¿Por qué la gente sigue votando a idiotas?
The Guardian trata de explicar por qué seguimos votando a
personas cuya capacidad intelectual a menudo plantea serias dudas. El periódico
británico dibuja una triste realidad: un candidato inteligente se ve obligado a
fingir ser estúpido para tener éxito en la arena política.
"Todos los políticos no son idiotas, pero muchos de
ellos lo son", escribe el periódico.
Para explicar este lado de la democracia occidental, TheGuardian usa la psicología. Bajo el
llamado efecto Dunning-Kruger, las personas menos inteligentes sobrestiman sus
habilidades mientras que, por lo general, las más inteligentes tienden a
subestimarlas. Por lo tanto, al ser menos competente crea más confianza y por
lo tanto, es más convincente.
Por otro lado, los votantes prefieren aquellos que son
capaces de explicar los problemas complejos de una manera simplista, aunque la
solución apenas se vislumbre. De acuerdo con la "ley de la futilidad"
de Parkinson, toda la comunidad tiende a dar una importancia desproporcionada a
cuestiones insignificantes, que son más accesibles al público. Además, para ser
convincente, tienes que condensar cosas complicadas de una manera sencilla,
aunque a menudo mal, concluye el artículo.
Y aun cuando uno es inteligente y culto, mejor fingir que no
se es para tener éxito en la política. Se tiene que saber pasar por "un
hombre del pueblo”. The Guardian también indica que la mayoría de la gente,
incluyendo los votantes, son sensibles a los estereotipos y clichés, por lo que
hay que dar preferencia a los grupos sociales más “amigable” para el público en
general. Por lo tanto, los candidatos menos inteligentes que juegan con las
fobias de los votantes y niegan las evidencias embarazosas tienen más
probabilidades de éxito que aquellos que evocan los hechos
"indeseables" para el público.
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