domingo, 20 de noviembre de 2016

¿A quién representa Amnistía Internacional?


¿A quién representa Amnistía Internacional?


¿A quién representa Amnistía Internacional?


Amnistía Internacional exigiendo en esta manifestación que el presidente ruso deje de apoyar al Gobierno legítimo de Siria, que está sufriendo un constante y terrible ataque terrorista de organizaciones mercenarias vinculadas a Al Qaeda. Si fuera Inglaterra la que sufriese los atentados e invasión terrorista y la ayudase su aliado norteamericano, nunca veríamos tales protestas; bien al contrario, denunciarían a los fomentadores y financiadores de tales perpetradores de crímenes a sueldo.


A continuación tienen el siguiente artículo de una persona exactivista de Amnistía Internacional, que se dio cuenta de la doble vara de medir de tal organización, utilizando deshonestamente los derechos humanos con fines bien poco confesables.


¿A quién representa Amnistía Internacional?

por Raquel Rosario Sánchez, elCaribe.com, 24.10.2016.


No alego imparcialidad; fui activista de Amnistía Internacional por varios años. Acudía a eventos, apoyé económicamente y enviaba cartas a gobiernos (incluyendo el nuestro) en representación de Amnistía por mucho tiempo.

En aquel entonces, yo creía fielmente en los ideales públicos de la organización. Envié cientos de cartas, todas a mano y con mucho entusiasmo. No me arrepiento de ninguna, pero sí me duele todo lo que he aprendido desde que me sentaba, bolígrafo en mano, a escribir…



Hablando claro: Amnistía Internacional, como muchas otras organizaciones no gubernamentales, aboga “por los derechos humanos” siempre dependiendo de la coyuntura y siempre respondiendo a los intereses económicos que aprueban las maniobras tras bambalinas. No son conjeturas mías; ya lo han demostrado en varias ocasiones.

Una de estas fue cuando se convirtieron en defensores de los derechos de hombres a explotar sexualmente a mujeres y niñas, pero escondido bajo un palabrerío progre bien deshonesto.

De manera algo sádica confeccionaron su política en favor de la descriminalización total de la prostitución (incluido el proxenetismo y los burdeles) ... con proxenetas y echando a un lado la opinión de sobrevivientes y mujeres prostituidas.

Otra ocasión fue cuando instaron a la OTAN a que continuara bombardeando Afganistán en el 2012 supuestamente “para salvaguardar los derechos humanos de las mujeres”.


El afiche de Amnistía Internacional exclamaba “OTAN: ¡QUE EL PROGRESO NO SE DETENGA!” El analista político Mikel Itulain nos recuerda: “Las guerras no se justifican por motivos económicos, aunque estos sean los motivos principales.

También debemos recordar que no son los grandes propietarios los que salen a defenderla. No, para eso están otras organizaciones, que engañarán y moverán al público.

Son más peligrosas que ninguna… especialmente las organizaciones humanitarias. Amnistía Internacional está financiada por las corporaciones y (cumple) esta función”.



Hablando honestamente, Amnistía está en contra de quienes están en contra de los intereses económicos y políticos que la financian.

Funciona como el brazo propagandístico de estados de occidente de dinero (algo así como su “soft power” o poder suave) a tal punto que están dispuestos a distorsionar la información referente a la actual guerra internacional que se vive con cadáveres sirios (y en su momento libaneses) para que sus marioneteros queden iluminados con la mejor luz.

Analizado desde el punto de vista de las relaciones internacionales, estamos hablando de la misma guerra fría de los 80’s solo que hoy en día se vive con miradas gélidas en las sesiones de fotos entre Putin-Obama y cuerpos bien calientes acribillados en el Medio Oriente.

Todo traducido a los medios de comunicación por ONGs humanitarias que se conocen el palabrerío progre de cabo a rabo pero que vienen subvencionados de los mismos tíos Sam de siempre. A Amnistía Internacional también le encanta sufrir de miopía ante la hecatombe geopolítica que es el conflicto Israelí-Palestino. Al abusador bien financiado lo presentan como la gran víctima y a la bien mallugada mártir la presentan como la gran perpetradora.




Lógicamente, Amnistía alega que estas controversias son solo fruto de confusiones, todo escrito de manera muy bonita. Me pregunto si detrás de su reaparición en la palestra pública dominicana se encontrarán unos supuestos 1,500 casos que nadie nunca ha podido comprobar, pero que ya han hecho quedar muy mal a personalidades de su misma línea. Y es que una de sus directoras ejecutivas más recientes había trabajado anteriormente al más alto nivel del Departamento de Estado de los Estados Unidos.

El actual tiene un salario de £210,000 libras esterlinas al año.

Y la anterior llamada Irene Kahn fue expulsada vergonzosamente porque se atrevió a decir que la prisión estadounidense en suelo cubano de Guantánamo era un “gulag” y que Estados Unidos “se burla del estado de derecho y los derechos humanos al mismo tiempo que permite que otros cometan abusos con impunidad” en un reporte.




Eso no le gusto para nada a los verdaderos dueños de Amnistía.

Su junta directiva la despidió deshonrosamente pero no antes de que dentro y fuera de la organización la desacreditaran llamándole hasta “histérica”.

El antiguo vicepresidente de EE. UU, Dick Cheney dijo sentirse “muy ofendido”, lo que nos indica que la falta fue gravísima.

Para poderla botar le pagaron casi $900,000 dólares… dinero en parte proveniente claro está de donantes y de un voluntariado iluso (como yo en mi momento) que se suponía que sería destinado a financiar la defensa de los derechos humanos.




No entiendo… si Amnistía Internacional alega que es una organización “independiente de ideologías políticas, intereses económicos o religiosos” y que “ningún gobierno está exento de escrutinio”, ¿entonces cuál fue el problema con las declaraciones de Khan? ¿Será que hay coyunturas y países a los que sí se puede interrogar y países a los que no?


A mi entender, todos los países violan derechos humanos. Que se investiguen y que se presione a t-o-d-o-s sin excepción.

Desde el más chiquitito hasta el imperio más hegemoni… ¡hasta el más grandote! Nosotros no somos santos libres de pecado y bastantes violaciones cometemos. Pero que feo es ver organizaciones haciéndose la vista gorda con unos y ensañándose con otros.

Que feo es verlas “acostillándose” de personas con precariedades, cuando les conviene y para sacarles provecho. Y que feo ver una sociedad civil que o no sabe investigar y analizar esta doble moral, o a quienes no les importa.

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