografía. Se dijo, aunque no sea cierto, que había una relación entre una y otra.
Insistimos: Carlos Morales Gil es un experto y fue buen director de Pemex Exploración y Producción. Haría bien en descartar, de una vez por todas, que no tuvo que ver con Oceanografía.
Dos con cuentas en Suiza se acercan al SAT
La lista de mexicanos que tienen cuentas en HSBC de Suiza, es numerosa. Y dos de ellos ya se acercaron al SAT, el Servicio de Administración Tributaria, para ponerse al corriente con el pago de impuestos.
Tener cuentas de ahorro o inversión en el exterior no es malo. Tampoco está penalizado. Al contrario, una economía como la mexicana al ser abierta, necesita tener este tipo de operaciones financieras con el extranjero.
El problema para quienes tienen cuentas fuera del país es notificarlo a las autoridades mexicanas.
Aristóteles Nuñez, jefe del SAT, señala que el Servicio de Administración Tributaria está en la mejor disposición de recibir a las personas con cuentas en el extranjera para regularizarlas en su pago de impuestos.
Sucede que durante muchos años algunos mexicanos pudieron trasladar su dinero a Suiza, sin pagar impuestos. De haber sido así, es momento de regularizarse.
El escándalo dado a conocer con la lista de clientes de HSBC en Suiza también provocó que la filial mexicana del banco, se haya puesto a la disposición de las autoridades mexicanas para revisar cualquier anomalía fiscal.
En otros tiempos se contaba con el timbre fiscal para permitir la repatriación de capitales. Ahora no es necesario: los capitales regresarán a México si hay confianza. Ya se sabe. No tiene nada de malo tener cuentas en el extranjero, pero si el dinero se generó en México, deben pagar impuestos al SAT. Ni más ni menos.
Desde ese momento, el mismo consejero de Peñoles no puede permanecer como consejero independiente de Pemex. Hay un claro conflicto de interés.
Información pública ¿para negocio privado?
El tema fue tocado en el programa radiofónico de Denise Maerker. Desde ese momento pudimos ver el conflicto de interés: un consejero de Peñoles, que puede llevar toda la información de Pemex para permitirle a Peñoles y su corporativo, el Grupo Bal, entrar más fácilmente a la industria petrolera.
Grosso modo sería utilizar información del sector público, privilegiada, para poder favorecer a un privado.
Regresamos a la forma de hacer negocios en México desde hace décadas: negocios privados a través del sector público.
Ahora que discutimos el conflicto de interés, no podemos dejar pasar este tipo de relaciones.
Lomelín, buen directivo pero debe renunciar
Y conste, de Jaime Lomelín Guillén sólo se habla bien en el sector industrial. Llevó las riendas de la mina Fresnillo, la más rica en yacimientos de plata en el mundo. Ha recibido distintos reconocimientos. También llevó las directrices de Peñoles.
Pero ahora que el mismo grupo de empresas de Peñoles (perteneciente a Grupo Bal) va a participar en el sector petrolero, sólo parece quedarle una salida a Lomelín Guillén: renunciar a uno de sus dos consejeros, al de Pemex o al de Peñoles.
El fichaje de Carlos Morales
Grupo Bal, perteneciente a Alberto Baillères, uno de los principales empresarios del país, entra al sector energético. Hace bien: habrá oportunidades de negocio.
Grupo Bal tiene en el sector financiero a la compañía aseguradora GNP. Tiene en el sector departamental las tiendas Palacio de Hierro. En el sector minero tiene a Industrias Peñoles. Ahora abre otra empresa para participar en la apertura petrolera.
Para ello contrató a Carlos Morales Gil, el exdirector de Pemex Exploración Producción, quien era el funcionario con mayor conocimiento de extracción petrolera y de los posibles contratos con privados.
Quizá lo único que Morales Gil tenga que aclarar es cómo se le ha relacionado con el caso de Oceanografía. Carlos Morales renuncia a Pemex, por motivos personales, en febrero del año pasado, y a los dos días Pemex deja de tener relaciones operativas con Oceanografía. Se dijo, aunque no sea cierto, que había una relación entre una y otra.
Insistimos: Carlos Morales Gil es un experto y fue buen director de Pemex Exploración y Producción. Haría bien en descartar, de una vez por todas, que no tuvo que ver con Oceanografía.
Dos con cuentas en Suiza se acercan al SAT
La lista de mexicanos que tienen cuentas en HSBC de Suiza, es numerosa. Y dos de ellos ya se acercaron al SAT, el Servicio de Administración Tributaria, para ponerse al corriente con el pago de impuestos.
Tener cuentas de ahorro o inversión en el exterior no es malo. Tampoco está penalizado. Al contrario, una economía como la mexicana al ser abierta, necesita tener este tipo de operaciones financieras con el extranjero.
El problema para quienes tienen cuentas fuera del país es notificarlo a las autoridades mexicanas.
Aristóteles Nuñez, jefe del SAT, señala que el Servicio de Administración Tributaria está en la mejor disposición de recibir a las personas con cuentas en el extranjera para regularizarlas en su pago de impuestos.
Sucede que durante muchos años algunos mexicanos pudieron trasladar su dinero a Suiza, sin pagar impuestos. De haber sido así, es momento de regularizarse.
El escándalo dado a conocer con la lista de clientes de HSBC en Suiza también provocó que la filial mexicana del banco, se haya puesto a la disposición de las autoridades mexicanas para revisar cualquier anomalía fiscal.
En otros tiempos se contaba con el timbre fiscal para permitir la repatriación de capitales. Ahora no es necesario: los capitales regresarán a México si hay confianza. Ya se sabe. No tiene nada de malo tener cuentas en el extranjero, pero si el dinero se generó en México, deben pagar impuestos al SAT. Ni más ni menos.
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