miércoles, 10 de febrero de 2016

EL SUICIDIO, UNA EPIDEMIA QUE CRECE

EL SUICIDIO, UNA EPIDEMIA QUE CRECE




No se habla de ello porque es tabú, da "mal rollo", y los medios de comunicación saben bien sobre su efecto "contagio", por eso se trata de ocultar; pero desde el año 2008, el suicidio es la primera causa de muerte no natural en España, es decir, aquella que se produce al margen de las enfermedades.

Diez personas se quitan la vida a diario en España, y otras 20 lo intentan, ... ¡hablamos de unas 3.500 personas al año!, y eso que vivimos en un país con tasas relativamente bajas, ya que esta inmensa cantidad de almas es la que se quita la vida a diario en el mundo.

¿Cuál es la causa?

Los "expertos" manifiestan que el nivel de felicidad de los demás se convierte en un factor de riesgo de suicidio porque las personas descontentas que viven en lugares donde el resto de individuos son -o parecen- felices, tienden a juzgar su propio bienestar comparándolo con el de estas otras personas.

El problema del suicido choca con un muro de silencio y prejuicios que lo ocultan, sin embargo se trata de una conducta que en la mayoría de los casos puede prevenirse, si se establecen los medios de ayuda adecuados.

Cuando le sucede algo a otras personas, logramos verlo con claridad, comprendemos la situación, apoyamos con nuestra ayuda y apuntamos posibles formas de salida. ¿Por qué cuando nos ocurre a nosotros no hacemos lo mismo?

Hay personas que nos hablan de “hacer una tontería”, de “dejar de sufrir”. En realidad están pensando en matarse, en quitarse la vida, en suicidarse. Si te enfrentas alguna vez a una situación así, es muy importante no desviar la atención, ni pasarlo por alto; nos corresponde a nosotros acompañar de la mejor manera, invitar a que la persona exprese su angustia de forma certera, ya que esto, en sí, supone una descarga emocional muy importante y en muchos casos, decisiva.

Aquellas personas a las que se les permite decir que están pensando en suicidarse entienden que a su lado hay un ser humano que es capaz de escuchar y permanecer sin mirar hacia otro lado. Tal vez es esto lo que les falte en sus propias vidas y de entrada suele producir un agradable y vital desconcierto, al fin y al cabo uno por pura supervivencia no quiere morir, lo que quiere es dejar de sufrir.

La vinculación y el sentimiento de pertenencia son el alimento del vivir. Es necesario poner distancia emocional a nuestros problemas, que en realidad son “situaciones a resolver”. Las crisis son siempre pasajeras y una oportunidad para descubrir el gran potencial que somos y sirven para enriquecernos y salir fortalecidos.

Para intentar disuadir a un suicida hay que hacerle entender dos ideas: que si en otros momentos ha sido feliz puede volver a serlo y que su muerte no es ‘lo mejor’ para la gente que le rodea.

Quizá no recibamos del mundo todo lo que queremos, pero el mundo necesita de cada uno de nosotros.

...¿Qué quieres darle al mundo de ti?

(Visto en Facebook)

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