Y las crisis económicas se producen más cuando gobierna...
La respuesta a esta intrigante pregunta es sin duda algo a tener en cuenta a la hora de votar, puesto que el discurso económico nunca falta en las campañas electorales. Ya les adelanto que no esperen que les demos desde aquí una interpretación subjetiva o una pauta lejos de nuestra intención. Ya saben que la tónica habitual de estas páginas es darles a ustedes datos meramente objetivos para que sean ustedes los que se formen su propia opinión, tan válida como la nuestra siempre que se hayan informado debidamente y hayan usado de forma diligente su capacidad de razonamiento.
El origen de la cuestión
Tampoco les puedo negar que abordamos hoy esta cuestión por el compromiso que sentimos que tenemos para con la economía, algo que no sólo viene por el color salmón de nuestras páginas, sino también porque ya saben que siempre les digo que en el fondo de la economía depende todo. Sin dinero lamentablemente no hay sanidad, ni educación, ni cultura, ni ninguna de esas variables socioeconómicas de las que a menudo les hablo y que contribuyen decisivamente a definir nuestro bienestar y nuestro progreso como socioeconomía, además de la sostenibilidad de nuestros sistemas políticos.
El caso de Estados Unidos
Empezando con datos objetivos, el autor del blog de PIMCO aporta la información relevante de que 9 de las 10 últimas recesiones que ha sufrido Estados Unidos han tenido lugar durante la presidencia de un presidente republicano. Además, otro dato significativo es que todos y cada uno de los 6 presidentes republicanos que ha tenido Estados Unidos desde la Segunda Guerra Mundial han ejercido su presidencia teniendo que afrontar en algún momento de su legislatura una recesión económica.
En lo que se refiere al caso de Estados Unidos, también les exponemos a continuación algunos razonamientos que tiñen el debate político en el país de las barras y estrellas. Lo hacemos con el objetivo deber de exponerles los argumentos tanto a favor como en contra de la respuesta más obvia, a la vista de los datos que revelan la respuesta de que las crisis ocurren durante legislaturas republicanas.
Pro-republicanos y pro-demócratas hacen interpretaciones opuestas de los datos
Por el contrario, el argumentario de corte izquierdista aduce que prima la evidencia de que las crisis son cosa de legislaturas republicanas. Los motivos por los que los pro-demócratas explican los datos anteriores van desde que los presidentes republicanos son incompetentes, hasta que no se preocupan por el destino económico de ciudadano común de clase media, puesto que sus bases no sufren con la misma intensidad el deterioro del empleo que inevitablemente acompaña a las crisis económicas.
También es cierto que varios de los presidentes iconos del Partido Republicano deberían haber sido conscientes de esta teoría antes incluso de que fuese publicada a mediados de la década de los 70. Si bien este punto no es tampoco descartable dada la lógica electoral de la teoría en cuestión, algo para lo cual los políticos son especialmente perspicaces porque, entre otras cosas, el puesto les va literalmente en ello. Para finalizar, el autor cierra la parte menos predictiva del artículo apuntando al hecho de que, aunque varias de las recesiones acontecidas bajo mandato republicano se debieron en gran parte a una coincidencia temporal con eventos exógenos como la guerra de Corea o shocks petrolíferos, la Reserva Federal jugó un papel muy relevante a la hora de permitir o frenar estas recesiones.
Y hasta aquí la exposición de los puntos más importantes del artículo del blog de PIMCO y de la casuística particular del caso estadounidense. Pasemos a analizar el caso español que, al fin y al cabo, es en lo que verdaderamente este artículo trata de aportar valor añadido.
El caso de las recesiones que ha sufrido España
Efectivamente, dentro del periodo democrático, debemos tomar como punto de partida el cierre de la transición española, pues durante este periodo la complicada y convulsa situación política y social hacen que el desempeño económico no sea atribuíble al color del gobierno en el poder, y por lo tanto no supongan una muestra significativa para nuestro análisis. Y el hecho es que además, tras entrar España en la CEE, la economía española ha disfrutado de un largo periodo de expansión económica sin precedentes en la historia económica reciente del país. Desde 1985, y hasta la llegada de la Gran Recesión de 2007, que en el caso español algunos no dudan en calificar de auténtica depresión, España sólo ha experimentado una recesión en periodo 1992-1993.
Por otro lado, lo cierto es que, incluso aunque tuviésemos un periodo de muestra con más eventos estadísticos, hay que tener en cuenta que la fecha de suceso de las diferentes crisis en el caso español es mucho menos significativa en clave política nacional que en el caso estadounidense. Ello es simplemente debido a que la capacidad de contagio de una crisis económica de Estados Unidos a España es infinitamente mayor que en el caso contrario. Pero ello no quita que efectivamente haya otros condicionantes nacionales que puedan potenciar o mitigar las crisis internacionales que acaban siendo contagiadas a la economía española. También es cierto que por ejemplo en la terrible crisis inmobiliaria española iniciada en 2007, aunque fue una crisis que tuvo su origen en Estados Unidos, el burbujeante panorama español hizo de catastrófico multiplicador al denominar la Gran Recesión en pesetas (digo euros). De hecho, si la crisis subprime no hubiese explotado al otro lado del Atlántico, es seguro que nuestra burbuja habría acabado pinchando por sí sola.
Cerraremos este artículo simplemente aportando el juicio de valor propio de que un servidor cree que un factor clave, que se ha pasado por alto en este tema a ambos lados el Atlántico, es que es también es muy importante la racionalidad y el buen hacer personal de un dirigente concreto, sea del color que fuere, y es muy arriegado caer en la despersonalización que puede suponer valorarlo tan sólo como parte del colectivo de su partido político. Y ahora les dejo con sus propias reflexiones internas, y tan sólo les aconsejo que traten de no caer en la trampa que nos tienden demasiadas formaciones políticas de que votemos colores en vez de personas, o lo que es lo mismo, de que votemos con el corazón en vez de con la cabeza. Votar pasionamente es votar de forma mucho menos reflexiva y objetiva, y supone un voto casi siempre incondicional para el partido de turno, algo que obviamente está entre sus intereses más inmediatos.
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