El éxodo de los refugiados climáticos
Cada segundo, una persona en el mundo se ve obligada a abandonar su lugar de origen, según los datos del Observatorio sobre Situaciones de Desplazamiento. Sin
embargo, ”las estadísticas no cuentan las historias de estos
desplazados”, como asegura Alfredo Zamudio, director del
centro interno de desplazamientos del Consejo Noruego para los
Refugiados (NRC, por sus siglas en inglés), que ha participado en la
cumbre del clima de París (COP21).
Mañana
sabremos si el texto final de esta conferencia gubernamental mantiene
el reconocimiento de la situación dramática de los refugiados
climáticos. El borrador presentado ayer así lo refleja, aunque continúa
entre paréntesis. “Por primera vez se habla de migración en el
texto del acuerdo”, explica William Lacy Swing, director
general de laOrganización Internacional para las Migraciones (OIM), con sede en Ginebra.
Swing ha presentado en la COP21 el adelanto de un nuevo instrumento, el Atlas de las migraciones medioambientales, que
con la ayuda de más de cien documentos, gráficos, diagramas y estudios
de casos concretos, compone una fotografía inédita de las zonas del
mundo donde ocurren los desplazamientos ligados a catástrofes
medioambientales y propone pistas para responder a este gran desafío del
siglo XXI.
“El acuerdo de
París no es más que el principio. No todo el mundo va a hacer la misma
lectura de este texto en países como Filipinas, Burkina Faso o
Bangladesh. Después de la cumbre, los Estados deben reconocer que no
podemos limitarnos a lo que deciden los Gobiernos sobre lo que pasa a su
alrededor”, argumenta Nicolas Hulot, ecologista y enviado especial de la presidencia de la República francesa para la protección del planeta en la COP21.
Entre
2008 y 2014, cerca de 185 millones de personas han sido desplazadas a
través de 173 países, es decir 26,4 millones de personas de media por
año. Además, desde 1970 los riesgos de desplazamientos ligados a las
catástrofes se han duplicado y están relacionados de forma directa con
fenómenos climáticos o geofísicos, según los datos recogidos en
el informe Estimaciones Globales 2015 de personas desplazadas.
Una cuestión de justicia social
Once
de los veinte países más afectados por los desastres naturales entre
2008 y 2014 se encuentran en Asia. A la cabeza está China, seguida de
India, Filipinas, Pakistan y Bangladesh. En América este problema solo
supone el 10% del total de desplazados, mientras que Europa y Oceanía no
representan más que el 0,5%. De estos países, las personas más
vulnerables son precisamente las que no contribuyen prácticamente nada
al cambio climático y las primeras que lo sufren.
“El
calentamiento global es un problema de justicia social. No podremos
vivir en paz si dejamos que continúe la pobreza extrema por culpa de
este fenómeno”, enfatiza Hulot.
En
el continente africano, la proporción de desplazados se mantiene
estable salvo en 2012 debido a las inundaciones catastróficas que
tuvieron lugar en África central y occidental. Ese acontecimiento
provocó el desplazamiento del 25% del total mundial de migraciones por
el clima ese año.
El Panel
Intergubernamental sobre Cambio Climático ya advertía en 1990 que uno de
los efectos más graves del calentamiento será “posiblemente
sobre las migraciones humanas”. “Está aceptada como una
realidad la interacción entre el cambio climático y los conflictos
potenciales. También se está reconociendo así en esta COP21 y ojalá siga
teniendo esa consideración, no solo en temas de adaptación”,
subraya Volker Türk, portavoz del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados.
Pero
estos datos no reflejan el lugar donde estas poblaciones encuentran
refugio ni dónde terminan por reinstalarse. Aunque los expertos estiman
que la mayoría de ellos se quedan cerca de su lugar de origen, no
existen datos sobre los que traspasan las fronteras internacionales.
“Los
patrones de migración están cambiando, pero por culpa del cambio
climático estos desplazamientos se están convirtiendo en algo
permanente. Somos todos pasajeros de un mismo barco que no estamos
cuidando. Unos viajan en primera y otros en el remolque”,
dice Monique Bartut, secretaria ejecutiva de la Convención de Naciones
Unidas para la lucha contra la desertificación, que también está estos
días en la COP21.
Los
patrones de migración están cambiando, pero gracias al cambio climático
estos desplazamientos se están convirtiendo en algo permanente / EFE
Migraciones para adaptarse al clima
Algunos
países isleños como la Republica de Kirabati o las Maldivas, muy
presentes siempre durante las cumbres del clima, alertan al mundo de las
consecuencias inmediatas del calentamiento global al hundirse sus
tierras en el océano; y la situación va a ir a más. Se prevé que el
nivel del mar subirá hasta un metro hacia finales de siglo dependiendo
de la región, según el artículo publicado en Nature por el investigador Stefan Rahmstorf de la Universidad de Postdam (Alemania).
Carol Farbotko, investigadora de la Universidad de Wellington (Nueva Zelanda) publicaba en 2010 un estudio sobre estas islas que desaparecen en el Pacífico por
la subida del nivel del mar. “Solo después de desaparecer han revelado
como una verdad absoluta la urgencia del cambio climático y han dado un
mensaje para salvar el resto del planeta”, enfatiza en el trabajo.
Sin
embargo, la científica también explica que muchas de esas poblaciones
se niegan a ser consideradas como posibles refugiadas, por estimar que
esto resta toda eficacia a los esfuerzos que ya han llevado a cabo para
adaptarse. La pregunta es entonces, ¿cómo se debe actuar?
“Hay
que invertir más en la prevención de estas emergencias. Tan solo el 1%
del presupuesto destinado a este tipo de catástrofes se ha dedicado a la
prevención desde 1991 a 2010″, recalca la diplomática coreana
Kyung-wha Kang, secretaria general adjunta de la Oficina de Naciones
Unidas para la coordinación de asuntos humanitarios.
Para
el ecologista francés Nicolas Hulot, “incluir en el acuerdo de Paris
los 1,5 ºC no implica solidaridad automática con los que sufren ya la
crisis climática”. Youba Sokona, vicepresidente del Panel
Intergubernamental sobre Cambio Climático, comenta que lo peor, si cabe,
es que la mayoría de las personas afectadas no tienen la capacidad o
los recursos para migrar ante estos eventos. “Es necesario aportar más
investigación, definirlo y dar soluciones”, recalca.
Los
refugiados climáticos se han convertido en la cara humana del
calentamiento global. En los próximos años, cientos de miles de personas
van a estar en riesgo. “Los países deben reconocer el
problema de la migración climática en el texto final”, recalca
Seb Dance, miembro del comité de medioambiente y desarrollo del
Parlamento Europeo durante su intervención en la COP21. Esto sería un
comienzo.
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