China considera que el proteccionismo económico de Trump conduce a la guerra
Jack Ma, presidente de Alibaba |
Jack Ma, el segundo hombre más rico de China, dijo el lunes durante una visita a Australia, que “todo mundo está preocupado por la guerra comercial. Si el comercio para, la guerra empieza”.
Ma, presidente de Alibaba, el gigante del comercio electrónico de China, se reunió con Trump unos días antes de su toma de posesión y en Australia advirtió de los riesgos de las medidas proteccionistas de Estados Unidos, no sólo en el aspecto económico, sino también en el militar.
A los foros a los que acude, el capitalista chino difunde los beneficios del llamado libre mercado, y considera que Trump es un proteccionista que quiere gravar con impuestos aduaneros a las importaciones procedentes de México, China y otras latitudes, pese a que esto viola las reglas de la Organización Mundial de Comercio.
El problema del proteccionismo es que conduce a que todos los países lo imiten, una carrera en la que toda barrera arancelaria contra la entrada de una determinada mercancía, es contestada con una medida similar del otro lado, una guerra comercial que termina siendo armada.
De ahí que en el portal del Ejército Popular de Liberación, un alto oficial ha publicado que con Trump una guerra es “no sólo una consigna” sino que se está convirtiendo en una “realidad práctica”.
El lema de Jack Ma es el mismo que el de su gobierno: “el comercio ayuda a la gente a comunicarse”. El 11 de diciembre del pasado año, mientras China celebraba el 15 aniversario de su adhesión a la Organización Mundial del Comercio, los medios de comunicación públicos alardeaban de que su país se había “convertido en un referente del libre comercio mundial y un ejemplo de la globalización en general”.
Es una paradoja total: mientras Pekín se ha convertido en La Meca del libre comercio mundial, su máximo exponente, la Organización Mundial de Comercio, le niega el estatuto de economía de mercado. La explicación es la siguiente: las disputas internas entre los miembros de dicha Organización no se resuelven por medio de un mercado libre sino por la fuerza y en ella los países más fuertes acusan a China de dumping.
El 11 de diciembre China se quejó contra Estados Unidos y la Unión Europea por no considerar a su país como un miembro de pleno derecho de la Organización Mundial de Comercio, algo que en Pekín daban por sentado en base al acuerdo de adhesión de 2001. Pero las potencias dominantes son las que ponen y quitan las etiquetas.
Entre esas potencias está, naturalmente, Estados Unidos. Pero si Trump sigue adelante con el proteccionismo va a resultar que quien no es una economía de mercado es... Estados Unidos. ¿Le rebajarán a la misma condición que China, es decir, dejará de ser un miembro de pleno de recho de la Organización Mundial de Comercio?
Ma, presidente de Alibaba, el gigante del comercio electrónico de China, se reunió con Trump unos días antes de su toma de posesión y en Australia advirtió de los riesgos de las medidas proteccionistas de Estados Unidos, no sólo en el aspecto económico, sino también en el militar.
A los foros a los que acude, el capitalista chino difunde los beneficios del llamado libre mercado, y considera que Trump es un proteccionista que quiere gravar con impuestos aduaneros a las importaciones procedentes de México, China y otras latitudes, pese a que esto viola las reglas de la Organización Mundial de Comercio.
El problema del proteccionismo es que conduce a que todos los países lo imiten, una carrera en la que toda barrera arancelaria contra la entrada de una determinada mercancía, es contestada con una medida similar del otro lado, una guerra comercial que termina siendo armada.
De ahí que en el portal del Ejército Popular de Liberación, un alto oficial ha publicado que con Trump una guerra es “no sólo una consigna” sino que se está convirtiendo en una “realidad práctica”.
El lema de Jack Ma es el mismo que el de su gobierno: “el comercio ayuda a la gente a comunicarse”. El 11 de diciembre del pasado año, mientras China celebraba el 15 aniversario de su adhesión a la Organización Mundial del Comercio, los medios de comunicación públicos alardeaban de que su país se había “convertido en un referente del libre comercio mundial y un ejemplo de la globalización en general”.
Es una paradoja total: mientras Pekín se ha convertido en La Meca del libre comercio mundial, su máximo exponente, la Organización Mundial de Comercio, le niega el estatuto de economía de mercado. La explicación es la siguiente: las disputas internas entre los miembros de dicha Organización no se resuelven por medio de un mercado libre sino por la fuerza y en ella los países más fuertes acusan a China de dumping.
El 11 de diciembre China se quejó contra Estados Unidos y la Unión Europea por no considerar a su país como un miembro de pleno derecho de la Organización Mundial de Comercio, algo que en Pekín daban por sentado en base al acuerdo de adhesión de 2001. Pero las potencias dominantes son las que ponen y quitan las etiquetas.
Entre esas potencias está, naturalmente, Estados Unidos. Pero si Trump sigue adelante con el proteccionismo va a resultar que quien no es una economía de mercado es... Estados Unidos. ¿Le rebajarán a la misma condición que China, es decir, dejará de ser un miembro de pleno de recho de la Organización Mundial de Comercio?
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