Javier Duarte: otro periodista asesinado
Mussio Cárdenas Arellano/ Informe Rojo
Amenazado,
temeroso, Pedro Tamayo Rosas huyó de Veracruz, se refugió en Oaxaca y
regresó sólo para morir violentamente, acribillado por las balas de un
sicario, o varios, víctima del odio infinito, de la venganza brutal, de
la violencia que crece. Es el periodista número 19 en caer durante el duartismo.
Fue
por él un matón. Llegó hasta su hogar, a eso de las 23 horas, la noche
del miércoles 20, en Tierra Blanca, lugar donde la policía y el crimen organizado se hablan de tú, levantan gente y se la llevan para nunca volver.
Llegó
al domicilio del periodista, en la calle 5 de Mayo, entre Matamoros y
Morelos, en el centro de Tierra Blanca, y descargó su arma, inerme el
comunicador.
Once
impactos recibió el periodista, colaborador de El Piñero de la Cuenca,
editado en Tuxtepec, Oaxaca, reportero de medios veracruzanos, autor de
“En la Línea de Fuego”, una columna de combate, de crítica por la
violencia, escrita con pseudónimo.
Descargada el arma mortal, el asesinó huyó del lugar. Nadie supo más de él. Nadie alcanzó a saber qué rumbo tomó.
Otra
versión, difundida por el portal Al Calor Político, refiere que no era
uno sino varios sujetos, que viajaban a bordo de un vehículo.
Descendieron de la unidad, allanaron el domicilio, perpetraron el ataque
y se marcharon a toda velocidad.
Pedro
Tamayo alcanzó notoriedad en enero, tras el levantón de cinco jóvenes
—cuatro varones, una chica—, el 2 de enero de 2016, que procedentes de
Veracruz se dirigían a su lugar de origen, Playa Vicente.
Fueron
interceptados por elementos de la Policía Estatal, conminados a
explicar qué hacían, a dónde se dirigían, que actividad realizaban. No
los dejaron ir.
Se sabría
luego que la policía veracruzana los entregó al crimen organizado,
suponiendo que eran miembros de un cártel, por el vehículo en que
viajaban, un automóvil Jetta, muy común entre la banda de Los Zetas, y
por su complexión física, la barba de algunos de ellos y simplemente la
sospecha.
Semanas
después, aprehendidos los policías involucrados en el levantón, en
prisión también su jefe, el comandante Marcos Conde, con un historial de
plagios y secuestros, el terror por donde iba, pero solapado por el
“general” Arturo Bermúdez Zurita, secretario de Seguridad de
Veracruz, surgió la hipótesis de que la autoría del hecho —el plagio y
posible asesinato de los jóvenes— correspondía al Cártel Jalisco Nueva
Generación.
Y llega “Culín”,
el célebre Luis Ángel Bravo Contreras, más actor y guionista de
fantasiosas historias que fiscal, que no resuelve nada y sí fabrica
culpables.
Fue aprehendido el
empresario Francisco Navarrete Serna, su hijo y un empleado, acusados
que en su rancho se realizó la tortura y muerte de los cinco jóvenes, sus cuerpos “cocinados” con ácido para no dejar huella.
Entonces Pedro Tamayo huyó de Veracruz. Se fue en silencio, sin confidencias ni secretos, sin explicar el por qué.
Su
esposa denunció su desaparición, pues ni a ella le comunicó el
periodista la razón. Y se alertó el gremio, suponiendo que era otro
levantón. Y se alertó el gobierno de Veracruz que no deseaba otro comunicador en su rosario de crímenes.
Lo hallaron en Oaxaca, aterrado, suponiendo que el gobierno iría tras él, y si no, el crimen organizado.
Pedro
Tamayo había sido convocado por la esposa de Navarrete Serna para
reabrir el periódico La Voz de Tierra Blanca, ella como empresaria, él
en la parte periodística.
Pero el proyecto se frustró.
Algo percibió
el 24 de enero. A su hogar llegaron tipos de apariencia extraña.
Vestían playeras con el logo de la empresa Telmex y botas tipo
policíaca. Decían atender un reporte de daño y mal servicio, que nadie
había reportado.
Esa
fue la señal. Pedro Tamayo les negó la entrada al domicilio. Se
percató, sin embargo, que los tipos permanecían ahí, y así se
mantuvieron durante un tiempo.
Por
eso se fue, sin aviso alguno, sin alertar ni siquiera a su esposa,
inundado por el miedo, con la reacción del que corre en sentido
contrario al peligro que lo acecha.
De su huida, de sus temores, de las amenazas que sentía, el portal Plumas Libres difundió:
”El
contexto de violencia contra la ciudadanía por parte de las autoridades
de Veracruz ha generado un temor fundado para que los periodistas no
puedan ejercer su profesión; lo que los obliga a dejar su labor y
resguardarse en secreto para salvar su vida.
“Tan
sólo en el 2015 cuatro periodistas se vieron obligados a dejar la
entidad y se registraron 66 agresiones contra comunicadores, siendo
responsables las autoridades del 65% de éstas. Del 2000 a la fecha,
ARTICLE 19 ha documentado el asesinato de 18 periodistas en Veracruz;
cuatro más se encuentran desaparecidos. Este contexto se ha
intensificado en Tierra Blanca a raíz de que elementos de la policía
estatal detuvieron a cinco jóvenes, de los cuales se desconoce su
paradero, cometiendo así desaparición forzada.
“ARTICLE
19 recuerda que a finales del 2015 se emitió una alerta en Veracruz por
el contexto que están viviendo las y los periodistas en dicha localidad. Sin embargo, hasta la fecha esta alerta no ha tenido impacto alguno en beneficio a la libertad de expresión.
“En
este sentido es urgente que las autoridades federales contacten al
periodista Tamayo Rosas y su familia, a fin de dar protección efectiva
ante los constantes ataques que se reciben de autoridades y el crimen
organizado”.
Pasaría
a ser Pedro Tamayo el periodista número 19 en morir violentamente,
asediado por el crimen organizado, quizá por la policía pues su infierno
inició cuando indagaba sobre el levantón de los cinco jóvenes en Tierra Blanca, que cimbraría al gobierno de Veracruz.
Hurgaba Pedro Tamayo
en territorio hostil, la relación policía-crimen organizado, la policía
de Arturo Bermúdez Zurita, la de su superpolicía Marcos Conde, hoy en
prisión, con las bandas que siembran muerte y dolor.
Y
entonces ocurrió el asedio, la muerte tocando a su puerta, con el
señuelo de Telmex, el mantenimiento por un daño a las líneas telefónicas
que no existía, los tipos con playera de la empresa pero con botas tipo
policíaca.
Por
él fue la Fiscalía General, la de “Culín” Bravo, a Oaxaca. Lo trajeron a
Veracruz, lo llevaron a Xalapa, le ofrecieron protección. Y terminó
muerto, baleado en su hogar, sin vida en una clínica del IMSS.
Del crimen de Pedro Tamayo, dice El Piñero de la Cuenca:
“Tal
como se recuerda, Tamayo Rosas se encontraba bajo la protección de la
Secretaría de Seguridad Pública del Estado luego de que el pasado mes de
enero se ausentara de su sitio de residencia por amenazas de un grupo
delictivo.
“En aquella
ocasión, en respuesta, la Fiscalía General del Estado indicó que
investigaría su caso y le daría la protección debida.
“La
indignación es nada para las exigencias de justicia que los
comunicadores deseamos para este cúmulo de agresiones en territorio
veracruzano”.
Cierto, la
indignación es nada ante un gobierno que colecciona crímenes de
periodistas, que hostiga y desdeña, que genera las condiciones de
violencia, que provoca el agravio. Si insulta el gobernador a la prensa,
la insulta todo el aparato de poder, incluida la policía corrupta. Si
increpa Javier Duarte, increpa toda la familia política, incluida la
policía que se habla de tú con el narco, que le sirve, que levanta
gente, inocentes o no, y los entrega para verlos morir.
Ingresa
Pedro Tamayo a la estadística fatal de Javier Duarte. Es el periodista
número 19 en ser asesinado durante el gobierno del priista, rijoso con
los comunicadores, tildándolos de “manzanas podridas”, sugiriéndoles
“que se porten bien” porque vienen cosas peores.
Y tiene razón. Lo peor ya está aquí.
Pedro
Tamayo es el número 19. Le antecedieron Noel López Olguín, Milo Vela,
Misael López Solana, Yolanda Ordaz, Regina Martínez, Gabriel Huge,
Guillermo Luna Varela, Irasema Becerra, Esteban Rodríguez, Víctor Manuel
Báez Chino, Gregorio Jiménez de la Cruz, Moisés Sánchez Cerezo, Armando
Saldaña, Juan Mendoza Delgado, Octavio Rojas Hernández, Rubén Espinoza
Becerril, Anabel Flores Salazar y Manuel Torres González.
Hay
tres periodistas desaparecidos: Sergio Landa Rosales, Miguel Morales
Estrada y Gabriel Fonseca Hernández y Cecilio Rodríguez Domínguez.
Otro,
Juan Santos Carrera, había sido corresponsal de Telever, filial de
Televisa. Murió acribillado en el bar La Taberna, en Orizaba,
supuestamente operando para un jefe de plaza de Los Zetas, Juan Marquez
Balderas, alias El Chichi, a quien la Fiscalía de “Culín” dio por muerto
y meses después fue aprehendido en un retén.
Terrible final el de Pedro Tamayo
Rosas. Huía de la muerte, se refugió en Oaxaca, lo halló la Fiscalía de
Veracruz, la fiscalía duartista, y lo repatrió con la promesa de
seguridad y paz.
Volvió a Veracruz sólo para morir violentamente.
–
Archivo muerto
–
Lacayos
de Javier Duarte, los diputados cómplices ya consuman el atraco a las
finanzas de Veracruz. Se filtra el dictamen suscrito por once
legisladores, constituyendo el fideicomiso con el que se le pagará a los
acreedores duartistas, las empresas de los amigos, empleados y socios
políticos del gobernador. Es un albazo, acusa en las redes sociales y
en su portal Crónica de Xalapa, exhibiendo la trastada de Javier Duarte y
sus 40 ladrones. Ahí se dispone que el impuesto del 3 por ciento a la
nómina sea para cubrir hasta por 10 años la deuda que hereda el
gordobés, desvirtuando su origen, la obra pública, y que entraña un
agravio más. Conforman la lista de acreedores las empresas duartistas,
que nunca le hicieron un servicio al gobierno, que nunca cumplieron con
obra alguna, los medios que son su aplauso indigno simulaban que le
hacían imagen al desgobernador. Va el dictamen y lo aprobará la la
mayoría priista y sus satélites, validado por la rémora Callejas, el
pastor de los indignos rufianes que constituyen el Cártel del
Congreso… Como es un impuesto que se lo van a robar, allá quien lo
pague. De ahí que Miguel Ángel Yunes inste a los empresarios a no
aportar, ofreciendo el gobernador electo que una vez en el cargo habrá
de eximir de multas y recargos a quienes no lo hayan manifestado. Lo
expone en video, inundadas las redes sociales, expresando que el
fideicomiso urdido entre Javier Duarte y sus diputados cómplices es
lesivo para las finanzas de Veracruz, saldando deuda con la runfla que
robó y ayudó a robar al gobernador, con empresas fantasma y servicios
inexistentes. Así que allá quien lo quiera pagar. No habrá sanción…
Semana fatal la de Arturo Bermúdez Zurita. Le exhiben sus negocios de
seguridad privada, en ellos sus hermanos, mamá e hijos como socios, su
operador cobrando más de 71 millones de pesos a la Secretaría de
Seguridad Pública, y ahora enfrenta una denuncia penal. Lo acusa el
autor del sainete, Miguel Ángel Yunes Linares, el que destapó la cloaca,
el que mostró la evidencia de que el falso “general” es patético como
secretario de Seguridad Pública, pero exitoso como empresario de
la seguridad privada, la hotelería, la operación inmobiliaria, el
transporte, el pulque, la torta, la aviación y los casinos. Junto con
Antonio Gómez Pelegrín, titular de Finanzas y Planeación, fue denunciado
Bermúdez Zurita ante la Fiscalía General de Veracruz por tráfico de
influencias, abuso de autoridad e incumplimiento de un deber legal. Uno y
otro, Bermúdez y Gómez Pelegrín, incluyeron en la relación de
acreedores a las empresas del Clan Bermúdez y al socio clave de
los trastupijes, Roberto Esquivel Hernández, el oscuro personaje que
unas veces es comisario y otras apoderado en las sociedades mercantiles.
Hayan retirado o no a Roberto Esquivel de la lista de acreedores,
apenas estalló el escándalo, los actos de autoridad son hechos
consumados, tácitas violaciones a la ley… Ego puro el de Rocío Nahle.
Invita a su informe de actividades y lo adorna con un colage de imágenes
donde la estrella bajada del cielo es Rocío Nahle. Fotografías con
quien sea, en la Cámara de Diputados, micrófono en mano, en la
tribuna mayor, con la bandera a su espalda, en comisiones. Primero el
ego, luego el ego, siempre el ego. ¿Y los resultados de su gestión? No
propuestas. Resultados… A celebrar todos. Fanática de toda celebración,
Judith González Sheridan —July Sheridan para los amigos— quiere fiesta
una vez que el Tribunal Electoral de Veracruz desechó impugnaciones
de los partidos que la contienda. July es ya diputada electa por
Minatitlán y su primera reacción es celebrar. No falta quien proponga
que mejor trabaje, que para eso la contratan los votantes. ¿Sabrá que el
Congreso de Veracruz nada tiene que ver con un gimnasio y mucho menos
con un antro, que son su pasión?…
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mussioc2@nullgmail.com
mussiocardenas_arellano@nullhotmail.com
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