Los narcocárteles: por el violento camino de Daesh
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El deseo de expandirse lleva a los narcocárteles y a las pandillas latinoamericanas a incorporar las prácticas de Daesh en sus actividades.
El
crimen organizado en América Latina demuestra similaridades con las
tácticas utilizadas por Daesh en las zonas ocupadas, opina el miembro
del Centro de las Operaciones Complejas de la Universidad Nacional de
Defensa de EEUU, Douglas Farah.
Por ejemplo, la infame pandilla MS-13, o las Maras, activamente busca
y estudia la literatura extremista publicada por Daesh, Al Qaeda o las
FARC, informa Farah. “En El Salvador, los policías me mostraron
documentos sobre la táctica militar de esos grupos, sacados de la Red”,
explica el estadounidense. No necesariamente significa que las Maras
tienen vínculos con estos grupos, sino que demuestra el interés de la
pandilla por la práctica de actividades más “sofisticadas”.
MS-13 ya tiene mucho en común con Daesh en ciertos aspectos, según las declaraciones del experto.
El hincapié en reclutar a jóvenes en paro, ejercer violencia extrema y oponerse a cualquier otro grupo denominado “enemigos” es común no solo a las Maras, sino también a otros grupos de crimen organizado como, por ejemplo, el Cártel de Sinaloa. Utilizando la corrupción en la policía y el gobierno regional, los criminales obtienen más poder y continúan empeorando las condiciones de vida de los ciudadanos, “muchas familias se ven obligadas a tratar de alcanzar EEUU con la esperanza de una vida mejor”, señala Farah.
Otros expertos también comparan los narcocárteles latinoamericanos con grupos terroristas de Oriente Medio como Daesh, subrayando la similaridad entre los dos tanto en las prácticas generales, como en el uso de métodos de terror para promover su agenda: el enfoque en el reclutamiento, la lucha armada contra las fuerzas gubernamentales y el deseo de crear y mantener un cierto tipo de relaciones “arregladas” con la población civil bajo su influencia.
MS-13 ya tiene mucho en común con Daesh en ciertos aspectos, según las declaraciones del experto.
“Reclutan a jóvenes desempleados con pocas
oportunidades económicas, tanto en persona como por medio de las redes
sociales, prometiéndoles una meta en la vida y una posibilad de
pertenecer a algo más grande que uno mismo”, explica Farah.
Luego, la pandilla radicaliza a sus nuevos miembros mostrándoles
vídeos de violencia extrema y llamando a exterminar a sus enemigos con
un fervor casi religioso. Las torturas cometidas por la banda se
publican a través de los medios sociales para demostrar su influencia,
atraer nuevos miembros y aterrorizar a los enemigos igual que hace el
Daesh.El hincapié en reclutar a jóvenes en paro, ejercer violencia extrema y oponerse a cualquier otro grupo denominado “enemigos” es común no solo a las Maras, sino también a otros grupos de crimen organizado como, por ejemplo, el Cártel de Sinaloa. Utilizando la corrupción en la policía y el gobierno regional, los criminales obtienen más poder y continúan empeorando las condiciones de vida de los ciudadanos, “muchas familias se ven obligadas a tratar de alcanzar EEUU con la esperanza de una vida mejor”, señala Farah.
Otros expertos también comparan los narcocárteles latinoamericanos con grupos terroristas de Oriente Medio como Daesh, subrayando la similaridad entre los dos tanto en las prácticas generales, como en el uso de métodos de terror para promover su agenda: el enfoque en el reclutamiento, la lucha armada contra las fuerzas gubernamentales y el deseo de crear y mantener un cierto tipo de relaciones “arregladas” con la población civil bajo su influencia.
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