Donald Trump, quiere
acordar con Vladímir Putin una reducción considerable de los arsenales
nucleares a cambio de la retirada parcial o total de las sanciones
económicas.
Fuente:Ramil Sitdikov/RIA Novosti
“Los
países occidentales tienen sanciones contra Rusia. Vamos a ver si
podemos llegar a algún buen acuerdo con Rusia”, declaraba el presidente
electo estadounidense en una entrevista al diario británico The Times. “Para
empezar, creo que deberíamos reducir considerablemente el número de
armas nucleares”. Rusia está pasando por graves problemas debido a las
sanciones, pero creo que puede suceder algo que beneficie a mucha
gente”.
Estas nuevas
declaraciones de Trump se contradicen con otras declaraciones de finales
de 2016. Hace un mes, el futuro jefe de la Casa Blanca opinaba que su
país tenía una gran necesidad de “reforzar e incrementar su potencial
nuclear”.
La postura del Kremlin
Por
ahora, Moscú ha preferido no comentar las nuevas declaraciones del
futuro presidente de EE UU. Dmitri Peskov, secretario de prensa del
presidente, ha instado a los periodistas a “armarse de paciencia”.
“Primero
armémonos de paciencia y esperemos hasta el momento en que el señor
Trump ocupe definitivamente el puesto de presidente, y después daremos
nuestras valoraciones sobre distintas de sus iniciativas”, declaraba
Peskov.
Argumentos a favor
“Se
trata de una propuesta beneficiosa para Rusia y, si es viable, hay que
aceptarla. Sin embargo, Trump es imprevisible: hoy dice una cosa, y
mañana dice otra. Hay que esperar una propuesta oficial a Putin o al
menos una llamada del nuevo secretario de Estado de EE UU al ministro de
Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov”, declara a RBTH Vladímir Dvorkin,
general retirado e investigador jefe del Instituto de Economía Mundial y
Relaciones Internacionales de la Academia Rusa de Ciencias.
Según
el experto, en la propuesta de reducir los arsenales nucleares no hay
nada nuevo: Barack Obama ya habló en 2013 de la necesidad de reducir en
una tercera parte el número de ojivas nucleares desplegadas.
Según
el Acuerdo firmado en Praga en 2010, EE UU y la Federación Rusa
establecieron un límite de 1550 cabezas nucleares desplegadas en todos
los tipos de lanzaderas.
Argumentos en contra
“Los
estadounidenses proponen reducir el número de cabezas nucleares
desplegadas hasta las 1000 unidades y de todos los tipos de lanzaderas
hasta las 500 unidades. Pero hay que entender que las armas nucleares de
Rusia y de EE UU tienen usos distintos. Para Moscú se trata de un medio
de contención, y para Washington es un obús que no se puede utilizar en
el campo de batalla y que cuesta mucho dinero de mantener”, declara a
RBTH Víktor Litovkin, experto militar de la agencia TASS.
A
modo de sustitución de las armas nucleares, los estadounidenses están
desarrollando y adoptando en sus fuerzas armadas misiles de crucero que
cuentan con las mismas características de potencia que las cabezas
nucleares, comenta el experto.
“En
las guerras modernas no hacen falta armas con una potencia de 300
kilotones y una desviación del objetivo de decenas de kilómetros. A
diferencia de los sistemas de hace 50 años, hoy en día todas las armas
son de alta precisión. Es suficiente con una carga de 100 kilotones que
no deja tras de sí rastros de radiación en la zona ni tiene un efecto
psicológico tan grave en la gente de todo el mundo”, añade el analista.
Según
Litovkin, para que las negociaciones con Rusia sobre el desarme nuclear
tengan éxito no solo es necesario anular las sanciones, sino también
descargar la tensión en la situación geopolítica en Europa y en el resto
del mundo.
“Resultará
difícil negociar con Moscú la reducción del número de cabezas nucleares
cuando en los países del Báltico se crean nuevas brigadas de la OTAN y
en Polonia y Rumanía se despliegan nuevos sistemas del Escudo Antimisiles que pueden pasar rápidamente de la defensa al ataque”, añade el experto.
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