lunes, 12 de diciembre de 2016

Borrar Palestina: Del hecho consumado a las leyes (I)



Borrar Palestina: Del hecho consumado a las leyes (I)

El inminente desmantelamiento del asentamiento judío no autorizado de Amona pone de relieve el interés estratégico que estas colonias tienen para el Estado de Israel.
12 diciembre 2016
Borrar Palestina: Del hecho consumado a las leyes (I)
Asentamiento no autorizado de Amona, en Cisjordania.

GAZA (PALESTINA) // Una mujer ataviada con una amplia y larga falda, una camisa blanca hasta las rodillas, un abrigo verde y con un pañuelo sobre la cabeza al modo campesino, empuja con todas sus fuerzas el escudo protector tras el cual se sitúa toda una unidad antidisturbios. Esta imagen, fotografiada en 2006 en territorio palestino ocupado, dio la vuelta al mundo y ahora vuelve a ilustrar las noticias israelíes. Se trata de la evacuación, por parte de las fuerzas hebreas, del asentamiento no autorizado de Amona, donde varias familias de colonos judíos habían decidido establecerse aun quebrantando la propia ley israelí.
Amona logró sobrevivir gracias a un permiso de la Corte Suprema, pero está previsto que el 25 de diciembre se repita la escena de evacuación forzada. En los medios hebreos se vislumbra el temor de que estallen violentos enfrentamientos entre los colonos sionistas religiosos que ocupan ese territorio, perteneciente a Palestina, y las unidades armadas israelíes. Esto daría una imagen negativa del gobierno de Israel, y bien lo sabe el Partido Likud del primer ministro, Benyamín Netanyahu. De ahí que uno de sus diputados, el extremista Glick, haya comenzado a lanzar mensajes a los colonos: “Queridos amigos (…). No hay razón para impedir la evacuación (…). Si los residentes de Amona quisieran hacer lo correcto y aparecer como los ganadores, harían las maletas y saldrían por su propia cuenta. Contribuiría a los asentamientos un millón de veces más”.
A esta decisión se le añade, como bastón de apoyo, la aprobación de una primera lectura de una nueva ley israelí que legalizaría el resto de asentamientos no autorizados de Cisjordania: pasarían a estar bajo cobertura oficial del gobierno, junto a las colonias o asentamientos legales.
Ismael Mohra, experto palestinos en Asuntos Israelíes, con hebreo fluido y trabajo diario de análisis del campo israelí, explica que para comprender la importancia estratégica de los asentamientos legales e ilegales es importante recordar al general israelí Yigael Yadin, jefe de operaciones de la Haganah, que en 1977 se convirtió en viceprimer ministro del país. “Yadin diseñó un plan estratégico que garantizara la seguridad del Estado de Israel mediante la construcción de asentamientos en la frontera este. En Jerusalén, expandirían la zona de administración del ayuntamiento para lograr la Gran Jerusalén”, explica Mohra.
580.000 colonos judíos
En aquellos tiempos se hablaba de la construcción de dos, cinco asentamientos. Se tomaban pequeños pasos con una intención largoplacista. El tema de los asentamientos en Cisjordania era razón de acalorados debates en el Parlamento. El exprimer ministro Ariel Sharon siempre quería más y más asentamientos, y la izquierda laborista prometía cooperación. De este modo se alcanzaron los 200 asentamientos. En ellos viven 580.000 colonos, judíos que residen en territorio palestino ocupado y que, a razón de cada mes o cada semana, dan la bienvenida a la aprobación de cientos de nuevos apartamentos.
Mohra afirma que, en la actualidad, los asentamientos son un tema de unanimidad parlamentaria y que aquellos asentamientos ilegales que crecieron a la sombra de Yegal Yadim son “la columna vertebral de cualquier visión de solución política de la diligencia israelí”. En otras palabras: impedir que haya soberanía palestina en la zona fronteriza con Jordania.
La idea de Yadim de crear una zona neutral con asentamientos que permitiera “defender” las “fronteras israelíes” había sido propuesta con anterioridad por el laborista Yigal Allon. El plan Allon, cuya implementación no llegó a su fin aunque parte de su filosofía aún pervive, destruía totalmente Palestina y su futuro Estado soberano con una Cisjordania repartida entre Israel y Jordania. Las propuestas para la franja de Gaza eran inciertas y se llegó a barajar la idea de que formara parte de Egipto.
En paralelo a los planes del gobierno, en los años 70 apareció el movimiento Gush Emunim, una organización judía con una visión de salvación mesiánica basada en la Torá y “la voluntad de Yaveh”. Esta corriente sostiene que el dolor que sufren los judíos desde hace 2.000 años es un castigo de Dios por alejarse de la religión. Hasta aquí coinciden con cualquier grupo religioso judío, pero Gush Emunim añade el tinte sionista: existe la salvación… en la Tierra. Esta salvación terrenal llega a través de la limpieza de Israel de gente no judía (gentiles), mediante la construcción de asentamientos (aunque sean ilegales) repletos de judíos.
Gush Emunim levantó el asentamiento ilegal de Ofra en 1975 sobre territorio palestino. En un momento dado algunos de sus colonos pensaron que estaba demasiado poblado y decidieron crear uno nuevo, el de Amona, en 1995. “Los colonos que crean asentamientos ilegales son los pioneros de la colonización. Algunos han sido legalizados por el gobierno israelí que, bajo el pretexto de ser vidas humanas, comienzan a construirles infraestructuras, carreteras, a proveerles de agua y electricidad. Estas colonias ilegales son el comienzo del futuro asentamiento”, remata Mohra.

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