Bienvenidos a Italia
El escenario más temido será el tiempo de la táctica y la auténtica forja de los nuevos líderes en una batalla que demostrará quién es el más fuerte y el más listo, el mejor superviviente
Habrá que acostumbrarse a cosas que hasta ahora veíamos cíclicamente en la tele en Roma: rondas de contactos del jefe de Estado con los partidos, la repentina importancia de las formaciones enanas, que cada escaño valga oro para hacer números –y de ahí el arte del transfuguismo-, la cuadratura del círculo y que pase el tiempo sin que ocurra nada. Los españoles son impacientes, más de sólidos principios y claros finales, llevan mal el suspense y ansían el desenlace. Irse a la cama la noche electoral sin saber nada es como volver de marcha sin haber ligado, y que pasen así varias noches, y varios días, pondrá nerviosa a mucha gente, pero todo es acostumbrarse. Los italianos son maestros en ese intervalo, en el recreo, en manejar los tiempos. Será el tiempo de los grandes tácticos, más que de los estrategas, y ya no valdrá tanto el marketing. Resultará un momento apasionante de política con mayúsculas, donde deberán demostrar realmente de qué están hechos todos estos nuevos líderes. Desde luego vencerá el más templado, el más listo y el más fuerte, y probablemente no enseguida, porque toda esta batalla es un juego muy largo que desgasta de forma irremediable. La democracia ha crecido, antes era todo más fácil. Ahora empieza lo bueno.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario