viernes, 10 de junio de 2016

Las instituciones secretas que mueven los hilos del mundo

Las instituciones secretas que mueven los hilos del mundo

© Sputnik/ Vladimir Astapkovich

Mientras que las personas más influyentes del mundo —empresarios, políticos, economistas, programadores, e incluso espías— se reúnen en Alemania, Sputnik repasa la historia de las organizaciones secretas más importantes del mundo.

Club Bilderberg
La crema y nata del mundo se reúne cada año en el foro Bilderberg, el cual congrega a las personas más poderosas e influyentes del mundo, invitadas por una selecta junta directiva que decide quiénes asistirán cada año. La 64 reunión del foro se llevará a cabo entre el nueve y el doce de junio del presente año, a puerta cerrada y con el mayor secretismo, en el Hotel Taschenbergpalais, en Dresden, Alemania.
Los amantes de las conspiraciones consideran al club como una de las organizaciones que lleva las riendas del planeta y que solo aquellos que han sido invitados a una de sus reuniones pueden aspirar a tener algo de influencia en el devenir del orden mundial.
Activistas protestan contra el Club Bilderberg
© AP Photo/ Manu Fernandez
Activistas protestan contra el Club Bilderberg
Entre los participantes más destacados en la historia del club Bildberg se encuentran Carlos de Inglaterra, Sofía de Grecia, Margaret Thatcher y Bill Gates, entre otros.
Bohemian Club
Este club privado, exclusivo para hombres, organiza cada año una reunión de dos semanas en Bohemian Grove, un campamento en la ciudad de Monte Río, en California, a la que asisten expresidentes, ejecutivos de los medios de comunicación, artistas, músicos y notorios ejecutivos para discutir… asuntos importantes. En realidad nadie sabe que se discute en estas reuniones, pero es de suponer que no son banalidades.
​El club fue fundado en 1872 y su lema es 'Las arañas que tejen no vienen aquí', frase tomada de la obra 'Sueño de una Noche de Verano' de William Shakespeare y que advierte que los temas del mundo exterior y de los negocios no deben ser tratados en las reuniones del club. Pero entonces, ¿de qué se habla en estas reuniones?
Consejo de Relaciones Exteriores
Esta organización estadounidense, que se posiciona como una institución no partidista dedicada a la política, fue fundada en 1921 y cuenta con cerca de 4.900 miembros, entre los que se destacan políticos de renombre, famosos catedráticos, ejecutivos de negocios, aclamados periodistas, famosos abogados y distinguidos profesionales. Conspiradores de todo el mundo creen que esta es la organización que controla la política exterior de Estados Unidos, además de conspirar para instalar un Gobierno único (y seguramente secreto) en todo el mundo.
La Comisión Trilateral
Esta organización fue creada por el magnate petrolífero David Rockefeller en 1973 con la idea inicial de fomentar la cooperación entre EEUU, Europa y Japón. Hombres de la política, de negocios y del mundo académico hacen parte de esta organización.
David Rockefeller y Alekséi Kosygin
© Sputnik/ Yuri Ivanov
David Rockefeller y Alekséi Kosygin
La Comisión Trilateral tiene fuertes lazos con el Consejo de Relaciones Exteriores y el Club Bilderberg, lo que permite a los conspiradores afirmar que estas fuerzas buscan la creación de "una nueva economía mundial".
En palabras del senador americano Barry Goldwater, esta organización "es un habilidoso y coordinado esfuerzo para ganar control y hacerse dueño de los poderes político, económico, intelectual y religioso… en la creación de un nuevo poder económico mundial que esté por encima de los Gobiernos del mundo o de las naciones involucradas".
Grupo de Trabajo Energético y Comercial
Este 'lobby' americano, otro de los tantos grupos de presión que recorren los pasillos del Gobierno estadounidense, no tendría nada de especial sino fuera porque nadie sabe a quién representa.
Solo se sabe que actúa en nombre de "un diverso grupo de firmas comerciales de la industria energética", o de "algunos de los usuarios más grandes de energía en EEUU y el mundo". Pero en realidad, nadie sabe de quién se habla… ¿Coincidencia? ¡No lo creo!

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